Consecuencias

GUADALAJARA, JALISCO (10/ABR/2013).- Sufrimos la consecuencia de lo que no se hizo hace 20 años. El tema de la reforma educativa, asociada a la inconformidad de los profesores con el respaldo de autoridades comunitarias declaradas en autodefensa, en ausencia de un Estado con instituciones capaces para dar respuesta a las necesidades de Guerrero.

El Gobierno federal debe tomar nota. Debe haber la sensibilidad política para convocar a los actores sociales en aras de implementar una reforma educativa y reconocer el mosaico que es nuestro país. Lo que no se ha leído por parte del Gobierno es la diversidad e historia de Michoacán, Oaxaca y Guerrero, donde si no se realiza una convocatoria con los sectores público, privado y social se puede desbarrancar y puede generarse una ruptura del tejido social.

Pero no se trata de aplicar la reforma; se trata de preguntarse de qué manera las autoridades han leído la diversidad y los problemas que tiene Guerrero, que ni son de este momento ni son producto de la implementación de la reforma, sino del desquebrajamiento del tejido social estatal. No ha habido el diálogo ni la convocatoria transparente para resolver un problema de esta magnitud.

En el mundo hay ejemplos que indican por dónde transitar en la reforma, y hablan de tres elementos para iniciar un proceso de reconfiguración de una política pública: la convocatoria de líderes públicos clave; apelar a la responsabilidad social de los sectores de Guerrero; y que haya sentido de pertenencia hacia un proyecto incluyente. Pareciera que la reforma va a garrote vil, desconociendo la diversidad y los problemas sociales económicos del Estado de Guerrero.

Faltan los instrumentos que  permitan bajar la reforma al alcance de todos. Debe ser prudente y diferenciada, y garantizar certidumbre a los niños en educación básica.