Lunes, 22 de Abril 2024
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Candy Candy, rebelión femenina con sutileza

El personaje significó un estandarte de liberación femenina para una época machista

Por: EL INFORMADOR

'Candy Candy' ha sido sin duda una de las series animadas que marcó generaciones. EL INFORMADOR / J. López

'Candy Candy' ha sido sin duda una de las series animadas que marcó generaciones. EL INFORMADOR / J. López

GUADALAJRA, JALISCO (06/MAR/2016).- Aunque Candice White no era una heroína con súper poderes para combatir el crimen, el personaje creado por la japonesa Kyoko Mizuki (uno de los seudónimos de Keiko Nagita), significó un estandarte de liberación femenina para una época en la que el machismo y la sumisión de la mujer eran temas imposibles de tratar abiertamente en la sociedad.

Pese a que otros personajes de la ficción como la Mujer Maravilla marcaban un símbolo para alzar la voz sobre la capacidades intelectuales e independientes del sector femenino tras la Segunda Guerra Mundial a través de los comics, “Candy Candy” logró acaparar un argumento similar pero bajo un carácter realista que abogaba por reflejar las pericias que una niña huérfana enfrenta para consolidarse emocional y profesionalmente a lo largo de su vida.

“Candy Candy” ha sido sin duda una de las series animadas que marcó generaciones al ser traducida a más de 10 idiomas y llevada a todos los continentes bajo una idea pacifista que anteponía el instinto femenino como vértebra para determinar las buenas y malas acciones.

Una de las virtudes de “Candy Candy” era su formato similar a las telenovelas con una narrativa en la que la trama del personaje principal atravesaba por distintas experiencias y aprendizajes, desde las más conmovedoras y llenas de esperanza, hasta las más solitarias y desgarradoras, dejando en claro que los finales felices no siempre eran obligatorias en las historias de ficción televisiva.

Para Ligia García, maestra en Comunicación y Pedagogía de la Universidad Panamericana (UP), “Candy Candy” es un ejemplo del tipo de caricaturas que más allá de dibujos bonitos y coloridos, tiene un mensaje directo sobre los clichés que la mujer contemporánea tendría que romper progresivamente, pues más allá del drama de que “Candy” fuera huérfana, el personaje presentó a una mujer rebelde, autónoma y que evitaba quedarse callada ante las injusticias de su alrededor.

A contracorriente


Conforme la historia de “Candy” se revelaba a lo largo de dos años, a través de 115 capítulos, la serie animada también rompía un poco con la idea de los amores eternos y el “vivieron felices por siempre”, pues aparecían personajes que hasta cierto modo exhibían y criticaban estereotipos relacionados a las conductas masculinas en los terrenos sentimentales hacia las mujeres, además de abordar pasajes históricos que determinaban el actuar de la sociedad.

“Para el momento en el que surgió ‘Candy Candy’, sí era una historia sumamente atractiva; los personajes abogaban por diferentes estereotipos de hombres, desde el más aventurero hasta el formalista o el guapísimo. ‘Candy Candy’ es una historia que, pese a ser un anime japonés, se desarrolla en Estados Unidos y hablaba de la aristocracia británica y norteamericana en un momento importante -por ejemplo- del país (Estados Unidos) posteriormente a la independencia”.

Otro punto que consolidó “Candy Candy” fue la forma en que su contenido era expuesto en la pantalla chica al apostar por un formato radicado en el sentido educativo que daba prioridad a los valores universales como la familia, el amor, el reconciliación, la multiculturalidad, la libertad, elementos que no se destacan tanto en las series animadas actuales que se enfocan más en historias protagonizadas en la fantasía con situaciones lejanas a la vida real.

“‘Candy Candy’ era un contenido de mucha calidad en la televisión. El personaje era complejo, incluso la historia, porque se abordaban temas sobre historia, cultura, se mencionaban las guerras civiles. La historia y su narrativa en sí eran muy ricas, por eso gustaba tanto, era una gran telenovela”.

La académica universitaria, Ligia García, puntualiza que en el caso de “Candy Candy”, la repetición de mensajes positivos y métodos pacíficos para lograr la solución de problemas, son factores que ayudaron a la serie a convertirse en un referente motivacional sobre los paradigmas que la mujer estaba por enfrentar hacia la liberación e igualdad de género.

“Había una diversidad en la historia que la hacía atractiva independientemente del personaje. Fue un acierto muy grande el tener como protagonista a una mujer recia, que contestaba, que buscaba sus sueños y que en el fondo creía en el amor, era huérfana y quería ese soporte familiar; sin embargo, en su mayor apogeo en los años ochenta y noventa, todos los mensajes de los medios de comunicación e incluso en las películas de Disney, idealizaban a la mujer buscando el amor y me parece que ‘Candy’, como personaje de ese momento, era de los más integrales que lo hacían de una forma distinta a la esperada”.

¿Qué se ve ahora?


La especialista en pedagogía argumenta que “Candy Candy” representaba un lujo educativo al tener la posibilidad de que los niños comprendieran de manera independiente los argumentos e intenciones de los personajes, situación que no acontece con las caricaturas actuales, en las que se recomienda tener la supervisión del padre de familia para determinar si el contenido es o no apropiado para los niños.

“En un niño influye todo porque todavía está en una etapa en la que su cerebro está en desarrollo, al igual que sus afectos y gustos. En el niño influye todo lo que ve y escucha, tanto en la calle, en casa o en televisión, es por ello que siempre necesita de la mediación de un adulto. Lo recomendable es que el padre de familia tiene que saber qué está viendo su hijo y le sepa explicar o mediar los contenidos”.

La experta en Educación y métodos de aprendizaje explica que a diferencia de pasadas generaciones que encontraban en la televisión o el cine a personajes como modelos a seguir, ahora es situación no es determinante para los niños al existir otros medios de comunicación que ofertan contenido más variado, directo y sin distinción de etiquetas femeninas o masculinas como ocurría en las caricaturas.

“Todo se ha diversificado y aunque siguen existiendo las historias tradicionales como Candy, también están aquellas más fantasiosas y de ficción. Ahora hay mucha diversidad de opciones y canales, no solo se trata de televisión porque ya podemos ver en internet cualquier cosa. Actualmente un niño puede sobrevivir sin televisión  si tiene a su alcance una computadora. Esa diversidad hace que esta plataforma tan extensa de opciones tenga contenidos con enfoques muy tradicionales con valores que apuestan por la familia pero también el otro lado hay contenidos sin una ideología clara”.

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