Más que concierto (por definición, “función de música en que se ejecutan composiciones sueltas”), el quinto programa de la tercera temporada de la Orquesta Filarmónica de Jalisco, la noche del viernes en el Teatro Degollado, fue, en sentido estricto, un popurrí bailable. Popurrí —por definición también— es una mescolanza de cosas diversas. En el caso, de ballet, artes visuales, proyección, declamación, divulgación… Y sí, también, una dosis de música. La orquesta, replegada en el foso en las tres funciones anteriores —con ópera, zarzuela y ballet en el escenario—, regresó a su lugar acostumbrado; en un segundo plano, hay que decirlo, al igual que el Coro del Estado de Jalisco, porque el primero correspondió a los cuadros montados por la Compañía de Danza Contemporánea Nubem, de Josué Valderrama, y —otra vez— del Joven Ballet de Jalisco, de Dariusz Blajer. Anunciado como “Tierra de Temporal”, en referencia a la obra de José Pablo Moncayo incluida en el programa, éste, en una fecha muy cercana al aniversario del inicio de la Revolución Mexicana, quiso ser un homenaje a Moncayo y Blas Galindo, considerados como las cumbres del nacionalismo mexicano en su género: los equivalentes, en música, a lo que Orozco, Siqueiros y Diego Rivera fueron en la pintura. El programa atrajo mucho menos público que los anteriores: poco más de media sala. Lo sobresaliente, “Dos Corazones Heridos” (“El corazón más herido / sólo con morir descansa; / el uno pide justicia, / el otro pide venganza”), con el coro a cappella, así como la voz de la soprano Rosalía Franco, en “Arrullo”, de Galindo. Lo más aplaudido, “Sones de Mariachi”, de Galindo, y “Huapango”, de Moncayo —lo que resultaba previsible—, en parte por la coreografía, y en parte por la interpretación de la OFJ, esta vez con Armando Pesqueira como director huésped. Lo criticable —al margen del evidente esfuerzo y la plasticidad de los cuadros—, lo descontextualizado de algunas coreografías; verbigracia, el dúo de ballet que pretendió ser la parte visual de la versión coral del célebre poema 20 (“Me gustas cuando callas…”), de Neruda. Eso, más el hecho de que las once escenas incluidas en el programa se fueron de un tirón, sin intermedio. El programa, como de costumbre, se repite este mediodía, a partir de las 12:30 horas, con el mismo elenco y en el mismo escenario.