Jalisco | Acepta que la inmadurez de solo 19 años fue un factor determinante para acceder Conocí a un tipo que me enganchó; dos años fui esclavizada Acepta que la inmadurez de solo 19 años fue un factor determinante para acceder Por: EL INFORMADOR 23 de septiembre de 2013 - 17:25 hs Una falda corta y un paseo nocturno fueron su obligación durante dos años. ARCHIVO / GUADALAJARA, JALISCO (23/SEP/2013).- Todo inició por amor. Madai fue convencida de salir de su hogar y desplazarse a la Ciudad de México por el sentimiento que un joven con mucha labia despertó en ella, sólo tres semanas después de conocerse. Ella es sincera, acepta que la inmadurez de solo 19 años fue un factor determinante para acceder, aunque en esa decisión terminó siendo esclava. Una falda corta y un paseo nocturno por la tristemente célebre calle Sullivan, en la ciudad capital, fueron su obligación durante dos años. No hubo descanso ni durante los días de su periodo. La instrucción era ruda: trabajar con su cuerpo para quien pudiera pagar por él. "Pasé por muchas cosas y fue el peor infierno: aguantar golpes, la humillación cuando no estaba completa la cuenta; aguantar a los clientes y las amenazas". No podía salir del círculo en que se metió, pues las amenazas de muerte hacia su familia eran habituales. Escapar, pues, no era una opción a contemplar por el temor que ya le había infundado sus captores. "No tengas miedo; no quiero hacerte nada malo" En sus jornadas de trabajo conoció a autoridades; policías que conocían a la perfección cada eslabón de la cadena de producción dedicada al placer sexual. "Uno de ellos, muy cínico, sacó su placa y me la enseñó para que no tuviera miedo; decía que no quería hacerme nada malo. Y no era el único que iba a esos lugares; también personas que tenían un cargo público". Desde la delegación Cuauhtémoc, donde ocupó un cuarto de huéspedes por casi 48 meses, conoció las entrañas del negocio. Un negocio que alimenta a pocos con el sufrimiento de muchas. Madai aguantó malos tratos, y rehusó insinuaciones para consumir drogas y alcohol, o sostener relaciones sexuales con sus clientes sin protección alguna. Eventualmente la redención llegó y en el camino encontró asistencia de la fundación Reintegra, una asociación que hoy, gracias al compromiso adquirido no solo para reasumir un papel socialmente útil, sino para ayudar a otras damas en condiciones similares a la suya, preside de forma honoraria. El responsable, en prisión "Hoy, el tipo que me enganchó está en la cárcel", celebra Madai, quien no solo encontró valor para escapar de lo que denomina "su infierno" y evitar que la trasladaran a Estados Unidos, donde el negocio de sus "dueños" tendría expansión. Hoy también destaca su ánimo para plantarse y mostrar su rostro frente a cámaras y grabadoras para hacer público su testimonio, en aras de que la mayor cantidad de jóvenes "enamoradas" aprendan de su experiencia y eviten caer en las redes de la trata de personas. "¿Cuándo han visto que la gente tiene un signo de precio? Yo no tenía un signo de precio y me pasó; nadie está exento de ser víctima de trata. Lo que se busca es que todos levanten la voz, y que recuerden que hay víctimas, pero también hay sobrevivientes que piden ayuda", concluye. LA FRASE: "Me quisieron obligar a consumir droga y a tener relaciones sin protección; lo más feo que pude vivir fue que me obligaban a trabajar hasta en mis días. Es algo muy feo" Madai, víctima de trata EL INFORMADOR / ISAACK DE LOZA Temas Municipios Violencia contra las mujeres Tráfico de personas Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones