En la última década, las comisarías de Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, Tonalá y Tlajomulco han contratado a cuatro mil 190 personas para que laboren como policías. Sin embargo, en el mismo periodo han renunciado dos mil 049 (48 por ciento).Como respuesta a una solicitud de información, se destacó que Tlaquepaque y Tonalá son las administraciones con la cifra más alta de salidas: nueve por cada 10 entradas.Ambas corporaciones explicaron que los elementos se van, en su mayoría, para buscar mejores condiciones laborales en los cuerpos de seguridad de Guadalajara y Zapopan, donde el salario es mejor.Uno de ellos, Esteban, lo hizo por otra razón. Dejó su trabajo en Tlaquepaque luego de que miembros de la delincuencia organizada arrojaron bombas molotov y dispararon contra su domicilio porque se negó a cumplir sus órdenes. Actualmente conduce una unidad del transporte público.“Ellos ya saben en dónde van a pasar las cosas. Por decir: que va a pasar algún cargamento por la carretera de la que estábamos a cargo, o en el municipio donde estaban las casas de seguridad. Nos pedían que no hiciéramos caso”, dijo.Además del sueldo y las prestaciones, el ambiente que viven los agentes de manera cotidiana también les cobra factura.En su libro “Policías: una Averiguación Antropológica”, María Eugenia Suárez, académica del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), resaltó que es común que pasen por una etapa de shock cuando se están preparando y cuando se integran a las filas de las dependencias.“Ser policía se convierte en un ejercicio permanente de supervivencia, lleno de miedos, de torpezas, de estigmas”, menciona la autora en la publicación.De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Estándares y Capacitación Profesional Policial, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), una cuarta parte de los agentes con labores de prevención en la Entidad ha conseguido, por su cuenta, accesorios de protección y hasta armas y municiones que no les han dado las corporaciones a las que pertenecen.El organismo agregó que cuatro de cada 10 uniformados se decantaron por este trabajo por motivos como necesidad económica o desempleo, para tener estabilidad o porque era la mejor opción disponible.Miembros de la delincuencia organizada atacaron el domicilio de Esteban.Fueron dos veces en los seis años que duró en la Policía de Tlaquepaque. En la primera le arrojaron bombas molotov. En la segunda tirotearon su casa.Esteban (cuyo nombre es ficticio para resguardar su integridad) decidió abandonar la corporación y la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG).“El problema fue que nos teníamos que prestar para sobornos con el crimen organizado. Teníamos que hacernos de la vista gorda, no hacer nada. Sabíamos que iban a pasar las cosas y no teníamos que hacer nada”, comparte.El ex agente municipal afirma que era frecuente recibir presión para ignorar reportes de hechos delictivos. Recuerda el caso de un compañero que perdió la vida por negarse a colaborar con la delincuencia.Tras dejar el cuerpo de seguridad, labora como conductor del transporte público. Cuenta que si bien es estresante lidiar con el tráfico y los usuarios, prefiere esta actividad, pues le permite “sacar en un día lo que antes sacaba en una semana”.De acuerdo con información obtenida vía Transparencia, en la última década Tlaquepaque ha contratado 556 elementos para la Comisaría. Sin embargo, en este mismo periodo han renunciado 518.El pasado 10 de abril, este medio publicó que, según la última Encuesta Nacional de Estándares y Capacitación Profesional Policial, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), dos de cada 10 policías municipales han sido amenazados o agredidos mientras hacían su trabajo.Las intimidaciones a los oficiales fueron hechas por personas plenamente identificadas, delincuentes y miembros del crimen organizado.La organización Causa en Común, que se dedica a analizar la labor policial a nivel nacional, indica que en lo que va de 2019 han sido asesinados 18 policías en la Entidad.En Tlaquepaque y Tonalá, de cada 10 policías que han sido contratados en la última década, nueve han renunciado.Estos dos municipios también destacan porque pagan menos a sus uniformados que Guadalajara y Zapopan.En Tlaquepaque, el salario de un agente es de 15 mil 450 pesos mensuales (hasta la segunda quincena de junio). Los que no tienen ningún mando perciben un sueldo neto de hasta 11 mil pesos.En Tonalá, las percepciones son de 12 mil 354 pesos mensuales. Sin embargo, esta cantidad se reduce una vez que pasa por las deducciones fiscales. Por ejemplo, en la segunda quincena de junio pasado, los seis miembros de la Comisaría que más ganaron recibieron nueve mil 571 pesos.“Siempre tenemos déficit de policías. El asunto en Tonalá es presupuestal. Si se nos dan bajas, empezamos a reclutar para recuperar, porque crecer ya no podemos “, explicó Servando Márquez, director de Profesionalización y Actualización Policial. Fuente: Comisarías municipales.Según la más reciente Encuesta Nacional de Estándares y Capacitación Profesional Policial, del Inegi, este es el perfil que tienen los policías municipales en el Estado:A mediados de julio, Marcos Vargas, coordinador del despacho de la Agencia Metropolitana de Seguridad, dio a conocer que, para homologar los salarios de los policías de la ciudad en este año, se requerirán 136 millones de pesos.El 10 de abril pasado, este medio de comunicación publicó que luego del asesinato de un elemento de la Policía de Zapopan, hecho que se registró en la Colonia Miramar, Pablo Lemus Navarro, presidente de ese municipio, aceptó que las corporaciones preventivas no tienen la capacidad para enfrentar al crimen organizado.El alcalde zapopano afirmó que sólo en coordinación con las autoridades estatales, federales y las Fuerzas Armadas se podrá recuperar la tranquilidad en Jalisco.El primer edil acentuó que las policías de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG), por sí solas, no cuentan con los elementos para enfrentar a los miembros de la delincuencia organizada.Remarcó que se detuvo a cuatro personas por el homicidio del agente y señaló que se documentaron los agravantes necesarios para que los presuntos responsables permanecieran en prisión e incluso se les impusiera la pena máxima que el Congreso del Estado aprobó en marzo, en la que se plantea hasta 70 años de prisión para los asesinos de elementos de seguridad.De acuerdo con la más reciente Encuesta Nacional de Estándares y Capacitación Profesional Policial, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 409 uniformados municipales en Jalisco sufrieron agresiones mientras trabajaban.
