Sábado, 18 de Mayo 2024
México | CLAVE POR LUIS ERNESTO SALOMÓN

Ley antiinmigrante

El motivo principal para lanzar tal legislación fue ganar votos en la próxima elección

Por: EL INFORMADOR

La promulgación de la ley antiinmigrante por parte de la gobernadora del Estado de Arizona fue un acto bárbaro e irresponsable. El motivo principal para lanzar tal legislación fue ganar votos en la próxima elección. La intención fue provocar una reacción en sus electores, proponiendo una ilegalidad. Lo consiguió: subió su nivel de aprobación en más de 10 puntos luego de estampar su firma en un acto ampliamente publicitado.

Pero también logró desatar una controversia entre los partidos y los electores, que ha alcanzado difusión en todos los Estados Unidos y en el extranjero. Ante la estupidez planteada, el presidente Barack Obama se comprometió a combatir jurídicamente el ordenamiento de Arizona, por su evidente carácter contrario a las enmiendas constitucionales de aquella nación; como también porque el tema migratorio es de competencia federal, como lo es también en México. Además, la amplia difusión del tema, y las reacciones de los sectores más liberales, como la repuesta de los mexicanos, y de otras naciones latinoamericanas, han vuelto a colocar en la agenda de las discusiones la necesidad de una reforma a las leyes de migración. Un tema que se había eclipsado ante las reformas financieras y de salud, que ocuparon el tiempo y el esfuerzo de la clase política de nuestros vecinos. Para México ha sido ocasión de tomar un asunto que une a la opinión pública en torno al sentimiento de solidaridad con los emigrantes. Irrumpió en la agenda mediática mexicana como una bocanada de aire fresco luego de los candentes temas de seguridad que siguen desgastando la imagen de las autoridades.

Cada punto de popularidad ganado por la gobernadora republicana, le abonará al presidente Obama y a los demócratas una vez que impidan su aplicación legal, lograrán un triunfo en pro de los inmigrantes hispanos, que ya reclamaban airados al presidente por la falta de cumplimiento de su promesa de promulgar una reforma migratoria. Ahora, en la próxima visita de Felipe Calderón a Estados Unidos, seguramente su anfitrión aprovechará para dirigir un mensaje que le genere simpatías a los demócratas de cara a las elecciones ya próximas. Será un tema de beneficio para ambos presidentes.

La ley antiinmigrante le abrió espacio en la agenda a la reforma migratoria, produjo un punto de encuentro coincidente entre los presidentes de México y Estados Unidos, dio la oportunidad de que los demócratas retomen la bandera de los inmigrantes latinos. Al gobierno de México le regaló un tema político que genera consensos en todas las fuerzas políticas, y a nuestros diplomáticos una causa legítima de lucha diplomática en el exterior.

En sólo unos días se ha convertido en un ejemplo de cómo un asunto local puede irrumpir en la escena nacional e internacional, modificando las agendas políticas, mediáticas y sociales. Una ley tonta que ha llevado beneficios a los adversarios políticos de los republicanos conservadores a los que se trataba de halagar.

Ante ello México debe aprovechar la oportunidad para iniciar una campaña de cabildeo a favor de la reforma a la migración, y por acuerdos concertados que regulen y legalicen el mayor flujo migratorio entre vecinos en el mundo.

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