Como buen administrador, Augusto tenía pasión por las estadísticas. Suetonio dice que al morir dejó escrito de su propia mano un breviario de todo su imperio, “donde figuraban los nombres de los ciudadanos y riquezas de cada provincia, lista de aliados que engrosaban su ejército, estado de tributos y rentas, recuento de las cantidades gastadas en necesidades y liberalidades”. Datos obtenidos por unos por unos papiros egipcios que conocían estos empadronamientos. A un decreto semejante alude el Evangelio de San Lucas: “Y aconteció de aquellos días que salió un edicto de César Augusto mandando que se empadronase a todo el mundo. Este primer empadronamiento fue hecho por Sulpicio Cirino, gobernador de Siria”. Este gobernador nombrado en el evangelio, no era un desconocido. En sus Anales, lo nombra Tácito, aludiendo a su valor guerrero y sus servicios al Imperio, su consulado sub divo Augusto en el año 12 antes de nuestra era, sus hechos belicosos de la Cilicia, su gobierno en Armenia, su designación de ayo de confianza de Gaio Cesar, sobrino del emperador. Fue dos veces gobernador de Siria. Una, a la muerte de Arquelao, (hijo de Herodes) año 6 de nuestra era. Flavio Josefo narra que mandó Sulpicio Cirino hacer un censo de población ; no es la que se relaciona con el evangelio de San Lucas, sino que cuando vengaba en Cilicia la muerte del rey Amintas, aplastando a los rebeldes homónades que osaban enfrentarse al poder de Roma, en el 9 y 6 antes de Cristo. Tertuliano, escritor africano, excelente jurista, conocedor de documentos anagráficos romanos, apoyándose no en el evangelio de San Lucas, sino en un texto oficial del Imperio, atribuye este censo del nacimiento de Cristo al legado de Senzio Saturnino. El mandato de Senzio en Siria se prolongó desde el año 8 hasta el 6 antes de Cristo. Parece una contradicción, viniendo a confirmar la afirmación del evangelista. Los 2 textos se complementan; que Senzio Saturnino terminó en Judea lo que Cirino comenzó, o, Saturnino terminaba título de colaborador de Cirino. En Palestina, lo mismo que en Egipto, el censo exigía se trasladasen al lugar de su origen; descendientes de la casa de David, José abandonó su aldea de Nazaret para inscribirse con María en los registros de la ciudad de David, de Belén. Un camino de 30 leguas separaba las 2 poblaciones, tardaba haciéndolo a pie 3 o 4 días. Nazaret era aldea desconocida de los autores de la antigua literatura hebrea. Belén, en cambio, tenía una historia brillante. Al asentarse los israelitas en Tierra Santa, cambió su nombre cananeo de Beth-Lahamu, “casa del Dios Lahamu” por el de Bethlem, “casa el pan”. Llamada también Efratá, apellido de uno de los linajes que se hizo famoso por la rama de Jessé, padre de David. El profeta Miqueas la llama así, en el siglo VII. Dándole vida las caravanas que iban de Egipto a Jerusalén. Un tal Camaan, hijo de un contemporáneo de David, construyó una posada en tiempos de Jeremías y acaso también de Jesús, seguía llamándose la hospedería de Khan o Geruth de Camaan. Jerusalén y Belén distan entre sí de 2 horas, pero formaban parte de regiones geográficas distintas, diferentes ambientes, climas, dirección de aguas, campos de labor, terraplenes donde crecen olivos centenarios donde los pastores tiene sus estaciones, y, una hermosa llanura de pan de llevar de la cual toma su nombre la histórica población de Bethlehemen, es decir tierra de pan. Las dificultades que esa ley causó, saturó los lugares para hospedarse, imponiéndoles privaciones, gastos, exacciones, asperezas de caminos, incomodidades, no encontrando lugar dónde quedarse. San Lucas dice: José llevaba a María, “la mujer desposada con él, que estaba encinta”. María no tenía por qué haber ido, no estaba incluida en la ley. Los dos esposos quizá hubiesen decidido establecerse en el lugar de origen del linaje de David, que según el ángel Gabriel, Dios había de dar al fruto que esperaban el trono de David su padre. San Lucas dice que no había lugar en la posada, sino que no había lugar para ellos. Los temores de José se cumplieron y empezaron a pedir… POSADA.