Por Emilio Fernando Alonso Salvador Martínez Carrillo, nació en Mexicali, Baja California, pero en sus primeros años de vida, sus padres cambiaron dos ocasiones de residencia: primero a Tepic, Nayarit, y después a Guadalajara, Jalisco, donde vivían sus abuelos, por el centro de la urbe tapatía, muy cerca de San Juan de Dios. Los primeros años de vida de Salvador Martínez Carrillo fueron como los de cualquier niño de su edad, jugaba futbol, pero no soñaba con ser futbolista, sino boxeador, afición que le surgió cuando acompañaba a su abuelo a vender papitas frente a las puertas de ingreso de la Arena Coliseo, en la calle de Medrano. Cuando abrían las puertas del inmueble boxístico, el chamaco, Salvador, siempre encontraba la forma de ingresar con permiso de su abuelo a ver algunas peleas, y luego volvía a salir para ayudarle con la venta de las papas. Cuando tuvo edad, entró al gimnasio del Coliseo tapatío, y pronto sus entrenadores descubrieron que tenía aptitudes para hacerse boxeador profesional, por lo que, tras semanas de trabajo, aprendiendo el ABC del boxeo, sus mentores lo inscribieron en el torneo de Guantes de Oro, primer escalón para que los aspirantes a pugilistas profesionales muestren sus condiciones y ahí nació el apodo que lo haría famoso. Y es que un compañero de gimnasio contra quién debutaría, al ser cuestionado por otros muchachos aspirantes sobre su rival, éste respondió “pues me tocó en el sorteo el Güero”, ¿pues cuál Güero? Le preguntaron y él respondió, “pues el ‘Güero Papero’” y desde entonces así fue conocido y anunciado en todos sus combates. Como mostró aptitudes, y le llegaba mucho al público, pronto comenzó a ser programado en funciones estelares, pues el “Güero Papero” llenaba la arena cada que encabezaba una función, y así llegó a estar considerado entre los mejores exponentes de la división reina de México, el peso Gallo. Nunca fue campeón Mundial, pero sí se enfrentó con algunos de los mejores Gallos mexicanos, y del mundo de su época, como Romeo Anaya, Julio Guerrero, Rogelio Lara y José Medel. Era tal su popularidad, que lo precipitaron y pelearon con demasiada frecuencia, por lo que su estilo abierto y agresivo, hizo que recibiera demasiado castigo, y su piel blanca, fina y sus cejas, sufrieran muchos cortes que le hacían abrirse al ataque buscando ganar por nocáut, y no pocas ocasiones esa estrategia suicida, le hizo perder peleas importantes, que le impidieron llegar aún más alto. No obstante, su estilo comercial, agresivo y espectacular lo hicieron un ídolo de los aficionados tapatíos al boxeo, que aún hoy guardan un gratísimo recuerdo de Salvador Martínez Carrillo “el Güero Papero”. El “Güero Papero”, como le gusta que lo llamen, vive en Guadalajara en una casa de la calle Churubusco, cercana a San Juan de Dios y la gente aún lo reconoce y le saludan con cariño y admiración en la calle gritándole “ Ése mi ‘Güero Papero’”, ante lo cual, se encuentran siempre con una sonrisa, y un saludo afectuoso de un hombre humilde, que pudo cumplir su sueño de niño, de ser boxeador profesional, llenar arenas y enfrentar a los mejores boxeadores de su tiempo.
