Peor imposible

No puede sino aplaudirse la construcción de una ciclovía. Más plausible es dónde se hizo, y más aún que hayan puesto un sistema de préstamo de bicicletas para complementar al transporte público masivo. Unir la terminal Norte del Tren Ligero con Belenes, la zona de mayor densidad de estudiantes, es una decisión inteligente y benéfica para la ciudad. La ciclovía del Periférico Norte está entre las recomendadas como troncales en el Plan de Movilidad no Motorizada. Es decir no hay improvisación en el trazo: estaba estudiado y planeado que ahí hubiese una ciclorruta. Hasta aquí todo pinta bien. Lo que cuesta trabajo comprender es por qué la hicieron con tanta prisa y sin consenso, pero lo peor es lo que hay detrás de esas decisiones aceleradas.

Inauguraron una ciclovía que no está terminada; faltan señalamientos, hay cruces peligros, los automovilistas se enteraron de una día para otro que en esa terracería por donde solían meterse sin problemas, apareció de repente una ciclovía. Los dueños de los negocios vieron crecer sin decir “agua va” una ciclorruta enfrente de sus changarros, lo que consideran como un obstáculo para sus ventas. El alcalde de Zapopan ni enterado estaba. Si entre políticos lo único que no se vale es la sorpresa, entre autoridades y ciudadanos menos. No tengo duda que los defectos de la ciclovía se corrigen, que los cruces con avenidas se arreglan y que el ingreso a los changarros se soluciona. Lo que no se pega fácil es la confianza de los ciudadanos, que es fundamental para los temas de movilidad.

Lo que hay detrás de esta decisión acelerada (independientemente de si fue un acierto o un desacierto) es la pugna, verdaderamente idiota, que traen el Gobierno del Estado y los ayuntamientos, que todo lo ven con lógica electoral. Lejos de sumarse al Plan de Movilidad no Motorizada, que se encargó a profesionales, los ayuntamientos de Guadalajara y Zapopan decidieron que ellos implementarían su propia red de ciclovías. Todo en esta vida puede ser mejor, pero lo que es absurdo es que se repita un trabajo ya hecho y que se pospongan decisiones por motivos políticos. No sé quién tenga la razón, si los de Gobierno del Estado nos les quieran dar juego a los ayuntamientos en este tema o si son los ayuntamientos los que no quieran que se les ligue con el Gobierno porque es de otro color. Lo más seguro es que sea una mezcla de ambas cosas, pero los amolados somos nosotros. Igual que las ciclovías está el tema del BRT; estamos a un tris de perder mil millones de pesos de fondos federales para una segunda línea que está detenida por grillas idiotas entre panistas y priistas. Peor imposible.