Viernes, 10 de Octubre 2025

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Vuelve el capitán

Por: Jacobo Zabludovsky

El Capitán Alatriste, así se llamó el primer impacto de este fenómeno literario. Luego vinieron Limpieza de sangre, El sol de Breda, El oro del rey, El caballero del jubón amarillo, Corsarios de Levante, El puente de los asesinos, el que estamos comentando. 
 
“Estos siete, hasta ahora”. 
 
— Y anuncias, ya próximas aventuras del Capitán Alatriste como La venganza de Alquézar. 
 
“El malvado intrigante de la corte, que ahora está en México, porque la última vez el rey lo desterró, lo mandó quitarse de en medio y lo mandó a Taxco, donde con la plata hace una fortuna, se vuelve rico y dispuesto a vengarse de Alatriste; eso será en siguientes episodios. Luego en Misión en París aparecerán cuatro personajes: cuatro mosqueteros con los cuales Alatriste tendrá más que palabras”. 
 
Alatriste merece que alguien le siga las huellas y recomiende los lugares que le gustan. 
 
“Ya se hizo un librito hace un par de años una pequeña guía de Madrid, donde había los lugares, las tabernas, los sitios, pero es cierto que el mundo ha crecido desde entonces, hoy es más complejo y estoy tentado a hacer una pequeña guía de viajes del Capitán Alatriste. Yo voy a Venecia desde hace 18 años por razones familiares y pasar la noche, y hay fidelidad a la topografía real de la ciudad que es la que yo intento con la historia de Alatriste. Cuando uno se mueve por Madrid con Alatriste a la mano todos los lugares todas las calles, todas las tabernas, todo está rigurosísimamente documentado. Lo bueno que tiene el novelista es que puede amoldar los lugares, ir a los sitios, imaginar: en esta calle estuvo y se sentó por aquel camino y al lector le pasa igual: la magia de la literatura es que nos devuelve a los lugares. Nos permite vivir otra vez los lugares como en otro tiempo y esa reconstrucción mental que hace el lector de los sitios son los privilegios que proporciona la literatura. 
 
“En varias librerías que son las principales, como las cadenas de El Corte Inglés y las de la Vía, La Casa del Libro, El puente de los asesinos, de Pérez-Reverte está por montones; no está así como dicen novedades y ponen un letrero que dice “novedades”, está por montones, la gente pasa y toma el libro. La primera edición fue de 260 mil ejemplares. 
 
“Ahora lo están reeditando, lo bueno que tiene un autor cuando tiene un territorio tuyo, hay lectores que son más que amigos y siguen todos sus libros; ya ese es un territorio lector y compran el siguiente libro. Ya no dicen: a ver si es este o el otro bueno, es el siguiente libro de Pérez-Reverte, entonces esa fidelidad es el estado perfecto para el novelista, pero siempre van a comprar el libro siguiente, es una situación privilegiada”. 
 
¿Qué sistema emplea Arturo Pérez-Reverte para escribir?
 
“Yo soy un escritor profesional esto es un trabajo, lo paso muy feliz escribiendo, es una vida, me permite seguir tras la vida que llevé tan movida para, una vida más estable, más sedentaria. 
 
“Navego mucho y es lo que me permite mantener vínculo con la aventura, pero soy escritor profesional y trabajo mucho. Para mí trabajar es como ir a la oficina: empiezo a las 8 de la mañana y trabajo hasta las 3 de la tarde todos los días de mi vida, excepto cuando estoy navegando, cuando estoy en el mar. Y hay días que salen cuatro folios, pero siempre sale algo, digamos que es un trabajo sistemático en casa, en mi biblioteca grande de 30 mil volúmenes.
 
Trabajo siempre en casa rodeado de libros, de notas, de documentos, papeles, de croquis, de esquemas, de novelas, de personajes tanto como es Alatriste como las novelas normales de las otras y, bueno, es un trabajo profesional complejo y necesito tener siempre el mismo sitio. Yo nunca trabajo viajando, nunca en hoteles, en el barco; ahí me llevo mejor un manuscrito o corrijo pruebas de imprenta, ese tipo de cosas. La creación del acto profesional es en mi casa a horas de oficina. Está clarísimo, es un trabajo en el cual hay que echarle más transpiración que información. 
 
“Encuentro una similitud muy marcada entre los admirados clásicos del siglo XVII porque también ellos escribían e iban a las guerras como reporteros, pero ellos iban a pelear. 
 
“Calderón, Lope, el buen don Miguel grande fueron soldados, de ahí también uno escribe con su memoria; entonces, el haber vivido en esos mundos, en esos lugares, esa gente, situaciones. La guerra es siempre una escuela de lucidez o terrible, y también de lo bueno que tiene el ser humano; uno escribe con lo que eso deja en la mochila del equipaje. Salvando las inmensas distancias, ellos escribían con su memoria, cuentan las cosas que vieron, las hacen literatura. 
 
“Trato de hacer lo mismo”.

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