Viernes, 17 de Octubre 2025

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Peligros de la democracia

Por: Luis Jorge Cárdenas Díaz

Peligros de la democracia

Peligros de la democracia

La democracia no es la mejor forma de Gobierno, pero es lo mejor que tenemos; según W. Churchill, “la democracia es el peor de los regímenes, con excepción de todos los demás”. Es lo menos malo que ha encontrado el hombre a través de la experimentación de otras formas de Gobierno para conducir a las sociedades en que vive. Una sociedad democrática escoge a sus gobernantes por medio del voto libre, sin embargo, la selección de los candidatos no está en manos del pueblo; está acaparada por los partidos políticos.

Los partidos políticos no escogen a sus candidatos por sus cualidades, sino por un conjunto de intereses que les garantice su empoderamiento, distribución de puestos públicos y contratos jugosos. Según Max Weber, toda democracia es oligarquía y  todas sus instituciones son imperfectas dado que el Estado o la instancia gubernamental – en nuestro caso los partidos políticos– generalmente se ven obligados a obtener el asentimiento de múltiples  grupos o  personas y actúa por intereses particulares.

El libre voto depende de la capacidad intelectual de los votantes. Una sociedad con bajo índice de cultura elegirá a los gobernantes que hagan más propaganda o le resulten más carismáticos. Una vez electos los candidatos tratan de sostenerse a base de darle gusto al pueblo. No de proporcionarle educación, salud, trabajo y bienestar, sino de mantenerlo ocupado en diversiones y paliar su hambre con programas de ayuda efímeros. No se resuelven los problemas de fondo. No se ejerce el poder para poner orden en la sociedad. Todo lo contrario de lo que sucede en las dictaduras. Se limita la libertad del individuo en beneficio colectivo. Se elimina la libertad de seleccionar otros candidatos que  no sean los oficiales o se perpetúan en el poder en forma indefinida.

Eso nos da como resultado que algunas dictaduras tienen la virtud de hacer prosperar económicamente a los pueblos gobernados con energía; eliminando a sus opositores como sucedió en Chile con Pinochet, en México con Porfirio Díaz y en China con Mao Tse Tung. En ambos casos, en la democracia y en la dictadura no se ejerce el poder de las masas. Cabe decir que en la democracia la competencia entre los grupos rivales es la forma en que se manifiesta la democracia que, por otra parte, es desgastador para la población que tiene que pagar los gastos de campaña con onerosos subsidios a todos los partidos políticos y que, ahora, gracias a las últimas reformas electorales también se tendrá que subsidiar a los candidatos independientes.

Algo que molesta al ciudadano pensante es la hipocresía con que se manejan ambas doctrinas, la dictadura y la democracia. Siendo ortodoxos, éstas son incompatibles; un régimen democrático no debe tener relaciones diplomáticas ni comerciales, ni de ninguna índole con un régimen dictatorial y mucho menos prestarle dinero y condonarle deudas. Como se ha hecho con Cuba, somos o no somos.

En la democracia difícilmente representará a sus partidarios el más sabio sino aquel que más se les parece, que habla y actúa como ellos. Aristófanes hacia reír al público dibujando la caricatura del régimen democrático. Decía que dirigir a un pueblo no es asunto de un hombre instruido y de buenas costumbres, sino de un ignorante y un pillo.
 

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