Suplementos | Se cuenta que un sacerdote reunía a sus fieles en la iglesia los domingos por la tarde, para tratar sobre temas religiosos... Al inicio de la Cuaresma: La historia de una difícil decisión Había pensado que al inicio de la cuaresma podría servirles escuchar a un amigo suyo, ya mayor de edad, que tenía un relato interesante que contarles Por: EL INFORMADOR 14 de marzo de 2009 - 11:13 hs Pbro. José Martínez Colín 1) Para saber Se cuenta que un sacerdote reunía a sus fieles en la iglesia los domingos por la tarde, para tratar sobre temas religiosos. Había pensado que al inicio de la cuaresma podría servirles escuchar a un amigo suyo, ya mayor de edad, que tenía un relato interesante que contarles. El anciano comenzó a decir: “Había un hombre que tenía un hijo llamado Jesús. Ambos eran buenas personas y solían ir a Misa y comulgar todos los días. El padre le propuso a su hijo salir a navegar el domingo. Su hijo aceptó gustoso y le preguntó si podía invitar a su amigo Enrique. El padre aceptó, aunque no le gustaba esa compañía para su hijo, pues Enrique solía vivir alejado de Dios. “Fue así que después de ir temprano a la Santa Misa, el padre y el hijo quedaron de verse en la playa con Enrique. Al llegar se embarcaron los tres en un velero y navegaron en alta mar. Sin embargo, después de unas horas, de improviso cayó una fuerte tormenta que les impedía volver a tierra firme. Las olas se encresparon a tal grado que el padre, a pesar de ser un marinero de experiencia, no pudo mantener a flote la embarcación y se voltearon”. Al decir esto, el anciano se detuvo un momento y miró a dos adolescentes que por primera vez desde que comenzó la plática estaban mostrando interés. Siguió narrando: “Con la embarcación volteada, el padre con mucho trabajo pudo asirse a la barca, que quedó flotando. Desesperado por ayudarle a su hijo que estaba a su derecha y a su amigo que estaba del otro lado, encontró al fin una soga. Pero tuvo que tomar la decisión más terrible de su vida: escoger a cuál de los dos muchachos tirarle el otro extremo de la soga. Sabía que sólo uno de los dos podría sobrevivir y él decidiría quien habría de morir. Tuvo escasos segundos para decidirse. El padre sabía que su hijo Jesús era un buen cristiano, y Enrique no. La agonía de la decisión era mucho mayor que los embates de las olas. Entonces miró a su hijo y le gritó: ¡te quiero, hijo mío!, y le tiró la soga al amigo de su hijo. Mientras jalaba a Enrique, su hijo desapareció bajo los fuertes oleajes. Jamás lograron encontrar su cuerpo. Los dos adolescentes escuchaban con suma atención. “El padre --finalizó el anciano-- sabía que su hijo pasaría la eternidad con Cristo, y en cambio, sabía que el amigo de su hijo no estaba preparado para encontrarse con Dios. Por eso sacrificó a su hijo. ¡Cuán grande es el amor de Dios que lo impulsó a hacer lo mismo por nosotros!”. Dicho esto, el anciano volvió a sentarse, y hubo un tenso silencio. Poco después, los dos adolescentes buscaron al anciano y uno de ellos le dijo cortesmente: “Esa fue una historia muy bonita, pero a mí me cuesta trabajo creer que ese padre haya sacrificado la vida de su hijo, con la ilusión de que el otro muchacho algún día decidiera seguir a Cristo”. “Tienes toda la razón”, le contestó el anciano mientras miraba su Biblia gastada por el uso. Y mientras sonreía, dijo a los dos jóvenes: “Pero esa historia me ayuda a comprender lo difícil que debió haber sido para Dios entregar a su Hijo por mí. A mí también me costaría trabajo creerlo, si no fuera porque yo soy Enrique, el amigo de su hijo”. Este relato puede servirnos en esta Cuaresma para redescubrir y contemplar el gran Amor de Dios, que prefirió salvarnos a costa de la vida de su Hijo. padrejosearticulos@gmail.com Temas Religión Fe. Lee También Aumenta número de católicos en el mundo, pero bajan las vocaciones En misa de bienvenida de "La Generala", cardenal pide por una reforma judicial justa "La Virgen me salvó del cáncer de mama", agradecen la vida, salud y bienestar en la Romería 2025 Veinticinco años Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones