Gobierno estatal ignora obligación de reincorporar a detenidos a la sociedad

GUADALJARA, JALISCO.- Al llamar la atención sobre las atroces condiciones en que permanecen confinados en centros especiales los menores de edad acusados de delitos, la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco volvió a pedir al Gobierno estatal que le retire a los municipios las facultades de administración de estos lugares.

El ombudsman estatal, Felipe Álvarez, describió lo que hallaron en estos centros los visitadores de la CEDHJ: “Son instalaciones inapropiadas, son lugares deplorables; no tienen ni siquiera dormitorios adecuados. Los tienen conviviendo en los casos de los centros que se mencionó, hasta con los propios policías. Muchas veces se tienen que mezclar con adultos, es algo grave dentro de los reclusorios el que un adolescente o un menor de edad esté conviviendo, dentro de su internamiento, con adultos.

“Hay quejas que recientemente llegaron por temas de probables violaciones que se han dado entre los propios internos, de adolescentes ya de 16, 17 años, hacia menores que ellos. Estamos analizándolos como quejas y ya abrimos actas de investigación inclusive del centro de la zona metropolitana, son quejas que estamos por resolver y que en términos generales ni siquiera están diseñados… son inmuebles improvisados, ni siquiera podemos decir que tengan lo mínimo indispensable.

“Hay hacinamiento, ese es otro problema y tienen que ser trasladados muchos de ellos, como ya se dijo, hasta la zona metropolitana, porque ahí no los pueden tener por más tiempo del que dura el proceso penal”.

— ¿Qué tan grave es el hacinamiento?
— En Vallarta tenemos un promedio entre 16 y 20 jóvenes en un espacio muy reducido donde prácticamente están las 24 horas. Ocasionalmente los sacan al patio, pero normalmente permanecen ahí todo el tiempo durante tres meses. Los demás municipios los remiten a los tres o cinco días al Centro de Observación de Guadalajara.

El ombudmsan insistió en que por las malas condiciones en que permanecen, estos adolescentes “van a crecer con resentimiento hacia el Estado que, lejos de fomentar una readaptación, al contrario, se les va a convertir en agresores o en expertos en delito”.