Martes, 26 de Agosto 2025
Mousse de queso. Foto: Roberto Antillón
Jalisco

La alta cocina de Guadalajara no es exclusiva de unos cuantos

Cada miércoles, los restaurantes Bruna y Octo ofrecen una cena de lujo en uno de los albergues para personas en situación de calle del DIF Guadalajara 

Ximena Torres

Como si fuera un cuento de los hermanos Grimm, una noche a la semana Ramón García cambia las tortillas, los birotes viejos y las galletas saladas por costillas a la barbecue, tamales de pato, chamorro en mole negro y otras sorpresas provenientes de las cocinas de los restaurantes de Bruna y Octo.

Ramón García sabe muy bien lo que es comer en la calle. Su menú regular es de un solo tiempo y generalmente consiste en un birote salado con salchichas o una tortilla con atún enlatado. Pero desde hace un par de meses, todos los miércoles a la noche, Ramón García y otras personas en situación de calle cenan un menú de alta cocina que un reconocido chef de la ciudad les sirve con gusto.

Los hombres del refugio durante la hora de la cena. Mousse de queso. Foto: Roberto Antillón
Los hombres del refugio durante la hora de la cena. Mousse de queso. Foto: Roberto Antillón

Al inicio de la temporada de lluvias de este año, Ramón Garcia acudió a pedir refugio en el Centro de Atención y Desarrollo Integral para Personas en Situación de Calle (CADIPSIC). Este centro mantiene un convenio con Bruna y Octo, en el que, una vez por semana, este par de restaurantes tapatíos donan la cena para los hombres del refugio bajo la administración del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) Guadalajara. 

Les ofrecen una experiencia gastronómica con plato principal, bebida y postre. Usualmente, este menú costaría  entre 300 y 600 pesos por platillo. 

Ramón pasó de comer lo más barato y lo más sencillo a preferir los platillos de mariscos. “Aquí toda la comida la disfruto porque vengo de la calle y claro que me siento con la oportunidad de volver a gozar mis comidas”, aseguró. 

Costilla gigante con salsa. Foto: Roberto Antillón
Costilla gigante con salsa. Foto: Roberto Antillón


Javier Zamorano, jefe de turno del CADIPSIC Belisario Domínguez, explica que muchos de los hombres a quienes reciben en el albergue llegan después de haber perdido todo o sin haber tenido mucho en toda su vida. Por eso les resulta impresionante toparse con platillos y postres gourmet. Los miércoles de cada semana, cuando Bruna y Octo ponen el menú, el refugio ofrece entre 35 y 38 cenas, su mayor demanda de consumo de alimentos. Todos los usuarios que no trabajan por la noche se hacen presentes en el comedor. “A la gente le gusta y espera que sea miércoles. Ya saben que vienen de Bruna y ese día no faltan”, dice Zamorano.

El CADIPSIC tiene una capacidad máxima para 42 hombres que no tienen acceso a una vivienda. Después de revisar que no requieran cuidados de salud mental o física , el albergue les ofrece una cama donde dormir, un lugar para asearse y hasta tres comidas al día, la mayoría preparadas por personal del DIF Guadalajara. El objetivo es que durante su estancia los usuarios encuentren un trabajo que les permita empezar a rentar y establecerse en un hogar. El tiempo de alojamiento acordado se extiende hasta cuatro meses, pero depende de cada caso.
 

Por ejemplo, Alfonso es un hombre de 60 años que está en el refugio desde diciembre de 2024. Hace un año lo deportaron desde Estados Unidos, donde vivió por 18 años. Cuando se le acabó el poco dinero con el que llegó a Guadalajara quiso trabajar, pero nadie lo contrataba porque no tenía papeles. Entonces empezó a pasar las noches afuera de un hospital. Ahí le recomendaron acudir al CADIPSIC de Belisario Domínguez, donde le ayudaron a conseguir trabajo como chofer privado y lo contactaron con un abogado para solicitar el perdón migratorio, con el que espera volver a cruzar la frontera y ver a su familia. 

El chef Óscar Garza y Gregorio, del Restaurante Bruna, montan los platos para los usuarios del albergue CADIPSIC
El chef Óscar Garza y Gregorio, del Restaurante Bruna, montan los platos para los usuarios del albergue CADIPSIC

Hace un par de noches, una de las cenas de Bruna y Octo lo regresó momentáneamente a Estados Unidos. Era cerdo en salsa agridulce sobre panes bao que tenían el aspecto de un par de taquitos. “Me recordaron a los tacos árabes, por la tortilla. La comida árabe es mi favorita porque en Los Ángeles conviví mucho tiempo con personas judías. Si hoy pudiera elegir qué comer, me gustaría un kebab con arroz, ensalada y yogurt”, dice con nostalgia. 

Este es el tipo de experiencias que se escuchan en el CADIPSIC desde 2017, cuando inició la alianza entre el albergue y los restaurantes del chef Óscar Ruiz Garza. “El primer platillo que trajimos fue el chamorro en mole negro. En la actualidad es uno de los platillos más vendidos en el restaurante, aunque fue diseñado para el albergue. Entregarles un alimento de buena calidad, que se hizo con mucha magia y con mucha pasión es muy reconfortante para ellos”, dice él. 
 

Bruna llegó primero, en 2016, con la propuesta de reinterpretar platillos mexicanos tradicionales de manera innovadora. Octo, como su restaurante hermano dedicado a la comida de mar, se inauguró en 2021.
 

Blanca Arellano, la chef repostera de ambos restaurantes, recuerda que también el postre de arroz con leche llegó a su menú después de proponerlo para el CADIPSIC. “Gastronómicamente esto es lo que nos mueve, brindar esta experiencia y que la gente esté contenta al comer, incluyendo a las personas que no tienen las mismas posibilidades de asistir con nosotros al restaurante”. 

     


 

Las cifras de la población en situación de calle en Guadalajara son inciertas y cambiantes. Solo en 2024, el DIF Jalisco y los DIF municipales atendieron a mil 187 personas sin hogar en sus albergues, de acuerdo con el Monitoreo de Indicadores del Desarrollo de Jalisco. Para algunos, llegar a uno de estos refugios representa una nueva oportunidad de vida, aunque la incertidumbre no se acaba. Jonaiker Escobar es venezolano y tiene 28 años. Después de un mes en el CADIPSIC de Belisario Domínguez, dice: “yo no te puedo decir qué planes tengo porque todo cambia de la noche a la mañana”, pero al menos sabe que el próximo miércoles probará una comida preparada para hacerlo disfrutar.