Stomp orquesta el espectáculo de los instrumentos cotidianos

GUADALAJARA, JALISCO (07/JUN/2013).- A veces no se necesita hablar el mismo idioma para transmitir una emoción sublime. A veces no se necesita palabra alguna para conmover y provocar una ovación. El mejor ejemplo de esto se vivió ayer por la tarde en el Teatro Diana con la función inaugural de Stomp, un espectáculo en el que no existe ningún tipo de intercambio verbal entre el público y los artistas, pero sobra la complicidad y, sobre todo, los aplausos.

Tuvieron que pasar casi occho años para que la producción nacida en Inglaterra, pero de fama internacional, volviera a darse una vuelta por los escenarios mexicanos. Y si bien en este tiempo la oferta de entretenimiento ha sufrido una profunda transformación, también es cierto que el Stomp que llegó a la Perla Tapatía este jueves es radicalmente distinto al que se paseó por escenarios aztecas hace casi una década.

Stomp es un show donde la fuerza física y la precisión lo son todo. Ocho bailarines ejecutan coreografías con una sincronización milimétrica, haciendo uso de una notable condición física, apareciendo y desapareciendo del escenario en el momento preciso. Hay pocos momentos para tomarse un respiro, y no hay lugar a errores ni retrasos a lo largo del evento.

El vértigo con el que se desarrolla el espectáculo, que arrancó una temporada de tres días en el recinto de avenida 16 de septiembre, implica que para los artistas no haya tregua ni descanso, pero también exige que el público mantenga su atención en lo que sucede en el entarimado.

En el filo de la butaca

Si bien Stomp no usa palabras para atrapar la atención de los espectadores, eso no significa que todo sea baile. El encanto que despliega el espectáculo se basa en el uso de objetos comunes para sacarles “sonidos”, convirtiendo todo tipo de enseres domésticos e industriales en una orquesta perfectamente coordinada.

Manos, botas, escobas, cajas de cerillos, botes de plástico, garrafones, carritos de supermercado, palos, pelotas de baloncesto, encendedores, plumas, periódicos, anuncios de tránsito y hasta polvo. Todo lo que apareció en el escenario fue susceptible de ser transformado en un instrumento sonoro.

“Ya sabía que era un espectáculo de calidad, me lo habían recomendado”. Afirmó Fátima, una joven que asistió al Teatro Diana convencida de que se toparía con un espectáculo de clase mundial. Y no salió decepcionada. “Se me hizo padre, muy divertido. Todo muy ensayado y muy bien”, remató con una sonrisa. “A mí me gustó, ya he visto otros shows del mismo corte, pero éste está muy bueno”, opinó por su parte Julia Hernández.

Tal vez el único “pero” del espectáculo no estuvo en el escenario precisamente, sino en las butacas. Cada vez es más común y viene haciéndose una costumbre en los diferentes espectáculos teatrales que se presentan en la ciudad, la solicitud que se hace a través de los altavoces del Diana para apagar los celulares antes de que comience la función. La solicitud es pasada por alto por más de algún promotor del desorden y que la mayoría de las veces queda en el anonimato en medio de los espectadores.

Esto se traduce en que cada cierto tiempo, y de forma inoportuna e irrespetuosa para quienes sí acatan las reglas del teatro, suene algún tono de teléfono móvil, casi siempre con la canción de moda o un sonidito tropical que desentona en la presentación, cualquiera que sea, así se trate de una tan ruidosa como la que ofreció ayer Stomp en la perimera función de su nueva temporada.

Stomp en Guadalajara / Teatro Diana / 7 y 8 de junio / 18:00 y 21:30 horas / Boletos de 220 a 825 pesos