Miércoles, 23 de Abril 2025
Entretenimiento | En la filantropía ayudar una sola vez no es filantropía

TEXTO INVITADO: La discapacidad en unas cuantas palabras

Por esto y por muchas cosas más, reconocemos, con profundo agradecimiento, esta oportunidad de comunicarnos con ustedes, distinguidos lectores, la consideramos una prueba renovada de amor hacia la discapacidad.

Por: EL INFORMADOR

Por: José Luis Cuellar de Dios

Me han pedido que escriba un artículo de la discapacidad en  mil palabras, hablaré de Martita, mi hija, una chica de 29 años con discapacidad intelectual a quien llevo tan adentro que escribo sus pensamientos, no los míos. Ella, como todos los discapacitados, recorren su tránsito en este mundo hacia una vida eterna de plenitud y gloria sobre Pegasos de Dios. 

Martita se ha convertido, para mí y para quienes la tratan, en una mensajera de humildad, paz, tolerancia y caridad, su dulzura me envuelve, sin embargo, cuando pienso en el inevitable día que tendré que dejarla, me invade una terrible sensación de impotencia pues he podido comprobar que son seres sujetos al anonimato, al olvido y a la indiferencia. Aun se les mira con espina y escama, a pesar de que todos los rincones del mundo están llenos de discapacitados olvidados. Resulta, que mientras no sepamos verlos y entender su alta misión en esta tierra, nunca sabremos amarlos.

La discapacidad de Martita la hace vivir con una especie de perpetua luminosidad espiritual que alumbra a quien la rodea con alegría, ternura y bondad, es miembro de los legionarios de las ilusiones humanitarias que inyecta esperanza a quienes con ella conviven. Mientras los discapacitados viven en las cumbres de la espiritualidad, nosotros, los “seres normales”, aun recurrimos a viejas excusas para justificar nuestra indiferencia.

En la filantropía ayudar una sola vez no es filantropía. Por esto y por muchas cosas más, reconocemos, con profundo agradecimiento, esta oportunidad de comunicarnos con ustedes, distinguidos lectores, la consideramos una prueba renovada de amor hacia la discapacidad. No olviden que los discapacitados tienen aspiraciones que sólo con su ayuda podrán alcanzar. Pero sobre todo, no olviden que la felicidad no basta para ser felices, hace falta la generosidad sin bridas. Amén de los amenes.

Tapatío

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