Aprueban padres la atención a niños en Centro de Asistencia seis

GUADALAJARA, JALISCO (04/JUN/2012).- ¡Papá, papá! ¡Mamá, mamá! Son los gritos  que resuenan en la recepción del Centro de Asistencia para el Desarrollo Infantil (CADI). Es mediodía, los padres llegan a recoger a sus pequeños, para quienes este lunes terminó su estancia en el lugar.

Un niño de tres años sonríe y se lanza hacia su padre, luego comienza a saltar y a correr hasta donde se lo permite el área de recepción y entrega de los niños del CADI seis, el cual está cargo del DIF estatal.

Humberto Aguilar vigila a su pequeño, un niño muy inquieto. "Sale con mucha pila, no se cansa", refiere. El menor caminó a los nueve meses y desde entonces no para, comenta el orgulloso padre al esbozar una sonrisa.

Humberto menciona que desde que llevaron a su hijo, a los alrededor de siete meses, a este centro de asistencia para niños, las instalaciones le parecieron adecuadas a él y a su esposa, y las sigue considerando óptimas. "No nos genera incertidumbre, estamos tranquilos y contentos con la atención que les dan a los niños".

Dice que son frecuentes los simulacros de sismos e incendios que se efectúan en el CADI, sobre los cuales son enterados los padres. Además, la guardería tiene servicio de prescolar, y es otro de los atractivos.

El señor Guillermo Luna tiene tres hijos en este centro, están en primero de preescolar, tercero y lactante, explica, mientras le entregan a su pequeño de brazos y espera a los otros dos, quienes avanzan hacia su padre ataviados con sus uniformes blancos. Sobre las instalaciones, manifiesta, "son excelentes", al igual que los maestros.

Al recorrer las instalaciones del CADI se identifican extintores en algunos puntos, alarma de sismos y fuego, así como granadas expansivas, puertas que abren hacia fuera, salidas de emergencia, ventanas con vidrios inastillables, entre otras medidas de seguridad a las que obligan las normas.

Los pequeños realizan distintas actividades de acuerdo a su edad. En un salón los niños acomodan piezas de distintos colores; en otra sala pequeños gatean; en otra, duermen plácidamente a siesta. Mientras en recepción todo es bullicio con los niños que se rencuentran con sus padres, abuelitas u otro familiar que está autorizado para recogerlos.   

EL INFORMADOR / LETICIA FONSECA