El ACNUR no colaborará con Kenia en repatriación somalí

NAIROBI, KENIA (20/ABR/2015).- El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) no participará en "una repatriación forzosa" de refugiados somalís si el Gobierno de Kenia decide desmantelar el campamento de Dadaab por considerarlo un lugar de reclutamiento de yihadistas de Al Shabab.

"No nos involucraremos en una repatriación forzosa, la repatriación debe ser voluntaria", aclaró el portavoz del ACNUR en Kenia, Emmanuel Nyabera.

Una semana después de que el Gobierno anunciara su plan de cerrar Dadaab, el campamento de refugiados más grande del mundo, el ACNUR y el Ejecutivo keniano debaten sobre el futuro de este asentamiento, hogar de 300 mil somalís que no quieren ni pueden volver a un país que sigue en guerra y controlado por milicias en muchas zonas.

A pesar de ello, cerca de 20 mil abandonaron Dadaab el pasado año para volver a Somalia, "voluntariamente" y con la ayuda del ACNUR, puntualiza Nyabera.

Desde diciembre el ritmo de retorno se ha ralentizado y solo dos mil han dejado el campo, debido, principalmente, a la escasez de lluvias en Somalia y por temor a sufrir una hambruna si dejan Kenia.

Al igual que éstos, la mayoría en Dadaab quiere volver a casa, pero la situación de inseguridad y la falta de recursos se lo impide.
Si cierra Dadaab, augura Nyabera, "no va a ser fácil para ellos. Algunos nacieron en este campamento. Algunos de ellos no tienen familia, ni ningún sitio adonde ir".

Quienes han vuelto a Somalia desde 2014 lo han hecho amparados por el acuerdo de repatriación voluntaria suscrito a finales de 2013 entre el ACNUR y la administración keniana, que ha tanteado el cierre de Dadaab prácticamente desde el ataque al centro comercial Westgate de Nairobi, en septiembre de ese año.

Finalmente, la masacre en la Universidad de Garissa, donde a principios de mes Al Shabab mató a casi 150 estudiantes, llevó al Gobierno a escuchar las voces de algunos dirigentes políticos del norte del país, que sostienen que los radicales reclutan en Dadaab.

Tras anunciar que cerrará el campamento en tres meses, el ACNUR ha iniciado conversaciones para disuadir a la administración keniana.

En sus negociaciones, la agencia de la ONU está enfatizando que el proceso de repatriación debe tener "una naturaleza civil".

"No podemos trabajar con ellos si fuerzan la repatriación", espeta.
Además, puntualiza, "la repatriación tiene que ser sostenible. No queremos que se vayan y vuelvan al día siguiente".

Según Nyabera, el principal asunto al que el Gobierno debe afrontar es la seguridad, aunque rehusó confirmar si existen indicios de que Al Shabab esté reclutando en Dadaab.

La ONU ha brindado su colaboración con Kenia para mejorar su seguridad: "hemos ofrecido una capacidad de respuesta, vehículos, información...", se pregunta el portavoz del ACNUR.

A cambio, abunda, "el Gobierno debe tomar responsabilidades y tomar decisiones de forma individual, ante la justicia".

La comunidad internacional también tiene una importante tarea pendiente, continúa Nyabera: "Debe hacer de Somalia un lugar seguro al que poder volver".

Violaciones, asesinatos y hambre son algunas de las situaciones que esperan a los somalís que vuelven a casa sin una red de seguridad, e incluso en estos casos.

Así lo han denunciado estos días organizaciones como Médicos Sin Fronteras y Amnistía Internacional, que advirtieron al Gobierno keniano de que, si cierra, Dadaab, pondrá en riesgo "la vida de centenares de miles de personas".