A mi amigo Eduardo Orendain.Me llamó poderosamente la atención que un portentoso libro reciente sobre el tequila, De la antigua taberna artesanal a una industria de alcance global, firmado por “Dr. Ignacio Gómez Arriola”, publicado por la benemérita Cámara Nacional de la Industria Tequilera, afirme de manera contundente que un botánico alemán, de nombre Franz Weber, después de varios años de estancia por el Occidente de México “registró hacia 1902 la variedad de agave azul con su nombre… a instancias de la familia López Portillo, vinculada con algunos fabricantes tradicionales de tequila, con quien emparentó”.Este texto está tomado de manera acrítica de un tal Enrique Martínez Limón (ed. Revimundo, 1999), al parecer periodista y sin base aparente en este caso.Tal vez su falta de formación histórica le permitió correr demasiado y, sin bases sólidas, soltó sin reparo alguno el aserto mencionado.Este servidor de ustedes consiguió hace tiempo, gracias a Claudio Jiménez Vizcarra que, sin ser historiador es mucho más cuidadoso que el autor de que trato, una copia del famoso artículo de Weber, publicado en el Bulletin du Museum d’Histoire Naturelle de Paris, del año 1902, en el que estableció efectivamente las características del dicho agave, mismo que quedó científicamente registrado como “agave weber azul”. Sin embargo el hombre no se firma Franz sino simplemente “A. Weber”.Perseguí huellas del tal “Franz Weber” y nunca encontré a nadie con las características señaladas por el Doctor Gómez. En cambio, con la ayuda cibernética de mi colaborador Osvaldo Maciel Rayas, apareció el nombre de Albert Weber, como el de un famoso botánico francés, aunque de origen alemán, nacido en Wolfisheim, Estrasburgo, al norte de Francia y reconocido como nacional de este país.Siguiendo este camino encontré el año de nacimiento y su nombre completo: 1830 y Frederic Albert Constantin, y también supe que se recibió de médico a los 22 años en la capital de su provincia. Además, averigüé que el hombre incluso sirvió en el ejército francés como médico militar y, ¡oh sorpresa! que estuvo en México en el que envió Napoleón III para cobijar a Maximiliano. Tampoco se quedó en México el doctor Albert Weber: se retiró a Francia en 1866, justamente 30 años antes de cuando, según Gómez Arriola, el otro Weber llegó a nuestro país.Además del agave tequilana azul, son varias especies más las que llevan el nombre del Weber francés, todas ellas del género de las agaváceas, como lo acreditan los registros de varias sociedades científicas.Conviene, pues, dejar a la familia López-Portillo en paz con sus otras glorias.
