En el ayer, durante un tiempo trabajé en la Secretaría de Salud y bienestar social del estado fungiendo como Secretario particular del Sr. Secretario; con ese carácter tuve oportunidad de escuchar de médicos y enfermeras, una serie de cuentos, historias y chistes de los llamados crueles, también se les llama de humor negro ya que los galenos, por su trabajo e insensibles al dolor humano, los contaban con la mayor naturalidad del mundo, pues ver el sufrimiento ajeno era el pan de todos los días; se de antemano que al contarlos no son chascarrillos para que se rían por no ser cuentos picaros o divertidos pero pidiendo disculpas por ello a mis tolerantes lectores, empecemos a narrarlos: El tratamiento Una muchacha todavía joven se casa con un señor ya viejito pero con mucho dinero, de viaje de bodas se van a Europa; a su regreso del viaje las amigas de la recién casada, la invitan a desayunar para que les cuente como le fue en el viaje por lo que de inmediato le preguntan: cuéntanos ¿Cómo te fue en tu luna de miel? La recién casada contesta: de maravilla, fuimos a París, a Roma a Londres y a Suiza, mi esposo me compró lo que yo quise: los vestidos de moda en la ciudad Lux, miren las joyas y el reloj de Suiza, pero una de las amigas más mordaz, insiste, pero en tu vida intima con él ¿cómo te fue? ¿No tuvieron ningún problema? Y la desposada responde ninguno pues iniciamos un tratamiento, ¿un trata... miento? ¿Con algún médico europeo especialista? No dice la recién casada a la hora de la hora, él trata y yo miento, él le hace la lucha y trata de hacerlo y yo miento diciéndole ¡sigue, sigue, tu puedes! Y así estamos en trata... miento. él trata y yo miento. El brinco Un paciente con una enfermedad venérea muy aguda le dice al médico que lo ve: doctor me lo recomendaron a usted como una eminencia ya vi a tres doctores y todos me dijeron que solo cortándome el lugar donde tengo el mal me puedo aliviar. El galeno después de un minucioso examen le dice al apurado paciente. No se mortifique, no hay necesidad de cortar nada, súbase a esa mesa le dice el médico, el paciente lo hace; ahora de un brinco le ordena. El paciente lo hace y ve azorado como la parte enferma se le cae y el médico muy despreocupado le dice ¿ya ve que no había necesidad de cortarlo? El pleitoEn un pleito entre niños, el muchachito rico le dice al pobre, lero, lero a ti no te compraron un trenecito eléctrico como el mío, el niño pobre guarda silencio. El muchacho rico vuelve a la carga y le dice al pobre: liro, liro, tu no tienes Nintendo como el mío, y nuevamente entre burla y burlando le dice: tu no tienes balón de futbol. Y el niño pobre ya enfadado como desquite le dice: ¡y tampoco tengo cáncer! Datos tomados del libro “Hablemos de salud” del autor de esta columna.