Entretenimiento | No me alcanzará la vida Itinerario Celia del Palacio recorre los misterios de Guadalajara en su más reciente novela Por: EL INFORMADOR 15 de junio de 2008 - 19:56 hs Celia del Palacio ha dado a la ciudad de Guadalajara y a sus habitantes un merecido regalo: una extensa novela que versa en 499 páginas sobre la ciudad, algunas de sus costumbres y uno que otro de sus personajes históricos. La investigadora, quien se ha adentrado en los últimos 20 años en las publicaciones y vida cultural de los tapatíos desde el siglo XIX a la fecha, ha conseguido, con destacada solvencia, enrolar al lector en una historia alternada en dos tiempos y empotrada en los avatares de la pasión y el desamor. La Guadalajara de mediados del decimonónico, la de los carruajes y empedrados, se revela como una urbe ya para entonces considerada grande por quienes llegaban a ella por vez primera. “Los tapatíos caminaban apresurados, como si fuera tarde. No era cierto lo que decían de Guadalajara, que ahí nadie llevaba prisa. Por la calle San Francisco algunos jóvenes atildados, probablemente escribientes en las notarías, llevaban folios bajo el brazo y caminaban sin mirar a nadie. Matronas de ampulosos vestidos andaban bajo la sombra de sus quitasoles de encaje y saludaban con la cabeza, aquí y allá, sin detener su marcha. En Los portales, las indias de enaguas brillantes mostraban lustrosos tomates en montoncitos de tres rollos de hierbas medicinales: flores de árnica y manzanilla, estrellas de anís y cortezas con todos los tonos del marrón; también había moradas cabezas de ajo y racimos de velas sobre las piedras. En la Plaza de Armas, mendigos andrajosos atosigaban a los transeúntes”. Asimismo, la ciudad reconstruida, fragmentada, ensanchada, ultrajada de los más recientes lustros hace acto de aparición en un contexto en el que a pesar de ser ya otra metrópoli, su hermosura y hospitalidad climática la siguen haciendo única: “lo primero que vi al sobrevolar de nuevo la ciudad fue la línea azul turquesa del horizonte. Eso me hizo desear con más fuerza que Guadalajara tuviera mar”. Los pasajes misteriosos de las calles de la colonia Americana, las avenidas Patria y Guadalupe, los bulevares que miran hacia Zapopan, la Minerva, el Templo de San José, la calle Liceo y su edificio que mira hacia El Santuario por un lado, a La Normal por otro y más allá a la Barranca de Huentitán. Desde luego, no todo es belleza, también hace acto de presencia el polvoriento y olvidado centro, todo, como parte de la anatomía citadina que se vuelve personaje. La historia de Guadalajara con sus personajes, la presencia de hechos sociales que transformaron a la ciudad, los acontecimientos económicos y políticos que definieron fronteras y caracteres, son las fases secundarias que envuelven a esta novela de Celia del Palacio quien ofrece al lector una narrativa, que bien podríamos calificar de integral, desde la óptica femenina, tan en boga en las novelas más recientes hechas por mujeres. Y no es que la narrativa tenga género, eso es tema agotado; pero sí está la intención de quien cuenta, que los hechos surjan y se dibujen desde una voz de mujer, desde una protagonista que igual se confunde con la voz de la ciudad misma. La novela, por sí misma, vale la pena leerla; el hecho de que Guadalajara sea parte vertebral de su historia, pena da no leerla. Martín Almádez Temas Literatura Ayuntamiento de Guadalajara Investigación científica Lee También ¿Cuál es la mejor canción de Epica? ¿Se espantó la LLUVIA? Este es el pronóstico para Guadalajara Nuestra Expo Guadalajara Clima en Guadalajara hoy: el pronóstico para el martes 20 de mayo de 2025 Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones