Ayer a las 16 horas estaba regresando a mi oficina de la misa de cuerpo presente del papá de una gran emprendedora, en su mirada y en su rostro pude ver el dolor que le causo la muerte de su padre, también creo haber percibido el dolor de sus familiares y amigos. Quiero resaltar que especialmente, en ese momento de cercanía, en ese instante en el que le manifesté mi pésame me vinieron a la mente los recuerdos de aquellos momentos de dolor, los cuales también vivió, al enfrentar tanto la incertidumbre como la impotencia, causados por los resultados de enfrentar, la mayoría de las veces en desventaja, los múltiples retos que implica el ser hacedor de empresas, el ser emprendedor. Momentos de dolor que a los ojos de un tercero pudieran ser equiparables, por lo menos de acuerdo a las manifestaciones externas, aclarando que sólo en lo que al dolor se refiere pero nunca en el sentido del mismo dolor…También me vinieron a la mente, como en cascada, algunos de los momentos en los cuales tuve la fortuna de acompañarla a ella y a sus socios, los cuales se acumularon a lo largo de alrededor de dos años. Algunas veces pudimos hacer alguna contribución para solucionar las múltiples necesidades y carencias que enfrentaban; y en otras de las ocasiones, simplemente solo pudimos estar embargados por la impotencia. Esto último, al tomar consciencia que prácticamente, en ese momento y con los recursos que se contaban, lo mejor que se podía hacer era confiar y esperar que la Divina Providencia proveyera de lo necesario a estos magníficos emprendedores, para que pudieran seguir adelante.Estos grandes emprendedores debido a su visión trascendente, su gran y genuino afán y sentido de contribución, fortaleza, valentía, entrega, en ocasiones sin limites, altitud de miras, además por ser un magnifico ejemplo de unión y solidaridad entre socios, han calado hondo en la conformación de la imagen o impresión que hoy tengo respecto de lo que es ser emprendedor, de lo que implica emprender, de la pasión que viven los verdaderos emprendedores al emprender, la cual en ocasiones, como en el caso de estos emprendedores, llega a ser tan sublime como la que vivió nuestro Señor Jesucristo por todos nosotros, nuevamente, por supuesto, guardando sus proporciones en dimensiones y sentido.Esto por que, al igual que nuestro Señor Jesucristo, también han sido traicionados por falsos discípulos, en este caso por un mal contador que no solo los robo sino que además los engaño respecto del cumplimiento de las obligaciones fiscales. Este tipo de fraude sufrido por un emprendedor es equivalente a ser entregado a un destino de muerte…Estuvieron en su Huerto de los Olivos, han requerido llegar a él ante la angustia y desesperación para encontrar la serenidad necesaria para aceptar y enfrentar la situación por dolorosa que esta sea.También fueron aprehendidos, los captores en este caso, los malos funcionarios públicos que en lugar de apoyar al emprendedor en su momento de pasión, se aprovecharon del momento o simple y sencillamente fueron totalmente indiferentes.Juzgados. También han sido injustamente juzgados, tanto por quienes siendo cercanos fueron vencidos por su egoísmo y por ello no fueron capaces de comprender la circunstancia del emprendedor como por aquellos que pudiendo hacer algo para apoyar el emprendimiento simplemente juzgaron o mas bien se justificaron el no dar el mas mínimo apoyo, por lo menos en dinero.Vivieron también su camino al Calvario, en el que la mayoría de quienes se cruzaron en su camino, en ese momento de sufrimiento, desahogaron en ellos desde su egoísmo hasta sus frustraciones, pasando por su auto justificación: “ya se veía venir ese fracaso…”Por último, también vivieron su crucifixión, la muerte parcial o total del emprendimiento, del proyecto, de la empresa.Pero, creo que al igual que la Pasión de nuestro Señor Jesucristo esta no termina con la crucifixión, porque estos emprendedores van a la cabeza de la que será la siguiente generación de emprendedores.
