La gente de la calle, la que sí anda de un lado para el otro y se enfrenta con los verdaderos y objetivos problemas de la vida diaria. Se queja, con justa razón, de los que toman decisiones desde un “escritorio”, sin realmente conocer la realidad de los problemas que pretenden resolver con sus decisiones.Hay escritorios que no salen de la oficina, los hay que son tan fríos como el metal del que están hechos. También hay de madera fina, que se tiene que estar cuidando de que no le de ni el polvo.Hay escritorios pequeños y muy grandes, pero no tienen ventana a donde mirar. Unos son tan viejos, que sólo adornan y sirven más en un museo. Los que son de cristal, no esconden nada; pero al ser de vidrio cualquier error y se quiebran.Unos escritorios son tan estúpidos que sólo sirven de apoyo para firmar y firmar cheques, sin ni siquiera confirmar ni cuanto, ni para quién.Hay los que presumen de tener una historia de poder, que les queda grande. Y otros que los sienten pequeño, porque aspiran a más. Pero el que domina y es el verdadero protagonista, es el de los burócratas, de hecho eso quiere decir la palabra “bureau” papelera, o escritorio. En griego la palabra Kratos es fuerza, poder.Así que juntos “bureaukratos” quiere decir, literalmente, escritorio de poder. Brillante la reflexión de Aniceto Aramoni, en su libro El Mexicano ¿Un ser aparte?.Nos recuerda que “la burocracia tiene relación directa con la corrupción, con la prevaricación, con el poder del escritorio. Se refiere también a la importancia que posee el dinero, la oportunidad, la competencia, el prestigio y la manipulación de la ética y los valores morales con el ingrediente de ser causales en la determinación de una o más formas de carácter hasta estructurar un sistema”El burócrata tiene un escritorio y el poder para hacer muchas cosas y si es algo egoísta y está allí para servirse de su cargo, seguramente lo usará para ejercer la corrupción.“La burocracia —señala Aramoni— por definición es inhumana, reificante del individuo, creadora de enajenación; el hombre se torna secundario e inimportante, lo que vale es la propiedad, el objeto, la cosa, el comercio, los números, el papel y la abstracción contable, lo único que da fe, que convence y confirma es el documento; un registro es determinante, la afirmación de un hombre honrado no significa ni demuestra nada.”El burócrata, a la mexicana, es un entusiasta de su “escritorio del poder”. Ya cuando uno te dice: “ahorita vemos su asunto en mi escritorio” cuidado. Es allí donde el va a decidir qué hacer con tu situación. Si lo convences, eso si apegado a la ley, entonces saca tu asunto, si no pues sólo el dinero hace que no le hagamos caso a ella.Así que “caite con la lana, pos si no no sale”¡Ayyyy escritorios, cómo abundan con cajones por doquier!
