Algo para (con suerte) conseguir en la FIL...El jueves 22 de octubre comenzó a venderse en librerías la trigésimosexta entrega de la colección de aventuras de Astérix: Le papyrus de César (Albert-René, filial de Hachette), que en plena rentrée literaria en Francia es ya, de antemano, campeona indiscutible de ventas del 2015, con un tiraje sólo para ese país de dos millones de ejemplares. Pero se publicó simultáneamente en veinte lenguas, con un total de más de cinco millones de ejemplares (160 000 para la edición española de Salvat). Los 365 millones vendidos desde su lanzamiento en 1959 hacen de la serie de Astérix el cómic más vendido del mundo.El papiro del César es el segundo libro de la serie firmado por Jean-Yves Ferri (guionista) y Didier Conrad (dibujante), que desde la entrega anterior tomaron el relevo de los autores originales, Albert Uderzo, quien a sus 88 años se ha declarado muy satisfecho con la nueva entrega, y René Goscinny, muerto en 1977.Según las reseñas de prensa, este último álbum no desmerece para nada respecto de los mejores de la colección. Tal parece que los autores actuales han logrado captar en todos sentidos el espíritu, la letra y el dibujo de sus predecesores, que siempre buscaron confrontar el universo y la mitología peculiares de Astérix, Obélix, su pequeño poblado galo y el resto de su mundo con la actualidad del momento (en La residencia de los dioses (1971) se trataba de la política y el urbanismo; en Obélix y Compañía (1976), el pueblecito galo se veía enfrentado al desarrollo de una economía de masas...)El argumento de El papiro del César surge de una idea curiosa: la Galia de Astérix de pronto descubre la vertiginosa aceleración de la actualidad y cómo una información que se trata de ocultar nunca lo está por mucho tiempo. Los pajaritos del bosque son azules y dicen “twit”. Uno de los que manejan las comunicaciones vía paloma mensajera se llama Redewifix.En Roma, Julio César está a punto de publicar su Guerra de las Galias, que lo hará pasar a la posteridad. Pero la obra contiene un capítulo sobre los reveses sufridos en su campaña a manos de cierto pueblo de “irreductibles galos” que ya conocemos... Entonces, su asesor y agente literario, Bonus Promoplús (nuevo avatar del inmortal Caius Detritus de La cizaña), decide suprimirlo por razones de imagen. Intenta, pues, neutralizar a los escribas númidas mudos encargados de copiar el manuscrito. Pero uno de ellos, llamado Bigdata, escapa y filtra el capítulo censurado a un arrojado reportero galo, Doblepolemix (casi, casi le llamaron Wikilix)... Se trata, pues, de una campaña de comunicación, de control de la información y de los nuevos medios.Pocos cómics han alcanzado la calidad de Astérix, que se presta a un muy amplio abanico de lecturas, que van de lo infantil (que nada tiene que ver con lo tonto) a lo culto. Por cierto, sus traducciones españolas han sido siempre magníficas: esperemos que sigan siéndolo.
