El Vaticano niega preocupación por seguridad del Papa en Líbano

CIUDAD DEL VATICANO (11/SEP/2012).- El portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, negó hoy que exista preocupación por la seguridad del papa Benedicto XVI durante el viaje que cumplirá en el Líbano esta semana, pese a la violencia que azota a la vecina Siria.

En un encuentro con la prensa, Lombardi aseguró que la visita papal, prevista del 14 al 16 de septiembre, nunca estuvo en discusión y ponderó que constituye un gesto de cercanía de Benedicto XVI hacia las dificultades de los pueblos de Medio Oriente.

"La seguridad es una responsabilidad del país anfitrión y la Santa Sede manifiesta confianza en que las autoridades sabrán hacer lo necesario; tendrán medidas de carácter preventivo como el control de las personas que llegan al país, pero no creo que se trate de cuestiones extraordinarias", dijo.

"El papa, como tal, es una persona bienvenida para la mayor parte de las personas y de la sociedad libanesa, por lo tanto no existe una preocupación de hostilidad peligrosa en su contra, es visto como un mensajero positivo de paz y como tal llegará con serenidad", agregó.

A pocos días de la gira por Líbano, la inestable situación política y social en Siria (que ha cobrado unas 27 mil víctimas en los últimos meses) captó el interés de la prensa, aunque Lombardi insistió en transmitir la confianza y tranquilidad del Vaticano.

Recordó que el viaje se centrará únicamente en la capital Beirut y en la periferia, sin desplazamientos al norte del país, donde se encuentra la ciudad de Trípoli, contagiada por los enfrentamientos sirios, o al sur, la tensa frontera con Israel.

Además informó que el líder católico tendrá recorridos generalmente cortos a los diferentes encuentros que sostendrá con autoridades civiles, religiosos y fieles.

"Todos han manifestado una satisfacción por la llegada del papa, un clima de cordial bienvenida por parte de todos los exponentes de la realidad libanesa, que comprenden el mensaje positivo, motivador, esperanzador, amigable que el pontífice quiere llevar", sostuvo.

"Nunca se puso en duda este viaje, es un signo de voluntad del santo padre ante los problemas en la región, es un gesto de participación, de ánimo y de esperanza, de paz, una voluntad de presencia en esa área y este tiempo, sin incertidumbres pese a las circunstancias", precisó.

El portavoz cerró con un seco "sin comentarios" el punto delicado del viaje: la posición del Vaticano respecto del grupo chiíta Hezbolá (partido de Dios). Prefirió no contestar si es considerado terrorista o no, justo cuando en la Unión Europea se debate sobre este argumento.

Hace apenas unos días el líder de esa organización, Sayyed Hasan Nasrallah, señaló en una entrevista televisiva que su movimiento dará la bienvenida a Benedicto XVI en una visita considerada como histórica.

Al respecto, Lombardi aclaró que no está prevista una audiencia particular del papa con exponentes de Hezbolá, aunque no descartó que en algunos de los actos públicos puedan participar afiliados al partido.

"Se trata de un viaje para presentar una exhortación apostólica y en el cual el papa no se presenta como un poderoso jefe político, sino como un jefe religioso, cuya comunidad ofrecen su testimonio y empeño para servir los pueblos donde viven", explicó.

Al referirse a la posibilidad que el pontífice toque el tema de Siria en alguno de sus discursos, señaló que los mensajes políticos "no tienen que ver exactamente con el viaje, ni con su espíritu".

"No se debe desviar la atención en cosas que son extrañas a la función y a la autoridad del santo padre. Ciertas referencias pueden existir, pero el tema de la visita es el mensaje de paz", estableció.