Por: Dolores Tapia Es verdad que el día de ayer, la nota más comentada fue la muerte y entierro en el Panteón Francés de Roberto Gómez Bolaños, uno de los comediantes mexicanos más famosos de los últimos tiempos. Y también es verdad, que para desgracia de su antes inmaculada reputación, murió en una época febril, crítica de ese México que en otros tiempos, tanto le aplaudió. La muerte de “Chespirito” en este momento, se ha encontrado con una sociedad que se resiste a dejar el melodrama, pero que encuentra en unos pocos nuevos horizontes. Porque los ánimos están exacerbados y con razón, porque la gente está enojada y con razón. Porque el país entero está (estamos) indignado y con razón. “Chespirito” fue un cómico que correspondió a su tiempo, así de brutal y de verdadero y nuestra ignorancia y sus risas y su éxito también fue parte de ese tiempo… Como Jacobo Zabludowsky correspondió a su momento, un momento de autoridad y de información vertical en ese México en el que todos los adultos de hoy, jugábamos en la calle con la resortera y luego íbamos a dormir no sin antes ver, si nos portábamos bien “El Chavo del Ocho”… Así pues, nuestros papás después se veían el noticiero 24 horas en el que se abordaba una sola versión de temas varios, entre ellos… Las andanzas del Negro Durazo… ¿O no? Recuerdo mis primeros viajes a España, por allá de los años noventa, cuando transmitían los capítulos primeros de “El Chavo del Ocho” que resultaban o me resultaron en aquel momento, absolutamente hilarantes… Ojo, en un momento donde los que transmitían en México me parecían de una flojera soporífera… “Chespirito” ya se venía a menos en cuanto a calidad (Obvio, el mismo chiste de siempre). La muerte del cómico y las críticas alrededor de sus posturas políticas, me provocan sentimientos encontrados… Es parte de mi infancia, como 24 horas, como “Siempre en Domingo”, como la maceta de hierbabuena que tenía mi mamá en la cocina, como mi primera pelota, mi primera mascota… A muchos nos significa desde nuestra memoria melodramática… Y hasta cierto punto… Es verdad… Me daba orgullo que fuera tan exitoso en España y Latinoamérica… Soy jodida. Que era parte de ese plan de hacer “televisión para jodidos”, lo era, que era un personaje de mente cerrada, lo era, que “Chespirito” es una imagen simbólica que se antepone y contrapone a todo lo que aspiramos para el México de hoy, lo es. Lo admito. Pero espero también despedirlo como parte de una infancia mexicana, que nos guste o no, nos pertenece, porque era lo que había y a lo mejor, eso es lo que ha estado jodido, que sólo hubiera eso… Y eso está jodido, también. Sin duda fue un gran personaje de la comedia de su tiempo. Nadie lo puede negar, aunque se muerte nos restreguen en la cara hoy que no terminamos de crecer… y de eso, el señor Roberto Gómez Bolaños, no tiene la culpa. Descanse en Paz.
