Martes, 21 de Mayo 2024
Jalisco | Al revés volteado por Norberto Álvarez Romo

Llamaradas de petate

Hubo para todos mucha emoción. Tanta que hasta desató las fantasías y los sueños de vernos inscritos como un destino más entre las ciudades privilegiadas del circuito

Por: EL INFORMADOR

El reciente espectáculo en las calles del Centro de la ciudad, montado para exhibir en casa al piloto tapatío que está por inaugurarse pronto en el campeonato mundial de la Fórmula Uno, ha sido un recordatorio más de lo tan entusiastas que nos volvemos aquí cuando se trata de presumir el orgullo de pertenecer a la casta que antes se conocía como el “jet set” y hoy es simplemente la “clase mundial”.

Tanta publicidad y noticia se le dio al evento que, por varios días antes y después, se cristalizó una presencia mediática del tema pocas veces vista en nuestra comarca. Hasta los menos adeptos a seguir en detalle los campeonatos de la Fórmula Uno (que requiere levantarse aquí antes de amanecer el sol, muy temprano los domingos) se abocaron al comentario para no verse excluidos de la moda, tan fugaz como el bólido exhibido. No importa que hayan proliferado las imprecisiones técnicas (como haber confundido el nombre de la escudería de “Checo” Pérez, entre otras) o que no estuvieran realmente familiarizados con las esencias de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) o la propia parafernalia técnica que distingue al campeonato de un año con respecto a los otros.

Hubo para todos mucha emoción. Tanta que hasta desató las fantasías y los sueños de vernos inscritos como un destino más entre las ciudades privilegiadas del circuito de los grandes premios.

No es, ni por mucho, la primera vez que ascienden estas ínfulas. Ni será la última, seguramente. Todavía tenemos presentes la trifulca de lograr lo mismo en materia de un centro cultural de talla mundial con el Museo Guggenheim Guadalajara, al cual se le invirtieron, además de terrenos, también una veintena de millones de pesos para finalmente concluir en ningún ladrillo, ni siquiera en la simbólica primera piedra. Ah, pero eso sí, se ha logrado la presencia en la globalización al inscribirse en la realidad virtual con su propia sede: http://es.wikipedia.org/wiki/Museo_Guggenheim_de_Guadalajara.

También tenemos presente, todavía, aquel proyecto salvador de nuestro Centro Histórico que presumía renovar la vida urbana en el decrépito barrio central alrededor del Parque Morelos: la Villa Panamericana. Se lograría, supuestamente, detonar el proceso transformador del corazón de la metrópoli para reubicarnos, otra vez, en el mapa de los países panamericanos. La historia va en que después de mucho tiempo, dinero y esfuerzo invertido, nos hemos quedado con un barrio derrumbado, salpicado de lotes baldíos y cuyos recursos han desaparecido con un sueño que se tornó pesadilla antes de haber logrado ni siquiera (tampoco) la puesta de una primera piedra. Los atletas panamericanos dormirán en otro lado.

Haciendo memoria, surgen otros gestos entusiastas con la misma suerte: La Torre Torrena que nos pondría a la altura de los aspiraciones de nuestro tiempo; el Santuario de los Santos Mártires, que nos marcaría como otra sede mundial de convicciones subliminales... Hay más.

Tenemos, pues, una fila de anuncios premonitorios (unos más ambiciosos que otros) que dan testimonio de lo apuestos que somos para apuntarnos a salir en las fotos de proyección mundial. Lamentablemente, más allá de algunos cortos eventos esporádicos de gran calado, no hemos podido igualar nuestra capacidad de gestión con nuestra capacidad de soñar. Antes se nos acaba el aire en llamaradas de petate.

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