Hace diez años me encontré a Rafa Márquez en el aeropuerto de Madrid, supongo que él iba a Barcelona. Mi madre se tomó una foto con él, a mó me dio pena, Rafa era mi ídolo y el de mi papá. Nos encantaban sus goles, su esfuerzo, su elegancia.No hemos salido de la conmoción de la noticia de que el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos ha acusado a Julión Álvarez y a Rafa Márquez de lavado de dinero. Terrorífico.En el caso de Márquez se nos ha roto el corazón a nivel nacional, la prensa mundial (o bueno la gringa, la francesa, la italiana y la española, hasta donde sé) ha abordado el asunto, sin embargo, ayer por la tarde se nos dejó saber a través de los portales de noticias que el capitán de la selección acudió a declarar a la PGR por su propio pie. Lo cual en medio del desastre, habla bien de él.Rafa Márquez –bien lo dijo León Krauze ayer en el portal de Letras Libres- ha sido –con esta acusación o sin ella- un gran, gran, gran futbolista, mayor que Hugo Sánchez quien eso sí, a nivel histórico fue un parteaguas en la historia del deporte en México. A mí me duelen dos cosas en este caso: Primera, la posibilidad –porque eso es, una posibilidad, no un hecho comprobado aún- de que Rafa, esa especie de esperanza blanca y futuro posible, resulte ser un corrupto. Y la segunda es esa irresponsable y naca histeria colectiva de opinar sobre otro y acribillar a una figura (con una crueldad que ni siquiera vi en el caso del Chapo Guzmán) por sus “supuestos” vínculos con el narco. Ojo, no defiendo actividades ilícitas de ningún tipo de persona, sea ídolo, no ídolo, pobre, rico, hombre, mujer, flor, fruto o verdura. Nada.Hasta el momento de escribir esta columna, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos había confiscado sus cuentas, le había quitado su vida y hasta donde sé, lo tiene sometido a investigación –procedimiento que es normal en estos casos-, poco después el mismo futbolista se presentó ante las autoridades quienes están trabajando en conjunto con el vecino país del norte en la investigación que corresponde.Pero a la gente se nos decepciona la vida antes de pensar, tenemos que ir a una marcha, debate, sesión de opinología vulgar antes de investigar. Nos encanta lo pronto, lo chido, lo polémico, lo naco, lo narco. Juzgar por deporte me parece un poco vulgar, les diré.Por qué no otorgar un poco, el beneficio de la duda… Tiene derecho y quizá con un poco de optimismo, todo se aclare en su beneficio… y el de todos, pues.
