El independentismo catalán no es una ocurrencia intempestiva. Hace tiempo que se viene cultivando curiosamente abonado por la prepotencia del gobierno español. Dada la situación que prevalecía ya hace ocho años, cuando se produjo la caída del PSOE y el advenimiento del Partido Popular, de fuertes reminiscencias franquistas, este servidor anunció que la vocación por la soberanía crecería sobremanera, aunque nunca pensó que tanto.Finalmente los catalanes no fueron convocados a las armas pero sí a las urnas. Por la vía legal, sin romper un solo plato, a pesar de las sucias trapacerías y arbitrariedades del gobierno matritense y las zancadillas de los "botiflers", que es su modo de decir "malinchistas", el pasado 27 de septiembre los independentistas consiguieron ser mayoría en su parlamento.Asimismo un 48.5% se reveló a favor de la independencia y solo un 33% lo hizo en contra. Hubo un 10% —que ahora esconden— que se declaró ni a favor ni en contra.Votar a favor de que empezaran las gestiones puntuales para construir la República Catalana fue el paso siguiente. Ello sucedió el pasado lunes.Hasta aquí todo se ha llevado a cabo dentro de la ley, pero es indispensable, como se comprenderá, no enfrentarla pero sí proceder a prescindir de ella.No es ésta la primera vez que la República Catalana aparece en el horizonte. Un intento hubo en 1931 y otro más en 1936. No se llegó a la culminación por diferentes factores, entre otros que toda España vivía un régimen republicano, pero la puntilla la dieron las armas franquistas y el respaldo que éstas tuvieron de nazis alemanes y fascistas italianos… Mas ahora el panorama internacional pondera las leyes y, excepción hecha del gobierno de Rajoy, en Europa se respetan los votos.Es evidente que España no va a dejar de responder, aunque parece que los gobernantes españoles no saben bien cómo. ¿Quién ganará?Lo malo es que la falta de respeto al derecho ajeno que prevalece en Madrid hizo que quemaran antes de tiempo recursos que pudieron haber paliado la decisión de separarse de manera total.Haciendo gala de aquel precepto de que lo más parecido a un español de derecha lo es uno de izquierda, el PSOE se ha alineado con Rajoy, sacrificando la posibilidad de alguna componenda. Pero quizá el error mayor es que su majestad Felipe VI, cuya legitimidad es más que dudosa, haya actuado como una vil marioneta procediendo hace poco a regañar y amenazar al gobierno catalán, legítimamente constituido.En vez de mantenerse por encima del pleito y poder actuar como mediador, se arremangó y se metió al lavadero en favor, de manera abierta e irracional, del bando de Rajoy.Curiosamente los españoles más cuidadosos han sido los de Podemos, más desbozalados en muchas cosas, pero más sensatos en ésta.Total: un desaguisado.