Una situación estructural

GUADALAJARA, JALISCO (05/ABR/2013).- La posibilidad real de que Norcorea lance un ataque nuclear contra territorio estadounidense en el Pacífico no es inminente. Hasta donde sabemos no tienen la capacidad, aunque tienen un programa nuclear desde hace más de 25 años, y el deseo desde mucho antes para el desarrollo de energía y armas nucleares.

Las pruebas nucleares, que comenzaron en 2006, no son una amenaza global inmediata, aunque podrían ser una amenaza global en el largo plazo cuando lleguen a donde quieren, por lo que en este conflicto particular no se puede esperar que se desate una guerra nuclear. Pueden hacer otro tipo de ataques convencionales y muy destructivos en Seúl, en algunas bases estadounidenses en el Pacífico, en Okinawa, pero no tener misiles capaces de dar en el blanco en objetivos muy lejanos. Los que tienen puede preocupar a muchos por la cercanía de Norcorea.

Kim Jung-un prueba a su gente dentro del régimen y en el sector militar. Es un reajuste y consolidación de poder en la familia y cercanos. Pero no quieren perder. En términos de geopolítica es improbable una guerra convencional porque desataría la intervención de Estados Unidos y de China. El tratado de defensa de Estados Unidos indica que ante una agresión a un aliado debe apoyar, y es clara la superioridad de Norteamérica. Además, hay un centro de poder muy claro en Corea del Norte, por lo que es previsible que una guerra podría desmoronar al régimen y desarticular la amenaza. Luego se hablaría de una unificación bajo la égida estadounidense, lo que no sería deseable para China. Se trata entonces de una situación geopolítica estructural.

Podría ser que veamos algún tipo de escaramuza que pueda resolverse diplomáticamente y así delimitar el conflicto de forma manejable. Establecer mecanismos de creación de confianza. No hay necesidad de hacer una movilización mayor, aunque Corea del Norte diga que Seúl acabará en un mar de fuego.