Uno cree que llegar y echar una firma puede ser de las cosas más fáciles del mundo, pero no. A lo largo de la historia, y constando en documentos tan antiguos como la piedra Rosetta, se ha hecho un registro detallado de distintos escenarios dramáticos en los cuales el hombre promedio ha perdido la batalla frente al mingitorio. Es, a manera de sugerencia, que hemos determinado hacer una breve lista de aquellas cosas que no son ni convenientes ni apropiadas cuando usted vaya al mingitorio. La lista, como siempre, es susceptible de perfeccionarse, para lo cual lo invitamos a sugerir posturas. Sin embargo, creemos resume los puntos esenciales cuando se enfrente al multicitado artefacto. (i) Si tienes chiquito el bate, acércate más a home. La primera regla cuando uno asiste al baño es ser considerado con quien sea que lo vaya a limpiar. Para eso, la sugerencia es básica: si tiene un bate chico, acérquese más a home. Al igual que resulta imposible que un beisbolista conecte un home run si no está en el strike zone, resulta casi una certeza que usted dejará un cerdero si no se acerca lo suficiente para prevenir tirar líquidos por todo el baño. (ii) No imite a Pepe Segarra. Si bien puede darse el caso de que se aproxime el superbowl o la serie mundial y usted se ha chutado todos los partidos transmitidos por Pepe Segarra, Toño de Valdez y Enrique Burak, y le parece muy graciosa la forma en que Pepillo dice “mordiendooo el polvo”, se le recomienda en todo caso repetir tal frase en lugares más apropiados como puede ser la escuela o su trabajo. Se tiene registro que han golpeado a un par de meones por intentar la “jugada Segarra”. (iii) No fraternice con desconocidos. Sin duda ser amable con los desconocidos se ha puesto de moda. Y no es que uno tenga algo en contra de ser amable. Sin embargo hay lugares para cada cosa y el intentar amistar con algún desconocido mientras está desbebiendo en un mingitorio es tan oportuno como preguntarle a uno de los Kennedys si es que está a favor del derecho a portar armas de alto poder. Si tiene un tema interesantísimo que quiera compartir, espérese en todo caso hasta que ya se esté lavando las manos. (iv) No beba los líquidos ahí contenidos. La idea central de los mingitorios es contener, encauzar y disponer de los meados, por ello, y por más que su compadre le haya sugerido la orinoterapia como medio para combatir la diabetes crónica, ello, bajo ningún espectro significa que el llegar con una jarra a un mingitorio sea algo apropiado. Si va a hacer esa marranada – a lo cual le sugerimos piense con cuidado si no le están gastando una broma pesada – hágalo de manera privada y con sus propios líquidos. (v) No le haga cosquillas al vecino. A todos nos gusta hacerle cosquillas a la gente, ni quien lo niegue. Sin embargo, usted tiene que recordar que el ir al mingitorio requiere de un grado de concentración equivalente a resolver un examen de matemáticas avanzadas en MIT, por ello, aunque lo haga de buena voluntad, hacerle cosquillas a alguien a media meada sólo va a terminar en una tragedia. (vi) Deje los hielos en su lugar. Puede que se haya dado cuenta que le tocó el peor mesero de la graduación y que se tarda como una hora cada que le pide más hielos. Pese a ello, nada, repito nada, justifica que usted pierda la paciencia y decida agarrar uno de los hielotes del mingitorio. Por más que le recuerden a los raspados del parque Morelos, le aseguro el sabor será por mucho más agrio que el del jarabe de grosella. (vii) Si tiene piedras en los riñones, espere a que no haya nadie. Sí, todos entendemos que se trata de una enfermedad, que no es su culpa, que es muy dolorosa. Sí a todo. Pero usted debe entender que pocas cosas freakean tanto a la raza como que el vecino de mingitorio lance un intenso grito mientras se le salen las lágrimas que demuestran su agonía. (viii) Respete el orden de la separación. Ya desde tiempos de los romanos, se estableció en la ley Aquelia que cuando uno acudía a un baño que contara con varios mingitorios debía, ante todo, marcar una sana distancia del vecino dejando libre el mingitorio siguiente a aquél que ya estuviera ocupado. Esta norma se debe repetir por todos los que vayan entrando hasta que sea inevitable estar pegado a alguien. Si se da eso último en todo caso mantenga la vista al frente y sostenga una cara de seriedad propia de las imágenes de Don Benito en los libros gratuitos de la SEP.