El DF no se salva de la tenencia

Hace un par de días, el Gobierno del Distrito Federal anunció que de plano no quitarán la tenencia en 2012, como sí lo están haciendo otros estados de la República a partir de que el Gobierno federal les regresó esa facultad.

En Jalisco anunciaron desde el año pasado, con bombo y platillos, tras algunos tropiezos y en contra de la voluntad del gobernador, que ya no habrá tenencia en 2012 y que la de 2011 se iría toda completa a educación.

En Querétaro, en Yucatán y en Puebla ya eliminaron el impuesto, que durante mucho tiempo fue cuestionado porque se estableció para un fin específico y luego se quedó como tara fiscal.
En Coahuila decidieron que se pagaría un peso por el impuesto y en el Estado de México el Gobernador ha prometido que desaparece en 2012.

En Morelos, las calles están tapizadas con la leyenda No a la tenencia, y la semana pasada el Gobierno vio una inusual manifestación multitudinaria por la conocida avenida Emiliano Zapata, con gritos y protestas contra el referido impuesto.

La tendencia es la eliminación. En muchos estados quitarán ese gravamen que pone a los poseedores de automóvil una carga adicional. El automóvil paga IVA y paga placas, así que parecía un despropósito que tuviera un impuesto añadido.

Durante mucho tiempo, los mexicanos hicieron el reclamo: que se quite la tenencia. Incluso, hubo quienes se amparaban y conseguían ser ciudadanos beneficiados con la exención de este pago.

Era un insulto a los contribuyentes, una carga excesiva que funcionó como una bolsa de dinero adicional para los gobiernos. Sin embargo, las condiciones han cambiado y la relación social con los automóviles ya no es la misma. Ya no son productos inocuos o artículos de lujo. Son un factor de contaminación, de saturación, de movilidad complicada. Necesarios, por supuesto, pero demasiados. Por eso la tenencia ya no se trata de un impuesto que busca recaudar fondos adicionales (aunque también es así), ahora se trata de un acto de política pública que sirve para desincentivar el uso del automóvil y para pagar lo que los automóviles requieren en una ciudad. La idea es que contribuyan de manera especial a la construcción de vialidades, ni modo.

En el Distrito Federal, en contra de lo que la gente quiere, el Gobierno ha optado por dejarlo. Los seis mil millones de pesos que se recaudan no son poca cosa y alcanzan para el subsidio anual del Metro. No parece una mala idea de gobierno, aunque sea una impopular y peligrosa medida política.

Turismo con humor negro

¿Recuerdan las populares camisas de recuerdo con leyendas alusivas a los puertos, a las mujeres y a las ciudades visitadas? Pues ahora hay camisetas con frases que aluden a la peligrosidad de las ciudades. La más ingeniosa que he visto dice “..uto el que me dispare”.