Entretenimiento | La persistencia, la audacia, la inteligencia y la inquietud son destrezas femeninas. EL PERSONAJE: Una abanderada de la FIFA, María Isabel Tovar “Está desapareciendo el mito de que el arbitraje es sólo para hombres” Por: EL INFORMADOR 5 de junio de 2008 - 19:05 hs En un medio en el que habitualmente los varones son los que se distinguen por las habilidades supuestas del género -rudeza, aguante, desenvolvimiento físico-, a la tapatía María Isabel Tovar Díaz (Guadalajara, Jalisco, 14 de enero de 1975) no le fue necesario ni siquiera ser un remedo de ellos (sólo es ruda cuando tiene que serlo; las demás características las iguala con creces) para, una vez que le agarró el sabor y gusto al oficio, demostrar sus capacidades y así llegar al punto en el que hoy se encuentra. Dice que la persistencia, la audacia, la inteligencia y la inquietud son las destrezas femeninas con las que, a lo largo de más de una década de trabajo continuo, se hizo del privilegiado –y hasta envidiado- sitio que actualmente ocupa en las canchas de futbol de Guadalajara... Y también en las de México y las de cualquier otro punto del globo donde se haga válida su identificación como árbitro asistente oficial avalado por la FIFA. A la fecha ha participado en un promedio de entre 12 ó 15 torneos internacionales (“no lo recuerdo bien”, dice, pero entre ellas se cuentan unas olimpiadas y copas de oro por igual), además de ser tomada en cuenta para la gran mayoría de los torneos nacionales de primera división (excepto el pasado, en el que se mantuvo inactiva debido a una lesión). Desde hace ocho años goza de la acreditación que otorga el máximo órgano regulador de balompié a nivel internacional. María Isabel sabe lo que ello significa y por eso es que el arbitraje, más que un oficio como cualquier otro, se ha convertido en una responsabilidad de la que goza y a la que dedica la mayor parte de su tiempo. Las próximas Olimpiadas en Beijing están dentro de la agenda de la tapatía y, aunque su presencia ya está confirmada, hay dos detalles importantes –sin contar la posibilidad de una nueva e indeseable lesión- que podrían condicionar su intervención como árbitro asistente: no tener la preparación física requerida ni el peso adecuado. Por eso las jornadas diarias de trabajo, que a veces se convierten en sesiones dobles, y las frecuentes subidas (al igual que los hombres) a la báscula. A sus 33 años, con un hijo de siete y siendo madre soltera, María Isabel habla en retrospectiva y recuerda las aspiraciones de aquel lejano 1997: “Ser de las mejores, que me reconocieran internacionalmente. Esos eran mis objetivos cuando empecé. Nunca me puse fechas; las cosas se han ido dando de una manera un tanto espontánea, pero responden a lo que he sido capaz de hacer y demostrar en el terreno de juego”. La cuarta hija de una familia futbolera María Isabel ocupa el cuarto lugar de los seis hijos que tuvieron sus padres. Tres hombres y tres mujeres. A todos, en mayor o menor medida, les gusta el deporte y de manera amateur o profesional han vinculado sus vidas a alguna disciplina. A consecuencia de una cultura familiar enraizada en la afición y en la práctica deportiva, y a decisión propia, la árbitra decidió cursar la licenciatura en Cultura Física y Deporte en la Universidad de Guadalajara, igual que su hermana Virginia. “A mi papá (corredor de fondo y medio fondo y jugador de beisbol) siempre le gustó el futbol. Igual a mi hermano el mayor, quien nos ponía a jugar con él aunque fuéramos mujeres. Pasaron los años y mi hermana Vicky (Virginia Tovar, la primera mujer que arbitró de manera formal en un partido de primera división en México) empezó a entrenar formalmente en equipos junto con Lupita, otra de mis hermanas. Yo, como estaba muy pequeña en ese entonces, sólo las acompañaba. Pero como no abundaban los equipos femeniles, me metían para completar el grupo. De ahí empezó todo”. Durante la segunda mitad de la década pasada, una vez que había concluido con su preparación profesional, María Isabel tanteó en distintas direcciones: fue instructora en talleres para niños, instructora de gimnasia en cursos de verano y maestra de educación física en varias escuelas primarias de la ciudad. Pero simultáneamente, en 1997 se integró a las filas de la Delegación de Árbitros Profesionales de Jalisco una vez que su hermana Virginia (más avezada para esas fechas en el tema del arbitraje) hizo el Curso de Entrenadores que impartía la Federación Mexicana de Futbol y le habló acerca de las virtudes del arbitraje. Virginia, la razón ¿Por qué árbitro y no jugadora? “Vicky tuvo mucho que ver en la elección; por ella entré incluso a la Delegación. Cuando estaba en el profesional (arbitrando en segunda y tercera división), me invitó a hacer el curso (el de la Federación). “Ella me enseñó de qué se trataba el medio del arbitraje, pero no lograba persuadirme; yo no sabía nada ni me gustaba. Pero me convenció, lo intenté y me dejé envolver. Es una actividad a la que le agarré el sabor poco a poco”. “Ya estando dentro de te das cuenta de las cosas –añade-. Pasé por el Colegio Jalisco, donde tuve la oportunidad de tener muy buenos instructores (como Manuel Castillo). Luego estuve en partidos de niños, adolescentes. Empecé a desesperarme un poco, pero tuve que ser perseverante para llegar a partidos de libres (reservas, juveniles). Ahí fue donde adquirí más experiencia. “Después hice el curso de la Federación (Mexicana de Futbol) y lo siguiente fue lo más complejo: otro curso al que entramos más de 40 personas y sólo fuimos seleccionados 10. Hombres y mujeres por igual (las segundas en menor número) y con las mismas exigencias para todos”. En una disciplina que parecía estar destinada exclusivamente para los hombres, “la verdad es que no se requiere una mayor fuerza física; las mujeres podemos igual. Las capacidades necesarias en el terreno de juego las igualamos sin ninguna dificultad. Ahora ya somos varias las que nos encontramos en el medio”. “Antes –continúa- eso era quizás impensable: ver a una mujer arbitrando un partido, mucho menos de primera división. Pero actualmente, según las capacidades y la perseverancia que muestres en el desarrollo profesional, vas ascendiendo. Los límites los pone una misma. Está desapareciendo el mito de que el arbitraje es sólo para hombres. “Cuando empecé mis metas eran diferentes a las de ahora. Al cumplirse una va saliendo una nueva, o aún la primera está inconclusa cuando ya estoy pensando en qué más podría hacer. En aquel entonces, el anhelo mayor era estar dentro del profesional; luego tener el gafete internacional”. Guadalajara le ha dado al país tres de las figuras más reconocidas dentro del arbitraje femenil. Además de las hermanas Tovar, la también tapatía Rita Muñoz acompañará a María Isabel a las Olimpiadas de Beijing. Y a pesar de que ésta no es una experiencia nueva para ella, pues estuvo en las de Atenas, Grecia, en 2004 (fue parte de los partidos de cuartos de final y semifinales), dice que el deseo por regresar consiste en “retomar, mantenerme y mejorar ante los ojos de la crítica internacional”. La calidad arbitral y las satisfacciones “La adrenalina explota cuando estás en el campo. Sentir a la gente, lo que los jugadores te transmiten...”, detalla María Isabel. Pero son ellos, los jugadores, a los que principalmente tuvo que dejarles en claro que no por ser mujer, su calidad y habilidades como abanderada tenían por qué ser demeritadas. “Te vas dando a respetar conforme a lo que demuestras en la cancha. Nunca falta el jugador que se quiere pasar de listo y que, al ver que es una mujer la que está de abanderada, hacer como si no estuvieras ahí. Pero luego ellos mismos se van dando cuenta de lo que eres capaz al ver los partidos grabados: qué tan acertada eres, qué tantas buenas decisiones puedes tomar, qué tantos errores tienes y la personalidad que tengas en la cancha. Porque si, por ejemplo, hay alguno que llegue y grite, debes demostrar una actitud no débil, pero sin ofender y sin meterte en problemas”. “Hay varios jugadores que me caen bien –añade-. Cuauhtémoc Blanco, por ejemplo, cuando estaba en el país era problemático y polémico en la cancha; todo reclamaba. Pero a pesar de eso me cae muy bien, es bueno en lo que hace. Me reía en lugar de enojarme cuando me reclamaba algo. ‘Éste ya va a empezar con sus cosas’. Es uno de los que reconozco como buen jugador. Es un showman”. De las experiencias significativas al ser árbitro asistente internacional, cuenta que lo más grande es tener la oportunidad de conocer diferentes culturas. “De mi bolsa no me podría pagar un viaje a China, Atenas o a tantos otros países en los que he estado por cuestiones laborales. Conoces a gente de todo el mundo cuando estás en un torneo internacional. En el arbitraje, al final la amistad es lo único que se queda”. Pero el reconocimiento también importa. “Me gusta no por vanidad, sino como un indicio de que estoy haciendo bien las cosas. Pero eso viene por añadidura conforme vayas mostrando qué tan buena eres. Que te den un premio o un aplauso por hacer lo que te gusta no tiene comparación”. “Ser madre es lo más complicado que me ha tocado vivir” Cristian, su hijo de siete años, sabe a pesar de su corta edad los compromisos por los que atraviesa su mamá a causa del trabajo. Para él, aunque no entienda qué son unas Olimpiadas o un partido de final de torneo –e incluso ni el arbitraje-, sabe que cuando un evento de estos se atraviesa en la agenda, se traduce en no ver a María Isabel por días, semanas o meses. “Trato de dedicarle el tiempo en calidad. No me queda mucho espacio para estar con él por más de cinco horas por día, por ejemplo. Hay veces que lo traigo conmigo a entrenar y pasa días enteros junto a mí, pero me es imposible ponerle atención. Por eso, cuando a él le toca su tiempo, se lo respeto. Sabe que tengo otras actividades, aunque no le cae muy bien el 20 de todo esto”. Las cosas se ponen difíciles para la árbitra al ser madre soltera y no queda otra más que recurrir a la familia –el eterno equipo de banca- para que se hagan cargo de Cristian mientras ella está de viaje. Sin embargo, María Isabel no descarta la posibilidad de tener un hijo más (“pero sólo uno”) en el futuro. “El ser madre es lo más difícil que me ha tocado vivir, pero también la experiencia más maravillosa de la vida. No hay ni un manual ni un instructivo; nadie te dice presiona el botón rojo; es algo que tienes que ir descubriendo por ti misma. Independientemente de la actividad a la que se dediquen los padres, es complicado. Pero en particular, no es fácil la combinación árbitro/madre”. Un retiro oportuno Los 45 años es la edad límite para los árbitros internacionales y, en lo nacional, depende del desenvolvimiento físico que demuestre el juez en cuestión para considerar el tiempo de retiro. “Pero honestamente, no creo llegar a esa edad. Tengo otras inquietudes y prioridades. En el arbitraje es cuestión de cumplir con ciertos objetivos y retirarte para hacer más cosas. En lo a mí respecta, los límites los pongo yo. Hay quienes esperan a que les digan ‘ya’ y no quiero llegar a eso. Me veo bien cuando me retire, satisfecha con lo que hice como árbitro, dedicándome de lleno a mi carrera. Y, ahí sí, retribuirle en cantidad el tiempo que le debo a mi hijo. Todo sacrificio tiene su recompensa”. Destacado: “Te vas dando a respetar conforme a lo que demuestras en la cancha. Nunca falta el jugador que se quiere pasar de listo y que, al ver que es una mujer la que está de abanderada, hace como si no estuvieras ahí” El partido anhelado Un Chivas/América y la final de las próximas Olimpiadas En el hipotético caso de que... La palabra futbol no hubiera existido en la familia Tovar Díaz “Tan sencillo como que no sabría qué hacer de mi vida. Pienso que sería una persona sedentaria” (risas) Una actividad más Junto con un colega, María Isabel prepara y vende programas de acondicionamiento físico integral para particulares que se preocupan por su condición y para atletas de nivel (esgrimistas, nadadores, corredores, gimnastas) bajo el nombre de Sport Med. Lo nutricional, lo médico, lo psicológico y lo metodológico son los aspectos tomados en cuenta por los especialistas, quienes además imparten conferencias sobre el tema. por: eduardo sánchez fotos: saúl nuñez Temas Tapatío Lee También El río Lerma: un pasado majestuoso, un presente letal Año de “ballenas flacas” El maestro de la brevedad: a 107 años del nacimiento de Juan José Arreola La vida del jazz tapatío Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones