Jueves, 09 de Octubre 2025
Suplementos | El sepelio de un bar

''Chau Calavera'', los vampiros también lloran

El 8 de septiembre cierra un bar que forjó su propia leyenda a lo largo de 12 breves años: el Calavera, lugar de encuentro para melómanos, periodistas, moneros, futboleros, y hasta para Maná

Por: EL INFORMADOR

Bocanada. El ''Che'' (derecha), dueño del mítico bar, tras la barra junto con Orlando el bartender durante una de las noches de agonía  /

Bocanada. El ''Che'' (derecha), dueño del mítico bar, tras la barra junto con Orlando el bartender durante una de las noches de agonía /

GUADALAJARA, JALISCO (02/SEP/2012).-
 
I

Ahí tienen al bebedor de absenta, arrinconado en la sombra, figura literaria del escritor que ha pasado largas noches en vela refunfuñando contra la actividad febril de los hombres y al compadrito del arrabal, leyenda del tango, el vampiro ese que en su vida no ha visto otro fulgor que no sea el de la farola bajo la cual resplandece el puñal desenvainado. Ellos que saben del significado real del lamento y la nostalgia, ¿cómo no han de chillar cuando cierre la barra? “Hasta luego, este ha sido el último trago, vayan y reconcíliense con la almohada, el trabajo, el coche, el hogar, las quincenas, el tedio de las horas del día”. Vaya manera de arrojar a las almas en pena de regreso al mundo: sin una copa, sin un cigarrillo, sin un peso en el bolsillo, sin el calor de la taberna ni el balbuceo de los parroquianos.

II

Oye tú, Bar Calavera, así lanzaste a las ánimas que dentro de ti se regodearon, las echaste al territorio hostil que es la existencia regular. Una noche reciente dijiste “chau” como cualquier cosa y se apoderó tal congoja de esos amigos tuyos que conociste entre la bruma como si se les hubiese largado la mascota. Será lo mismo que encontrarse con la puerta de casa sellada a cal y canto: aquel llamará, nadie abrirá, ni Joe ni Orlando ni Ada ni Che Bañuelos y ese pobre tendrá que irse a deambular, a gastarse la ansiedad de medianoche en alguna otra barra frente al gerente que pasa el rato haciendo cuentas, sentado bajo un neón estrafalario que ilumina los arrumacos de las parejas que lo circundan.

Te enterrarán después de 12 años, Bar Calavera. Te pareció tiempo suficiente para vivir de la juerga antes de ir a depositar a la tumba esos huesos tuyos roídos por tabaco y whisky. Funeral no necesitas, ya lo has dicho, “Calavera no chilla”. Llorarán los vampiros que alimentaste entre los muros rojos, los baños salidos de alguna película sobre comunidades en decadencia y la penumbra que siempre te negaste a opacar con algo, poco más, de luz.

Con todo, Calavera, tenías personalidad. La del hombre marcado en la mejilla con punzón, pero personalidad después de todo, atractivo para unos tantos que te amaron, no muy deseado por quienes andaban en busca de las caras lindas, de esas que se instalan una noche con ropa perfumada y se van por la mañana sin pronunciar ese chau que tú sí sentenciaste para tus devotos.

Podrás decir, incluso, que tuviste tu mística.

III

“Quizá este es el fin de una temporada, ya veremos que viene”, ha dicho tu propietario, el Che Bañuelos, Calavera. Si vuelves que sea con el carácter que te distingue, sin los adornos de moda.

- “No se trata de eso, hay que ser auténtico”, me espeta de inmediato el hombre que te fundó, sí, el mismo Che a quien más de uno calificó de testarudo porque nunca pensó en unificarte conforme a la tendencia que siguieron otros bares, es más, nunca quiso colgarte un letrero soso en el exterior. “Era un bar de oídas”. Ahí estabas tú, con talante tabernario, en la oscura esquina de una calle oscura sobre la nebulosa frontera entre un barrio y otro: la colonia Americana y Santa Tere de los Buenos Aires de donde ha salido este che que te ha mantenido a lo largo de todo este tiempo -en un principio tuvo sus socios, Paco Navarrete uno de ellos-; entre sus pertenencias estás tú, un Zippo, un Jack Daniel’s o un etiqueta negra y una bufanda con calaveras impresas, claro.

Ahora, Che cierra la puerta y se va a hablar del Boca Juniors y los Rolling Stones a otra parte, allá con su amigo Joanqui, a La Matera. “Para mí también era un punto de encuentro con mucha gente para hablar de cosas que yo hago en otro lado como en la radio”. Los sabemos, por el Calavera desfilaron, prácticamente, todos los colegas de la radio universitaria, Navarrete, Cheto, Toño Ulloa, Sara Valenzuela, Enrique Blanc, Jorge Triana y estos tales Tiranos del Oriente a quienes has dado bola en tu programa de mediodía, Bañuelos.

En el Calavera se programó y se habló largo y tendido sobre Keith Richards, por supuesto -aquí es cuando Che imita el movimiento del guitarrista rasgando la Telecaster con todo y la típica flexión de piernas-, de Jimmy Cliff, Leonard Cohen, Tom Waits, Gardel, Melingo y otros tantos. También de Mr. Oizo, Louie Austen y David Bowie en los legendarios jueves de electrónica con Cheto; de Tin Tan y el sonido del arrabal con Triana; del cebiche con Navarrete; de jazz con Sara; de lo ibérico con Blanc; de la música modernita con Omar Escobar; del rock garage con A Go Gótica; de Bregovic y otros balcánicos con Los Tiranos del Oriente. Incluso, fuiste escenario de algunos toquines de jazz y tango, Calavera.

“Uno de mis socios fue Paco Navarrete otro clavado de la música, fuimos compañeros desde la prepa y nos conectamos a través de la música, trabajamos juntos en Radio Universidad”, recuerda Bañuelos. “La idea era crear un espacio al que nos gustaría ir como clientes, con la música que nos gustaría que tocaran”. Y se tocó de todo, rocksteady, calypso, roots reggae, dancehall, rock, house, electro, tango, milonga, a go go, boogaloo, cumbia, jazz, incluso, las versiones en español y francés de las canciones de tus ídolos, los Rollings, -“Pequeña ayuda de mamá” de Los Ovnis y “Marie Douceur, Marie Colère” de Marie Laforêt- que debiste pasarte con un trago de whisky, Che, porque no te hacían gracia.

Ahora quedan en la calle los que pasaban por el sitio sí por la música, pero también por el lugar mismo, por su iluminación a medias tintas, por la enorme barra -preferida de los solitarios- o por los sillones empotrados en las ventanas, bajo los ventiladores -preferidos de las parejas-. Aclaración de Che: “Uno, como dueño, y el bartender tuvimos siempre la política, ‘lo que pasa en el Calavera, se queda en el Calavera’”. Nada que temer entre aquellos que se dieron la vuelta por ahí para tratar asuntos secretos de índole amorosa.

“Era un bar old school en el sentido de que tenía sus parroquianos que se sentían como en casa, que eran los habitué, jalamos banda que inmediatamente se identificó”. Quien prefería ir solo charlaba con Che sobre música o con Orlando “Orla”, el bartender, sobre futbol (es, además, de experto mixólogo uno de los almanaques vivos más completos sobre jugadores, jugadas de ensueño, marcadores históricos y compra-venta entre clubes), psicología o series de televisión.

Gerardo y Carlitos, dúo del Calavera por excelencia, siempre han estado en la barra, mueven la cabeza al ritmo de la música, conocen de memoria todos los sets que se han programado en los últimos años. ¿A dónde irán a parar después del cierre definitivo del Calavera?

En el origen fueron otros los parroquianos emblema -los que cortaron el listón el 7 de septiembre del 2000-: Emmilú Valtierra, Cecilia Hurtado, Silvana Soffchi (las chicas Calavera), Mariana López, Eduardo Naranjo, todos ellos, noctámbulos residentes de los barrios circunvecinos porque eso también definía al Calavera, era el bar de barrio, con toda la facha del rincón aquel al que le gusta presumir sus años de permanencia, sus canas, sus grietas como debe haber uno en cada cuadra de cada ciudad del mundo. “En los viajes que me ha tocado hacer siempre he dicho ‘qué ganas de tener un bar como este y para el Calavera hubo varias referencias’”, revela Bañuelos.

Era un bar sin muchas pretensiones, sin parafernalia, “estaba pensado para que la gente se la pasara bien y nosotros también”. Cuando se inauguró, claro, eran otras las tendencias y la oferta de bares en la zona era mínima -no muy lejos del Calavera estaba La Barra de Moreno que también generó su propia leyenda-; después vino el boom de los pubs, los bares vintage, los trendy, los y los.

En el bar que cerrará justo en el aniversario del año 12 (el real porque en el Calavera siempre se consideró como fecha conmemorativa el 2 de noviembre), se actualizaron solamente las generaciones de parroquianos, de los iniciadores como los contemporáneos del monero Jis (cuando bebía) hasta los coetáneos del periodista Alberto Spiller “Tano Bertolucci” quien, al parecer, será fiel a la camiseta del esqueleto con cigarrillo hasta el próximo 8 de septiembre.

“Vimos cómo se hicieron parejas en el bar que al convertirse en padres de familia dejaron de ir, pero de repente se daban una vuelta”, dice ahora Che.

Ni hablar, chau Calavera. Adiós a los alocados cumpleaños ahí celebrados tanto los de farándula como el de Gael García que generó un caos en el ingreso del bar, hace unos seis años, como los de mortales sin reflectores que rociaron los muros con cerveza.

Adiós a los apretujones en torno a la barra en las noches de lleno total y a los desvelos prolongados en las noches que sólo llenaron los amigos cercanos. Chau Calavera, los noctámbulos también lloran.

ESQUELETO

Sin pretensiones


“El Bar Calavera es un espacio informal, un bar sin caretas ni pretensiones donde coinciden los amigos para tomarse unos buenos tragos, unas birras y, sobre todo, para escuchar la gran selección musical que se ofrece de miércoles a sábado”, dice el perfil del bar en Facebook. El horario es de 21:00 a 03:00 horas, y algunos de los pinchadiscos que hacen mover el esqueleto son el Dj Paco N, Dj Cheto, Dj Toño U, Dj White, DJ Triana, Pocilga Beat, Omar + Omar y el Bj Negroni. La dirección es Hidalgo 1252, esquina Ignacio Ramírez, Zona Centro de Guadalajara.

NOVENARIO

La despedida


Dejar atrás una ciudad, una persona, un bar… nunca es fácil… Así que en los días que le restan de vida al Bar Calavera, que cierra sus puertas el próximo 8 de septiembre se despiden con “mucho estilo y gran música”, en su página de Facebook dan a conocer las promociones y eventos de este novenario de despedida. Visita: http://www.facebook.com/pages/Bar-Calavera/

Tapatío

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