| Secuestradores invisibles Por: EL INFORMADOR 17 de agosto de 2008 - 23:00 hs Se llama José R, es un tipo alto, norteño, bien parecido. Su esposa y sus hijos lograron escapar de este hombre que fuera policía judicial de Torreón, y luego “madrina” de la Procuraduría de Nuevo León. Él fue capacitado por un grupo israelí que presta sus servicios en México para entrenar cuerpos especiales de policías. El procurador de Torreón creó un grupo especial antisecuestros, y este policía se capacitó tan bien, que pasó a formar parte de un equipo que se dedicaba a “rescatar” secuestrados que ellos mismo habían raptado. Luego intentó contratarse como guardaespaldas para una afamada familia de lecheros de torreón; cuando su hijo fue secuestrado, este policía estuvo involucrado, pero nadie lo tocó. El sujeto practicaba técnicas de tortura con su esposa, frente a sus hijos. Fue entrenado para soportar e infligir dolor y terror. José R. viajaba a Tamaulipas para comprar armas de alto calibre. Usaba a su familia de carnada para cruzar y tenía amigos de ambos lados de la frontera. Jamás fue detenido con sus cargamentos. Las armas eran vendidas a varias procuradurías. Cuando José R. utilizó sus contactos en la Procuraduría General de la República (PGR) para averiguar en dónde estaba su mujer, ella denunció todo, la información puntual se le entregó a agentes de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), hasta los niños dieron detalles de su padre. Meses después, su expediente desapareció de la PGR. El hombre llamó para amenazar, fue grabado y se le dio la evidencia a las autoridades, hasta que un agente de la SIEDO me dijo: “Deje de preocuparse señora, a ese tipo nadie lo va a detener, las ‘madrinas’ no existen, son parte del sistema. Sé de buena fuente que el tipo ya no les molestará más”. Así fue. Cientos de hombres invisibles como José R., son eslabones entre el crimen organizado y las procuradurías. Son intocables porque durante décadas los “madrinas” han hecho los trabajos sucios de gobernadores, alcaldes, procuradores y empresarios corruptos que necesitan deshacerse de alguna persona, o darles escarmiento a periodistas incómodos. La ineficacia de los ministerios públicos, aunada a la corrupción e incapacidad de los jueces, les aseguraron carreras criminales fructíferas. El tráfico de armas y el secuestro mueven millones de dólares en México. Ellos saben bien que lo que conocen de sus clientes y las corporaciones estatales y federales a las cuales pertenecieron, les mantiene invisibles ante las autoridades. Los ‘madrinas’ se han sofisticado con los años, se contratan para ambos bandos, se infiltran en la PGR, en la SIEDO, en la Secretaría de Seguridad Pública Federal (SSPF), o nacen en ellas y se subcontratan con grupos criminales. Son producto del sistema político-policiaco que sigue vigente. Mientras los políticos pelean por el raiting de quién es más grande para abatir el secuestro, las cuentas bancarias y sus nexos con gobernadores y procuradores siguen intocadas por la PGR. La impunidad real no la siembra el secuestrador express del taxi callejero, que con tres mil pesos queda satisfecho; él se cobija en el miedo sembrado por los hombres invisibles que el sistema de justicia mexicano prohijó y que sigue sin mirarles. LYDIA CACHO / Periodista. www.lydiacacho.net Temas Lydia Cacho Lee También Revocan prisión domiciliaria a Mario Marín, regresa al Altiplano Botanee organiza una tarde inolvidable de Super Bowl Giménez Cacho muestra su lado cruel en “El jockey” Lydia Cacho reacciona a la reaparición de Yunes Linares Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones