Martes, 21 de Mayo 2024
México | Expertos opinan sobre políticas públicas

El narco dejará de ser negocio cuando se abata el consumo

Con algunas diferencias, los gobiernos de Estados Unidos y México plantean renovadas estrategias para combatir el tráfico ilegal de estupefacientes

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO (31/MAY/2010).- La reciente política anunciada por el presidente Barack Obama de enfocarse en la reducción del consumo de mariguana es acertada, considera el experto del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe), Álvaro Vizcaíno Zamora.

El secretario general académico del Inacipe aplaude el anuncio de Obama, porque dice que reducir el consumo de drogas implica que baje la demanda y si eso sucede, disminuyen los precios y por ende deja de ser un negocio.

También resalta que en México se está haciendo lo mismo con la prevención, y pone como ejemplo las reformas a la Ley General de Salud aprobadas en abril del año pasado.

“La coloquialmente llamada ‘ley de narcomenudeo’ tiene varios componentes, y uno de ellos es establecer una nueva política de prevención integral del fenómeno de la farmacodependencia, me parece que en nuestro país desde el año pasado se ha sembrado al menos el marco jurídico”.

Vizcaíno Zamora, quien recientemente participó en el foro político “Seguridad y Justicia”, considera que ambos países están en la misma línea. “Se está avanzando, se están construyendo 300 centros ‘Nueva Vida’ para atender este fenómeno en el país, tal vez no son los suficientes, pero creo que se está avanzando”.

Agrega que toda política criminal debe tener dos vertientes, una de prevención y otra de combate, “y toda política pública en este sentido debe buscar un equilibrio en ambos frentes de batalla y me parece que la reforma del año pasado sienta bases muy importantes”.

Al respecto, el académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Jorge Javier Romero, opina en entrevista telefónica que el problema del consumo de drogas no se combate con medidas prohibicionistas que sólo criminalizan a quien vende y no atacan el problema fundamental que es el control del mercado.

“Lo único que hace la legalización y que es la problemática básica, es la oportunidad de que el Estado sea el que regule el mercado de las drogas, al contrario de lo que sucede en la actualidad, en donde el mercado de las drogas está regulado por las bandas del crimen organizado únicamente”.

El doctor en Ciencia Política por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) señala que todo debe provenir de una clara diferenciación entre las drogas, ya que no todas son igual de dañinas ni poseen efectos colaterales tan graves.

“La mariguana y la heroína no son lo mismo, no tienen la misma sustancia adictiva, por ello deben ser tratadas como dos casos que son radicalmente distintos y no ponerlas en la misma canasta”.

El investigador identifica en los valores puritanos la base de las regulaciones prohibitivas del consumo de drogas. “La ausencia de legalización no se explica a partir de variables políticas o electorales, sino ideológicas, los prejuicios morales siguen dictando los cánones en materia de combate a la drogadicción y no las verdades científicas que respaldan a la legalización”.

Para Romero, la postura de México en torno a este tema en organismos internacionales ha sido profundamente conservadora.

“México ha tomado posiciones sumamente retrógradas en conferencias internacionales, al mismo ritmo de naciones como Estados Unidos y Rusia que se niegan a hacer la más mínima apertura en materia de drogas”.

Asimismo, señaló que del lado americano se alcanza a percibir un cambio en el discurso.  “Hay un cambio retórico que alberga esperanzas en que se modifique el enfoque que ha llevado a que 64% de los recursos que destina Estados Unidos en su combate contra las drogas, sean ejercidos por los cuerpos policíacos exclusivamente”.
Sergio Cázares/Enrique Toussaint

Análisis

Respetar la salud      

Juan Ramón de la Fuente

El problema de las drogas es mucho más complejo de lo que parece. Es un problema multidimensional.
 
Dejar de conceptualizarlo como “guerra” permite apartarse de la mentalidad y las estrategias propias de los estados de guerra, para alcanzar un mejor equilibrio entre salud y seguridad; para romper el ciclo consumo-delincuencia-violencia y, bajo una perspectiva integral, tratar de reducir su uso, sobre todo entre los jóvenes, y bajar las tasas de morbilidad y mortalidad que todo ello ocasiona. Se trata de construir un nuevo ciclo: proteger la salud, tomar decisiones sustentadas en la evidencia científica, y respetar los derechos humanos. Puede parecer utópico, pero vale la pena intentarlo.

Lo que sí ha resultado utópico es pretender ganarle la “guerra” a las drogas. Sus resultados más ostensibles han sido: el empoderamiento del crimen organizado, la corrupción de los gobiernos a diferentes niveles, la erosión de la seguridad interna de muchos países –el nuestro incluido–, la distorsión de los mercados económicos, el incremento de la violencia que ha llegado a niveles inimaginables y una devaluación de los principios éticos y los valores morales.

¿Quién está rindiendo la plaza? Quién reconoce que las estrategias han fallado, quién convoca a un debate abierto con expertos, quién está dispuesto a revisar con rigor las políticas vigentes, o quién prefiere mantenerse en la retórica políticamente correcta, evadir el debate de fondo y descalificar cualquier análisis crítico que apunte en una dirección diferente.

En definitiva, el enfoque de salud pública en relación al problema de las drogas no es nuevo; lo novedoso es, en todo caso, que lo haya adoptado formalmente como política pública un país que concentra el mayor número de consumidores de drogas en el mundo.

Telón de fondo

Prevención, una apuesta con historia

El pasado 12 de mayo Felipe Calderón celebró en Guadalajara la estrategia anunciada por el presidente Barack Obama, en el sentido de centrarse en la reducción del consumo de drogas en Estados Unidos, particularmente entre los jóvenes.

“Me congratulo de que se anuncie esa política de reducción del consumo y espero que tenga éxito por el bien, tanto de los jóvenes americanos como por el bien de México”.
El del Presidente Calderón fue, en definitiva, un guiño más a la lucha contra el tráfico ilegal de narcóticos, en la cual ambos países han participado conjuntamente desde hace varios años.

Por citar un ejemplo, el 6 de marzo de 1997 México y Estados Unidos signaron una declaración de la alianza contra las drogas dentro del marco de la XIV Comisión Binacional en la que reconocían que el abuso de las drogas y el narcotráfico representaba un peligro para ambas sociedades y una amenaza para la seguridad bilateral.

La alianza tenía 16 puntos específicos entre los que destaca “fortalecer los esfuerzos educativos y de difusión pública para reducir la demanda de drogas, principalmente entre los jóvenes, así como los programas de tratamiento”.

Un año después, en 1998, ambos gobiernos acordaron programas de entrenamiento bilaterales, medidas para hacer efectiva la estrategia antidroga y en 1999, el entonces presidente estadounidense William Clinton, dio el visto bueno a las medidas tomadas en una visita por México realizada en febrero.

Anterior a estos esfuerzos bilaterales, en 1995, México sugirió ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), junto a Suecia y Portugal, un periodo extraordinario de sesiones para analizar y proponer acciones comunes contra el problema de las drogas.

El foro llamado “Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas” se realizó en 1998 y se puso especial énfasis en la reducción de la demanda de drogas, así como en la cooperación internacional.

El último intento entre México y Estados Unidos es el reciente anuncio de la secretaria de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa, en el sentido de que la Iniciativa Mérida (programa que nació en la presidencia de George W. Bush) tendrá una segunda etapa porque “no podemos pensar que con dos o tres años de cooperación el problema va a terminar”.

La ampliación incluirá una mayor capacitación y apoyo estadounidense a programas sociales e incluso se analiza cambiarle el nombre al programa bilateral.

“Un desastre”, política de seguridad pública

El senador del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Tomás Torres Mercado, secretario de la Comisión de Justicia del Senado de la República, aboga por avanzar en materia de políticas públicas para prevenir el delito.

Opina que las mejores estrategias son en el campo laboral, educativo y deportivo, pero señala que son difíciles de identificar en este Gobierno.

“Respecto de las educativas, apenas una cuarta parte (24-25%) de los jóvenes de entre los 18 y 24 años tienen expectativas de asistir a los centros de enseñanza superior. No hay programas específicos, aún en las universidades, y en el terreno de la educación básica quien manda es el SNTE, y no el Estado mexicano”.

Torres Mercado señaló que tampoco existen en el país políticas públicas tendientes a generar una conciencia cívica para apartar a los adolescentes y jóvenes del delito y del consumo de las drogas. “Traemos un problema grave con el alcohol, que cada vez es más ingerido por mujeres cada vez más jóvenes”.

El senador se pregunta: “¿En dónde están las políticas públicas para quienes concluyen una licenciatura o una carrera técnica? No las hay. Hay una gran frustración social entre nuestros jóvenes por la limitada expectativa de trabajo. No hay empleos de calidad ni permanentes en el país. Esa generación de empleos de la que habla con tanta arrogancia (el secretario del Trabajo federal) Lozano Alarcón, no son la mayoría permanentes, sino estacionales”.

Materia deportiva

Torres Mercado sostiene que en materia de prevención del delito, a nivel deportivo, tampoco existe “porque los sueños deportivos están ligados a las empresas cerveceras, que son las que sin ningún recato ni control se han convertido en las cuasi únicas patrocinadoras de los eventos deportivos”.

“En el país, a lo largo de los estados y los municipios, lo que tenemos son campos de futbol de tierra, con vidrios de cerveza. Y cuando los muchachos ven un campo empastado, van a echarse de maromas porque, de plano, hay muy pocos en el país.

“Esto es un desastre. Como desastre y vergüenza nacional es la política de seguridad pública. El país está reflejado en el nivel competitivo del futbol. Ahí está la manifestación de la cultura y la capacidad de nuestros jóvenes”.
 
Vicente Bello

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