Para el común de los usuarios, la única “mejoría” en el transporte público de la Zona Metropolitana de Guadalajara consiste en que la flotilla que presta ese servicio se ha renovado un tanto; pero no, en manera alguna, que se hayan tomado las medidas pertinentes, eficaces, para ofrecer a los usuarios un servicio digno y eficiente.-II-Casi todos los afanes oficiales orientados a lograr el “Nuevo Modelo del Transporte Público” que los usuarios que leen en la parte posterior del camión que los dejó tirados en la esquina, sin darles la parada, mientras se escuchan los ecos de las airadas sacudidas al árbol genealógico del conductor “certificado”, se han quedado en el discurso… o en el maquillaje. Innovaciones como los rótulos luminosos, la incorporación de cámaras de seguridad y sofisticados mecanismos electrónicos de navegación o de alarma, así como la cacareada “certificación” de los choferes o la transformación del modelo tradicional del hombre-camión por el de la ruta-empresa, que supuestamente justifican el aumento en la tarifas restablecido por la autoridad, escasamente se traducen en una mejoría sensible del servicio.Díganlo, si no, los usuarios, para quienes la aventura cotidiana del transporte suele transformarse en una pesadilla.-III-Vale subrayar, en todo caso, que el único beneficio —muy relativo y muy discutible— de toda la faramalla que se ha hecho y de toda la saliva que se ha invertido en campañas mediáticas orientadas a hacer creer que la “h.” autoridad, en efecto, se esfuerza por ofrecer tanto a los reales como a los potenciales usuarios del transporte público uno de mayor calidad, consiste en haber congelado las tarifas desde marzo de 2014 (hace casi tres años), en castigo por la “chuza” trágica de un camión urbano a inmediaciones de la Prepa 10. O sea, pura demagogia.Concuerdan los estudiosos del tema en que la Zona Metropolitana de Guadalajara arrastra un rezago de cerca de 50 años en esa materia. La primera línea del Metro que el entonces Presidente Gustavo Díaz Ordaz prometió al entonces gobernador Francisco Medina Ascensio, y que abortó a raíz de los trágicos sucesos de Tlatelolco, quedó en las dos líneas del Tren Eléctrico Urbano en operación y una más en construcción…Medidas simbólicas, al final de cuentas. Simples aspirinas para el cáncer que, en materia de transporte, padecen los habitantes de la que antaño se preciaba de ser nada menos que la versión corregida y mejorada del Paraíso de nuestros primeros padres.