Es curioso pero el que se tuviera que ir un subsecretario de Gobernación por fuertes sospechas de que cometió delitos electorales mientras estuvo al frente del Partido Verde, lejos de ser un acto de justicia, no deja de enmarcarse como un nuevo agravio de los partidos políticos hacia la población y sobre todo hacia la democracia y la impartición de la justicia.La semana pasada Arturo Escobar, quien apenas en septiembre había sido nombrado subsecretario de Gobernación a cargo del despacho de Prevención del delito, dejó el cargo porque el PAN y el PRD consiguieron que la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE) de la PGR solicitara una orden de aprehensión contra este ex dirigente del Partido Verde por haber cometido delitos electorales graves durante las elecciones del pasado verano.Es algo un tanto insólito e inédito en el quehacer de nuestros político.¿Y por qué es un agravio de los partidos y no un acto de justicia?En primer término, y hablamos con base en la experiencia, es extremadamente remota la posibilidad de que se ejecute esa orden de aprehensión en contra de Escobar, y en caso de que así fuera él encontrará los mecanismos para librar el proceso o seguirlo fuera de la cárcel. No veremos a un político mexicano pisar los sucios pisos de algún presidio.Y en segundo término es un agravio porque el mensaje que se manda con esta acción es que los partidos políticos no toleran ni un centímetro que se vaya contra su “patrimonio” que son las elecciones, los votos y por ende la distribución del poder y de recursos para ellos, pero sí se sigue tolerando sin castigar a quienes son acusados de tramposos y corruptos.Llevamos años de denuncias públicas por actos de corrupción de ex políticos y políticos en funciones por cobrar moches, comisiones, cometer irregularidades, desviar recursos, endeudar irresponsablemente estados, etc., y esos no se castigan porque “sólo” van contra el patrimonio de los mexicanos y no contra el botín de los políticos.Es una especie de código interno de nuestro sistema político: puedes cometer como gobernante el delito que quieras, pero nunca te metas con la bolsa sagrada de los partidos.Hay una parte del mensaje de la gente que se expresa en redes sociales, comentarios, memes, pláticas, chistes y que se manifestó en las elecciones pasadas, que los políticos no han querido escuchar: es un hartazgo, un fastidio hacia los partidos, los políticos, su forma de gobernar, y su forma de simular para pretender aparentar que no son extraordinariamente corruptos.Ese hartazgo, de acuerdo a la circunstancia, ya llevó a que tres candidatos fuera de los partidos llegaran a una gubernatura, una diputación federal y una local. Las circunstancias cambian y pronto veremos formas diferentes de manifestarse contra esa clase tan empoderada que en su soberbia sigue sin querer ver ni escuchar.