Lunes, 09 de Diciembre 2024

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La intimidad del Music Room

Por: Martín Casillas de Alba

La intimidad del Music Room

La intimidad del Music Room

No tengo la menor idea si es por la edad o por las dificultades para trasladarse en la noche, ya sea por la Ciudad de México o por Guadalajara, o si es por la lluvia o porque nos vemos forzados a tener una vida intramuros, pero el hecho es que por alguna o varias de estas razones o pretextos, hemos descubierto nuevos programas en TV que satisfacen la vida intramuros y hacen más placentera la vida en casa. Éste es el caso de la serie en Film & Arts que se llama Music Room (canal 430 Cablevisión de la Ciudad de México), que pasa los jueves y domingos a las 19:00 horas en un estudio de música con unos programas filmados en ese espacio vacío con magnífica acústica, de tal manera que podemos concentrarnos en los artistas y en la música que interpretan. Howard Goodall ha ganado premios EMMY, BRIT y BAFTA; es compositor de música coral y de musicales para teatro; es guionista y buen embajador que este año le valió la condecoración de Comandante de la Orden del Imperio Británico (CBE), por sus servicios en la educación musical. ¿Qué podemos esperar de un hombre con esta experiencia y con un tal carisma que cuando se reúne con los intérpretes, se acerca a ellos como nadie lo había logrado antes, para que nos cuenten sus intimidades, como las que puede haber —y que desconocemos— detrás de la interpretación de algunas piezas del repertorio, como las que han estudiado esos virtuosos con sus instrumentos? El jueves pasado fue Lang Lang, el joven pianista chino, nacido en Shenyang en 1982 que, ahora, a los 29 años está en los circuitos internacionales de primera división dando conciertos por todos lados, hecho un virtuoso que nos confesó que ha estado trabajando desde que tenía 11 años con la Sonata No. 23 de Beethoven, la Apassionata y que apenas el año pasado —después de 18 años de estudiarla— se sintió cómodo para interpretarla y poder hacerlo como Dios manda, mientras nosotros nos quedamos boquiabiertos escuchando la perfección y delicadeza con la que la interpreta en uno de sus movimientos, cuando creemos escuchar algo que está cerca de la perfección y de la emoción del romántico alemán. Las interpretaciones son de lujo, después que Howard Goodall logra que nos cuenten sus secretos detrás de las obras o sus descubrimientos, como el amor a la música española, como la de Albéniz, un impresionista que como Debussy logró pintar en sus Evocaciones marcada con cinco “pianos”, es decir, despacio, despacio, despacio… para que nos llegue hasta el fondo del alma.

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