Sábado, 04 de Mayo 2024
México | LIBRE DIRECTO POR JAIME GARCÍA ELÍAS

— Marchas

Es comprensible la indignación y son respetables los mensajes de quienes aportan el componente ideológico en marchas como las que tuvieron lugar en varias ciudades del país

Por: EL INFORMADOR

Jaime García Elías.  /

Jaime García Elías. /

Hay consenso (entendido como concordancia mayoritaria de opiniones): la estrategia del Gobierno en la llamada “guerra contra la delincuencia”, ha resultado fallida. Por una parte, el común de los observadores duda de la eficacia de los operativos que de manera sistemática se realizan desde principios de la actual administración; hay la convicción de que al monstruo del narcotráfico le brotan nuevas cabezas cada vez que sus enemigos hacen alarde de haberle cercenado una o varias, por notorias que sean; no hay pruebas de que tiendan a disminuir el comercio y el consumo de estupefacientes en México; al contrario: hay señales de que cada vez es más precoz el ingreso de los jóvenes a “el infierno de las drogas”. Por la otra, los “daños colaterales” son muy serios: más de 30 mil víctimas inocentes en cuatro años de “cruzada”.

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No hay consenso, en cambio, acerca de cuál pudiera ser la estrategia adecuada. Las voces que se levantan, lo mismo en reflexiones individuales que en foros de debate sobre el tema, coinciden en los manidos estribillos de veracidad incuestionable, pero también de una superficialidad indigna de los intelectuales que ocasionalmente los suscriben. Pegar en el parabrisas del automóvil una calcomanía con la leyenda “No más sangre”, no evita el derramamiento de una sola gota de sangre; gritar que “estamos hasta la madre” no conmueve a quien esté decidido a matar, incluso, en el tenor de la susodicha guerra, para lograr sus propósitos.
En esas condiciones, es comprensible la indignación y son respetables los mensajes de quienes aportan el componente ideológico en marchas como las que tuvieron lugar en varias ciudades del país este fin de semana. Son cuestionables, en cambio, la pertinencia y la eficacia de las mismas... Si con retirar al Ejército de las calles se garantizara el fin de la violencia y con pedir a las policías cerrar un ojo ante el narcomenudeo —que prolifera por todo el país tanto como el ambulantaje— se conmoviera a quienes han hecho de la producción y la venta de drogas su modus vivendi, ni siquiera se necesitaría ser inteligente para resolver el problema.

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Quizá vengan al caso, por cierto, unas cuantas reflexiones: “La guerra, a veces, es inevitable por cuestiones de autodefensa, como último recurso, una vez que se descartan todas las demás posibles soluciones” (Jean Daniel); “A veces hay que resignarse a la guerra, pero sin olvidar nunca que, pese a la equidad de la causa, eso significa participar en la eterna locura de los hombres” (Barack Obama); “Cada vez que un oprimido toma las armas en nombre de la justicia, da un paso en el campo de la injusticia” (Albert Camus).

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