Te mataron por robar tu celular. Regresabas de la Feria Internacional del Libro. Apenas tenías 20 años. La noche del pasado martes después de las nueve de la noche quedaste tirado en el piso, boca abajo, pegado al machuelo de la banqueta de la Avenida Isla Raza en Guadalajara. Por momentos parecía que estabas dormido. Ibas acompañado de tu amigo que lloraba desesperado mientras un vecino llamaba a los servicios de emergencia.En minutos llegaron tus familiares. Tu mamá te movía los pies, tu papá la cabeza, a metros de distancia se escuchaba el grito desgarrador de tu hermana: “¡Gerardo por favor contesta!”.Los paramédicos de Cruz Verde te voltearon con cuidado. La herida de aproximadamente 10 centímetros de largo que tenías arriba del ombligo fue mortal, nada se pudo hacer, fue inútil. Los balcones de las torres de departamentos que ahí se ubican, servían de palcos para los espectadores que observaron —de nueva cuenta— los resultados de la delincuencia que ya ganó terreno en ese lugar y que ahora terminaban contigo.Te cuento Gerardo que hace casi 25 años la Colonia Jardines del Sur, donde te mataron, apenas terminaba de construirse, en los límites estaba la temida —en aquel entonces— Colonia Villa Guerrero y enseguida se erigía El Sauz, zona habitacional considerada caldo de cultivo de la delincuencia ordinaria y organizada. Transcurrieron los años, se expandió la mancha urbana y también los robos, el narcomenudeo y los crímenes, como el tuyo.Gerardo, eres el lamentable y absurdo ejemplo de lo que ocurre ahí desde hace tiempo —lo que no excluye a las autoridades actuales de su responsabilidad—, jóvenes presa de otros de tu misma edad que amenazan, roban y ahora matan cerca de la unidad deportiva en el que algún día jugaste o del parque de la calle Isla Gomera en el que no hace mucho tiempo pedían votos los que hoy están en el Gobierno.Dos sujetos vestidos de playera negra y pantalón de mezclilla fueron los que salieron a tu paso, con características físicas similares a los que semanas antes robaron los celulares a seis estudiantes de la prepa cercana. Platicaban precisamente en el parque cuando también los amenazaron con navajas.Entre las condiciones naturales del horario de invierno, lo intermitente del servicio de alumbrado público y la fallida estrategia de vigilancia policial, tu asesinato se perdió en medio del “reacomodo” que por esos días tenían las bandas criminales. Eso dijeron las “autoridades”.Gerardo: quisiera decir que tu muerte no quedará impune, pero no puedo, porque al parecer nadie puede hacer nada. Nadie puede detener el crecimiento de estas nuevas formas tan estúpidas de poner fin a la vida de alguien más. Hace una semana fuiste tú, así como vamos, pronto nos podemos encontrar allá donde ahora estás.
