Suplementos | Andrea Martínez Crowther es la directora mexicana de este documental Ciclo: épica de una historia familiar Andrea Martínez Crowther es la directora mexicana de este documental que se estrenó en el mismo día mundial de la bicicleta; está musicalizado por el francés Yann Tiersen Por: EL INFORMADOR 20 de abril de 2013 - 19:26 hs Dos hermanos, Arturo y Gustavo Martínez, padre y tío de la directora, salen con el objetivo de cruzar el continente en bicicleta. ESPECIAL / GUADALAJARA, JALISCO (21/ABR/2013).- Para la cineasta Andrea Martínez Crowther era algo normal contar en la escuela que su padre y su tío cruzaron Norteamérica desde Pachuca, en bicicleta. En ese entonces, ella ignoraba que fueron los primeros mexicanos en hacerlo, motivados por el señor “Bonnefoi”, un francés residente en Pachuca que tenía el proyecto de armar un equipo de ciclistas que cruzaran el norte del continente. El plan se pospuso, pero no amedrentó a los hermanos Gustavo y Arturo Martínez quienes tomaron la decisión de hacer el viaje por su cuenta, los dos, solos. Después de tres meses, cruzando ciudades y pueblos, de ser el tema en los periódicos locales de los lugares que visitaban los hermanos Martínez llegaron finalmente a Canadá en donde conocieron a sus esposas. Un hermano se quedó en ese país, el otro después de casarse en segundas nupcias se estableció en México. Medio siglo después, Andrea decidió llevar esta aventura a la pantalla grande. Invita a los dos ciclistas a hace el mismo recorrido. Entre recortes de prensa, imágenes en súper ocho y viejas fotografías, el documental que se estrenó este viernes, Día Mundial de la Bicicleta, alterna el primer recorrido con los mismos protagonistas cinco décadas después, visitando los lugares a los que llegaron en su primer viaje. La cinta va así revelando las personalidades de los viajeros, quienes adoptan el inglés como idioma para comunicarse conforme avanza la película, pero donde el carácter, mexicano, se acentúa conforme van interactuando con los habitantes de los países del norte. “Yo tenia la idea de hacer el documental, recorriendo ese mismo camino, esa siempre fue la idea, enfocándome en el viaje en si, en las anécdotas, pero ya que hice la película, me di cuenta que el viaje era realmente el pretexto para. El viaje era nuestro hilo conductor, pero no es una película acerca de un viaje es acerca de varios viajes”. Cómo en cualquier viaje, en donde uno no viaja sólo, sino que lleva un abundante equipaje de recuerdos, el documental va revelando las alegrías, los secretos y las heridas de la memoria familiar. Una de las escenas nos presenta el reencuentro del padre y la madre de Andrea, esta última afectada por una enfermedad degenerativa. En otras escenas el documental revela la existencia de una primera mujer en la vida de su padre, una mujer australiana, que falleció durante la luna de miel. Así, Martínez Crowther, hace de un viaje en bicicleta un tejido de su historia personal, un documento revelador y catártico en donde las dudas o misterios conforman un guión de preguntas, a las que el padre y el tío responden en un cuarto de hotel, en un restaurante de algún pueblo canadiense. El resultado es una obra audiovisual llena de humor, llena de multiculturalidad en gran medida por los lazos que hacen su padre y su tío al llegar a otro país, pero donde también, se van descubriendo las heridas y las dichas de la historia familiar, donde la cámara es el medio para ventilar los misterios. Martínez Crowther estudió en México e hizo una maestría en Cine con una beca de la fundación Fulbright en Los Angeles, California. Conoció al padre de su hija allá y decidieron regresar a su país de origen cuando ella estaba embarazada. Ganó una convocatoria organizado por Laboratorio Toscano y el Instituto Sundance, y respaldada por Guillermo del Toro escribió y dirigió su primer largometraje, “Cosas Insignificantes” En entrevista, cuenta sobre su proceso como cineasta, y sobre la producción de este documental que entre otras de sus sorpresas está musicalizado por el artista francés Yann Tiersen. —¿Cómo fue su entrada al mundo del cine en México? —Por más que uno diga, híjole que padre estudiar fuera, uno pierde conectes, cuando veo a los chavos del CCC y del CUEC, ellos, ya empiezan a trabaja , conocen a sus colegas , generan trabajos entre ellos mismos, entonces cuando se gradúan, de alguna manera ya están adentro, yo llegué y estaba muy norteada, no tenía ni idea. Obviamente nadie me quería contratar, con la panza de embarazada ¿quién, no? Pero cuando a Camila tenia dos semanas de haber nacido, todavía la llevaba en un reboso, dentro del contexto de un festival que ya no existe, creo que era de escuelas de cine, mi corto participó en un festival, el de ´Durango Bride´ y vi que iba a haber un encuentro de cortometrajes. Fui al encuentro y Valentina Leduc había ganado un premio y lo que ella quería hacer era producir 10 cortometrajes de 10 directores, y como ya tenía armado el proyecto, le propuse hacer el making off, fue ofrecer mis servicios sin cobrar, y eso hice, iba con Camila en un rinconcito y yo con la cámara, grabando , fue una locura, pero conocí a mucha gente. —¿Cuál ha sido su experiencia produciendo tu largo de ficción y ahora el documental de Ciclo? —Mi largo de ficción de “Cosas insignificantes” fue frustrante, porque muchas veces estuvimos a punto de arrancar y se caía, además me divorcié estaba viviendo sola con mi hija, tenia que ganarme la vida, y tenia que hacer continuidad que no me gustaba tanto, ese tipo de historias, el 80 % de la gente que hace cine vive cosas similares, o sea, si es complicado levantar proyectos. Finalmente el rodaje fue un proceso que gocé, me encantó dirigir a los actores, pero la distribución fue horrible, estrenamos con la influenza , estuvo una semana en los cines porque se cerraron y no la volvieron a sacar, ahí no tuve nada que ver porque yo no era dueña de mi película, no lo soy. Si fue muy frustrante, pero bueno afortunadamente, el estreno fue en abril del 2009 y para Julio ya estábamos en la carretera filmando CICLO. —¿Y con Ciclo? —Para Ciclo estaba decidida a que yo quería ser dueña de mi película, encontré a Oscar Ramírez, hicimos un scouting y nos divertimos muchísimo, le propuse ser el productor. Oscar tiene una gran cualidad que es que no se limita, en términos de lo que el aspira, él dijo: podemos conseguir Yann Tersen y lo consiguió y fue cosa, de le mandó un screener, lo vio y le gustó, habló con su representante, pero realmente fue así por que le gustó. Sin embargo el financiamiento no acaba. Apoyos que yo dije , es obvio que tienen que apoyar esta película, no nos han apoyado. Como el gobierno de Hidalgo, ya que pienso que es una historia que enaltece a los hidalguenses , se me hacía tan lógico y hasta la fecha, no lo he logrado y a me enoja, no entiendo que no quieran apoyar algo que los enaltece. Sin embargo el apoyo con Martí, fue increíble, nos dieron bastante dinero, las bicis, los uniformes, los cascos y nos van a apoyar mucho en la promoción, es una ventaja extraordinaria para un documental, si nos promocionan en sus redes. Pero definitivamente los primeros apoyos son los impulsos más importantes, para armar el proyecto, y ahora seguimos en pláticas , seguimos buscando dinero, pero mas que nada estamos buscando hacer promoción. —Regresando a Ciclo, el fantasma de la primera esposa de su padre ha estado presente en otras de tus películas. Dónde fue la primera vez que habla de esta mujer? —Yo tenía una obsesión con esta mujer, la manera en como yo me enteré de esta mujer me marcó al grado de estar ya en tres cosas que yo he hecho como cineasta. Durango Bride fue un cortometraje que hice en la maestría y se trata de una niña de 7 , 8 años que en una oficina de migración está sentada con su papá , su mamá y el oficial les está haciendo preguntas. Donde viven, cuantos años tienen cuál es su profesión, cuantas veces han estado casados. La mujer contesta uno, el papá contesta dos y la niña se queda con el ojo cuadrado. Así yo me enteré, en una oficina de migración. Mi papá nunca habló del tema, fue mi mamá quien nos contó de esa mujer. Si le dije a mi papá, que había hecho esa película, pero así fue que en la familia por primera vez se habló de Margaret, ella se murió yo creo que en el 59, y yo hice esta película en el 97 , casi 40 años después. Nadie en la familia había mencionado el asunto, salvo la vez que mi madre nos habló de ellas, así que hubo un cambio muy fuerte en la dinámica… —Sin embargo ahora con Ciclo, fue más lejos hasta el punto de presentar imágenes de ella… —Mi padre encontró una caja, llena de película, que no sabía el que tenía. Las mandamos a Los Ángeles a digitalizarlas y cuando regresan y empiezo a ver, veo la boda de mi papá con Margaret , el 80% eran imágenes de ella y me quedé helada, evidentemente mi papá no sabía que tenia ese material y mi papá nunca lo vio , se casaron, se fueron de luna de miel y se murió, entonces esos videos de su boda, no las había visto hasta que se proyectó el documental por primera vez. Era la primera vez que veía una imagen de Margaret, yo la había creado en mi mente pero nunca había visto una imagen de ella, tenerla en este material súper ocho, fue súper fuerte, para mis hermanas también, era como una figura fantasmal. Teníamos unos abuelos australianos cuando éramos niñas que no sabíamos por qué, era un par de abuelos extras… nos mandaban cartas y regalitos, porque mi madre mantuvo la comunicación con ellos. Eso nos movió a muchos. “Que bueno que lo sacaste”, me dijo la hermana de mi papá, porque si fue como un fantasma ahí enterrado en la familia, no sólo de mi papá, de todos. —Entre documental y ficción, ¿cómo prefiere contar las cosas? —Les llama mucho la atención a las personas que hice una ficción, hice un documental, un largometraje y no me voy por ninguno de los dos porque me encantan , me encanta trabajar con actores, y me encanta lo que la vida ofrece frente a ti en un documental porque eres capaz de contar una historias increíbles. Y es el hilo común que tendrán mis películas hasta el día que me muera. Me gusta lo dulce amargo, que tenga amargura, que tenga tristeza, que tenga dolor, pero que aun así haya un mensaje de esperanza, por eso estamos aquí , si está cabrón, pero vale la pena. En ese sentido , cualquiera que sea el medio seguirá teniendo ese mensaje, porque eso es lo que me interesa contar , no quiero clavarme en lo lúgubre, en lo obscuro, sino que quiero reflejar esa obscuridad, y acabar con luz, que le deje a la gente ganas de vivir. Teníamos unos abuelos australianos cuando éramos niñas que no sabíamos por qué, era un par de abuelos extras… Para saberSinopsis Primero de mayo de 1956. Dos hermanos, Arturo y Gustavo Martínez, padre y tío de la directora, salen de Pachuca, Hidalgo, con el objetivo de cruzar el continente en bicicleta. Ochenta y dos días después llegan a la ciudad de Toronto sin saber que esta hazaña cambiará la ruta de sus vidas. Más de medio siglo después, Arturo y Gustavo vuelven a recorrer el mismo camino en una exploración que hace alusión a la memoria, los ciclos de la vida y el ineludible paso del tiempo. Temas Tapatío Documentales Lee También Todos los estrenos originales de Netflix en octubre de 2025 Samuel Kishi y su cine que cruza fronteras y generaciones Un museo vivo: Experiencias y arte en el Cabañas La gran estafa que nos hizo “americanos” Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones