Sábado, 18 de Octubre 2025
Ideas |

La mansedumbre, un cáncer de la Fiesta

Por: El Informador

A ningún aficionado a la Fiesta Brava, se le ocurrirá pensar cuando escucha la palabra “toro”, en otro animal que el Bovino Bravo, elemento básico, fundamental y único de las corridas de toros. la figura del Toro de Lidia recuerda su comunidad o parentesco con otras especies, pero lleva y se acompaña con un sello indeleble y definitivo, su carácter y su bravura.

Un importante tratadista de la Fiesta Brava del siglo pasado, Adolfo Bollaín, expresaba en una plática: “El toro —él sólo, por sí sólo— es un espectáculo”; cosa que nadie podrá negar, y que obviamente no podría decirse del torero. En una plaza es donde se reúnen los dos; toro y torero, y pareciera ser que sin el círculo de ambos no habría nada, y esto no es cierto, suprimid al torero y verás que El Toro, por sí mismo interesa, es él, el verdadero espectáculo.

Ahí en los corrales, cuando está presente una hermosa y arrogante corrida de toros, los aficionados se vuelcan para verlos y admirarlos, y el toro está sólo, sin el torero. Y antaño cuando en muchas plazas se desencajonaban a los toros en el ruedo, los aficionados y el público llenaban los tendidos con la curiosidad ver y apreciar los toros solos, sin el torero presente. El toro indudablemente es de por sí un verdadero espectáculo y esto es cierto, así lo contemplan los buenos aficionados en las plazas, pero es aún más bello y majestuoso en el campo, en donde lo encontramos en su verdadero elemento; arrogante, seguro de sí mismo, sabiéndose dueño de su entorno, de su linaje, de su poder y principalmente de ¡Su Bravura!

El auténtico toro de lidia, es el animal de la creación más fiero pero también más noble; su valentía, su bravura, el conocimiento y la certeza que tiene de su poder, son las cualidades que le impulsan a embestir, pero siempre de frente sin tener para nada en cuenta el peligro que para él pueda existir porque no lo conoce y lo ignora. Las demás fieras se ocultan, acometen agazapadas, saltan sorpresivamente sobre sus contrarios y en muchas ocasiones para  devorarlos. A diferencia de estos, el toro bravo es franco, abierto, su acometividad y sus movimientos siempre serán de frente y por ello está pronto y dispuesto para la lidia. ¿Entonces cual el la razón para manipular ilícitamente su bravura?

El fin de semana anterior concluyó la Feria de San Isidro, en ella se lidiaron toros —con presencia indiscutible— de 24ganaderías diferentes, en las que un numero muy importante proceden principalmente de la rama de Juan Pedro Domecq, que una vez más y como viene sucediendo en las últimas tres décadas mostraron la más desesperante, fastidiosa y molesta mansedumbre, que tienen a la Fiesta Brava en una fuerte y dramática encrucijada. También es una realidad que se vieron algunos toros interesantes, de ganaderos escrupulosos y comprometidos con “la bravura” y el Espectáculo Taurino, que sin estar exentos de que aparezcan en sus encierros reses mansas, enviaron al coso de Las Ventas, toros que levantaron de sus butacas a los asistentes, para de pie aplaudir su casta y su bravura.

Bien por José Escolar y sus toros “santacolomeños”. Buenas condiciones una vez más mostraron los “de la casta Núñez” de la ganadería de Alcurrucén de los Hermanos Lozano. De escueta y lacónica presencia el encierro que Victorino Martín “eligió” para la publicitada encerrona de Alejandra Talavante, que éste convirtió en un rotundo fracaso. En partida doble estuvieron Juan Pedro Domecq y su fierro de Parladé, así como Borja Domecq con Jandilla y Vegahermosa, mostrando a su máxima expresión, de lo que es la mansedumbre, que obviamente exaspero e indignó a los aficionados.

Mención aparte merece Adolfo Martín con sus toros del encaste “albaserrada” dio una lección de lo que es un ganadero comprometido y con autentica afición a la crianza del Toro Bravo; que significativo y apasionante fue el ver a todos los asistente en la plaza de Las Ventas, ponerse de pie y aplaudir emocionados la salida al ruedo de cada uno de sus toros, y después celebrar y aclamar la bravura que iban mostrando. Sin lugar a dudas el toro más bravo de la feria de San Isidro fue Marinero # 7 de 554Kg. nacido en mayo de 2008 —cinco años— un cárdeno que enarboló con dignidad y honor, la grandeza del Toro Bravo.

“La misión de un autentico y escrupuloso ganadero es crear toros bravos”. Entonces, ustedes entienden; ¿Por qué existen personas que han pretendido por décadas manipular vil e inadecuadamente su bravura? ¿Qué motivos obscuro y deshonesto los orillan a restarle importancia a la bravura? ¿Únicamente para quedar bien con “los toreros”? y que éstos les lidien sus animalitos. Hoy un número bastante elevado de pseudo-ganaderos, están inadmisiblemente pastando en las llanuras de la mansedumbre, la bobaliconería y el descastamiento. ¿Serán acaso ellos realmente aficionados a la fiesta brava? NO, definitiva y contundentemente NO.

Expresaba un ganadero de principios del siglo  XX “El toro demasiado boyante, está a dos dedos de ser manso” ¿Alguna duda señores? —Lo que sí es claro, es que los fabricantes del animalito suave, dúctil, de nobilísima envestida y escasa bravura, nunca han entendido, jamás han comprendido y lamentablemente nunca logran vislumbrar, que la única figura y eje central del espectáculo, es su Majestad El Toro Bravo.
 

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