Divide a las FARC la muerte de “Tirofijo”

MADRID.- Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se van a romper. Ése es el desenlace que la mayoría de expertos y políticos colombianos auguran para la guerrilla tras la muerte de su fundador y jefe, “Manuel Marulanda”.

La desaparición del líder va a precipitar la descomposición del grupo armado, cuarteado por la ofensiva militar, los problemas de las comunicaciones y las divisiones internas. En esta situación crítica, muchos dudan de que el sucesor, “Alfonso Cano”, sea capaz de mantener la cohesión.

Y es que “Marulanda”, coinciden todos, era una figura de consenso al que se rendía reverencia. El siguiente paso a su desaparición, pronostica Carlos Gaviria, líder del opositor Polo Democrático Alternativo, es el estallido de las luchas internas.

“Ocurre en todas las organizaciones, tanto regulares como irregulares”. Gaviria cree que, con “Cano”, se ha impuesto de momento la línea política sobre la “línea guerrera”.

Ésa es la división más extendida entre los analistas. Para Adam Isaacson, especialista en Colombia del Centro para la Política Internacional (CIP), de Estados Unidos, el escenario más probable es una fragmentación entre “moderados” y “duros”.

A la cabeza de estos últimos estaría Jorge Briceño, alias el “Mono Jojoy”, mano derecha de “Marulanda” y jefe militar de facto (de hecho). Algunos informes de los servicios de inteligencia dan cuenta de los recelos que la designación de “Cano” ha suscitado entre sus hombres.

“Me resisto a llamar a ‘Cano’ moderado, porque es un marxista leninista de una rigidez feroz”, comenta Román Ortiz, analista de la Fundación. “Pero es cierto que se le puede imaginar en la vida política, en el Congreso, cosa que resulta imposible con el ‘Mono Jojoy”.

Ortiz cree que, más allá de los desacuerdos entre militaristas y negociadores, las fracturas se ven propiciadas por la propia situación de las FARC.

Hay otro elemento decisivo en la descomposición de la vieja guerrilla: el narcotráfico, que junto con los secuestros, es su principal fuente de financiación. “Ésa es la principal causa de la degradación”, afirma el ex presidente Andrés Pastrana, que sostuvo con las FARC un frustrado proceso de negociación.

La guerrilla cumple hoy 40 años

La historia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), la más poderosa de las organizaciones guerrilleras que subsisten en América Latina está estrechamente ligada a la de su máximo jefe Pedro Antonio Marín alias “Manuel Marulanda”.

Las FARC fijan su nacimiento el 27 de mayo de 1964, cuando el Gobierno colombiano bombardeó la llamada “República Independiente de Marquetalia” establecida por un grupo de campesinos, orientados por el Partido Comunista, en un altiplano de la cordillera de los Andes.

Obligados a huir, unos 48 hombres y mujeres, al frente de los cuales estaba “Marulanda”, constituyeron una autodefensa campesina que se fue extendiendo a lo largo de las zonas de colonización del este de Colombia.

En parte, son herencia de una guerra civil no declarada, protagonizada entre 1946 y 1953 por el Partido Liberal y el Conservador, así como de las luchas agrarias y de autodefensa promovidas por el Partido Comunista.

El grupo –que se autoproclama marxista-leninista–, es la guerrilla más antigua y numerosa de América Latina, que tiene como misión derrocar al Gobierno de Colombia para imponer un régimen comunista en el país.

La guerrilla ha sobrevivido a 12 presidentes de ese país. Opera en Colombia y en las regiones fronterizas de Venezuela, Ecuador, Panamá y Perú. Es considerada como una organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea.

Sus acciones consisten en el combate regular contra miembros del Gobierno y militares, el secuestro con fines políticos o extorsivos, atentados y actos que han provocado desplazamientos forzados de civiles.