Jueves, 15 de Mayo 2025

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Por qué el Prius tiene que ser feo

Por: Sergio Oliveira

Por qué el Prius tiene que ser feo

Por qué el Prius tiene que ser feo

Uno de los ejecutivos más importantes e influyentes de la industria automotriz en las últimas décadas fue Bob Lutz. Observador atento, entusiasta, Lutz es autor de varios libros y algunas frases conocidas y polémicas sobre este negocio de los automóviles. En una de ellas afirma: “Autos feos no se venden”. Bueno, tal vez sólo para confirmar la aplastante verdad de la sentencia existe al menos una excepción: el Toyota Prius. Desde que fue lanzado el híbrido de Toyota ha sido exitoso. Muy buena parte de ese éxito se debe precisamente a su carencia estética, mejor dicho, al hecho de que es tan diferente de los demás que llega a ser agresivo a la mayoría de las miradas que lo han considerado simple y llanamente un auto feo. Bonito o no, el Prius es distinto. Según sus creadores sus formas siguen la función, es decir, las líneas del coche tienen una razón de ser y el motivo es la búsqueda de un auto lo más eficiente posible aerodinámicamente hablando. El argumento es, por supuesto, discutible, ya que existen y han existido autos con igual o mejor coeficiente de penetración aerodinámica que son más agradables a la vista, lo que no es decir mucho. El hecho es que el auto es un éxito absoluto. Tan conocido y poderoso es su nombre que se transformó en una familia dentro de Toyota, que ya ha puesto en el mercado al menos una variable de su carrocería, llamada Prius C. Parte de esa aceptación se debió a una muy bien diseñada estrategia de mercadotecnia y relaciones públicas de Toyota que hizo que muchas celebridades usaran un Prius, entre ellos los actores Leonardo di Caprio y Cameron Díaz. Tener un Prius se puso se moda hace más de una década. Sacrificios e imagen Jay Leno, otra celebridad estadounidense y famoso amante de los autos lo dijo con mucha propiedad: “A los estadounidenses nos encanta que todo el mundo vea el enorme sacrificio que ‘anónimamente’ hacemos por el planeta al manejar un auto feo pero que emite menos gas carbónico a la atmósfera”. Ese es justamente el punto. Porque casi todas las marcas tienen o tuvieron autos híbridos o eléctricos en su línea de productos, pero eran o son variaciones de un auto convencional como el Honda Civic —el primer híbrido a venderse en México— ; la Ford Escape y hasta una Chevrolet Silverado. Usar uno de esos, sin embargo, no equivale a una declaración pública de amor a la Tierra. Al ser simples versiones de otros autos conocidos, conducirlos no deja en claro a todos los demás que el que lo usa tiene “consciencia ecológica”. Vaya, si esa consciencia realmente existiera no sería necesario hacerla tan obvia. Hoy, con más de un millón de Prius vendidos en el mundo, el auto ya es parte del paisaje de muchas ciudades. En California, por ejemplo, Estado con mayor cantidad de leyes restrictivas con relación a las emisiones de los automóviles, la mayoría de los taxis dejó de ser el grande, viejo y sediento Ford Crown Victoria y hoy es el Prius que ocupa su lugar. En otras palabras, usar uno ya no llama tanto la atención. Toyota lo sabe y por esto, cuando difundió hace pocos días las fotos de la siguiente generación del Prius, mostró que el esfuerzo para hacerlo lo más distinto a los demás autos de la calle fue palabra de orden en su proyecto. Tan distinto y osado es el nuevo Prius que esa declaración de sacrificio volverá a cobrar importancia tan pronto salga de la agencia el siguiente modelo. Sí, Bob Lutz, autos feos no se venden. Excepto el Prius, que se vende principalmente por ser tan agresivamente feo como lo es. Su siguiente modelo, al menos en mi opinión, logró mantener esa efectiva aunque desagradable tradición.

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