Entretenimiento | Uno de los intelectuales menos convencionales de nuestro país. CIENCIA: Luis González de Alba, genio científico hasta la sepultura Luís González de Alba responde sin chistar cuando se le pregunta qué parte de la ciencia moderna le interesa más Por: EL INFORMADOR 29 de mayo de 2008 - 18:06 hs “Genio y figura de la cuna a la sepultura”, desde su más tierna infancia la física dedicada a las partículas de luz, ya mostraba atisbos de una caprichosa y compleja vida por venir, cuando Newton y Huygens debatían sobre si los rayos de sol penetrando por una ventana lo hacían en forma de onda, o si por el contrario lo hacían como partículas. El advenimiento de la física cuántica a principios del siglo XX cedería una revelación que no podía ser más desconcertante: es ambas –onda y partícula- al mismo tiempo. Luís González de Alba responde sin chistar cuando se le pregunta qué parte de la ciencia moderna le interesa más. “La física”, dice. “Tenemos en ciencia dos grandes teorías que resultaron enemigas (ríe) ¡No las podemos combinar! De un lado tenemos la Relatividad que nos explica perfectamente todo lo que ocurre -al milímetro- en una estrella, con un planeta o con una galaxia. Y por el otro lado tenemos a la física cuántica, que nos dice también con exactitud asombrosa, como nunca antes, lo que ocurre dentro del átomo. Pero no podemos combinarlas. Es decir, las leyes de la física cuántica no las podemos aplicar a las galaxias, y las de las galaxias no las podemos destinar al átomo, ¡no puede ser!”. Dice todo esto en medio de risas, como un niño correteando por el patio escolar. Al igual que la física cuántica, De Alba es “genio y figura de la cuna a la sepultura”, sin duda. “Es eso en lo que están ahorita los físicos metidos -continúa- y es algo absolutamente fascinante. Que eso no se lo digamos a los jóvenes de preparatoria para entusiasmarlos a entrarle a esa solución, ¡bueno! Es que de veras no tenemos capacidad de emocionarnos con nada, porque no hay nada más emocionante que eso, ¿no? Unir al átomo con las galaxias resultó, para sorpresa de todos, que no era posible.” Era un escenario un tanto improbable, se podría pensar, para acompañarnos de un perro dálmata llamado Yango y charlar sobre física cuántica. Escritor, periodista y divulgador de la ciencia, miembro del Consejo Nacional de Huelga del 68, González de Alba fue “preso político” de Díaz Ordaz por casi tres años. Se encontró entre los fundadores de los partidos Socialista Unificado de México (PSUM), Mexicano Socialista (PMS) y de la Revolución Democrática (PRD). Fue también uno de los creadores del periódico La Jornada, en la cual colaborara con sus columnas La Ciencia y La Calle hasta que un pleito con Elena Poniatowska lo dejara fuera del rotativo. Ha publicado novela, ensayo y poesía en medios tales como Nexos, Letras Libres y el diario Milenio. Uno de los postulados básicos de la física cuántica es que no puede establecerse la posición y la velocidad de una partícula en un mismo momento: puede conocerse lo uno o lo otro... pero no ambos. Se ha llamado a esto “principio de incertidumbre”, y es un cálculo de probabilidades lo que incita que una onda se colapse en una partícula en un punto determinado. Olvidándose por un momento de esa su otra pasión, la política, González de Alba describe emocionado la actitud de Einstein conforme los principios de la mecánica cuántica comenzaron su instauración: “Él es uno de los fundadores de la cuántica, pero cuando la cuántica llegó a sus conclusiones basadas en la incertidumbre y en probabilidades, Einstein dijo: ‘señores, yo hasta aquí llegué; ya no los acompaño y Dios que los socorra, porque esto suena muy loco’ (ríe). Fue de donde sale su famosa frase: ‘yo no los sigo porque yo no creo que Dios juegue a los dados’. Es decir, Dios no anda dando probabilidades. Pues si, sí lo hace. Respondió recientemente Stephen Hawking –por desgracia Hawking ni siquiera había nacido cuando Einstein dijo eso-: ‘Dios no solamente juega a los dados, sino que en ocasiones los arroja a donde no podamos verlos’. ¿Se refería a qué? ¡A los hoyos negros!”. Los agujeros negros son curiosidades astrofísicas definiendo el estadio último de evolución de cierto tipo de estrellas masivas. Hawking ha sido una de las figuras centrales en la explicación de la compleja mecánica rigiendo los agujeros negros, y ha demostrado que los mismos liberan radiación a causa de las propias leyes de la mecánica cuántica, la cual ha sobrevivido a todos sus críticos distinguiéndose como la base de terruños tan exóticos como la teoría de cuerdas, los campos gauge, y la cromodinámica cuántica. “El experimento mental que ideó Einstein –mental porque no se podía realizar en su época- para probarle a los físicos Heisenberg, Schrodinger y demás, que estaban diciendo una verdadera barbaridad, resultó realizado en laboratorio por un francés, Alain Aspect en 1983-84 (y también ya había muerto Einstein) y salió cierto aquello que Einstein decía ‘no puede ser’.” México y la ciencia Como un boomerang, la charla gira hacia la política tan sólo por un momento: “No tienes idea de lo que fue esa administración de la abundancia -explica- era el despilfarro y todo monumental. La gente en México es muy dada en decir que los políticos se roban el dinero. Yo no dudo que se roben mucho, pero el país, México, es inmensamente rico como para que lo pueda hundir un presidente haciéndose una gran mansión en lo que se llamó ‘La Colina del Perro’. México resiste eso y mucho más. Lo que no resiste no es el robo, lo que no resiste es el despilfarro en obras mal planeadas, mal proyectadas, mal pensadas y que no están dejando infraestructura. Eso es lo que no resiste”. ¿Qué hubiera sucedido si dicho despilfarro mejor se hubiera realizado en proyectos de desarrollo científico y tecnológico a largo alcance? “Bueno, otro gallo nos cantaría -responde-. Si observas el mundo, la riqueza no viene de las minas de oro ni del petróleo –más que en los países árabes-, pero esa es riqueza de unos días, o de un siglo, la riqueza duradera sólida, la que se desparrama por toda la población viene de la industria, y la industria viene de la técnica, y la técnica surge de la ciencia. “Hace 300 años no había gran diferencia con los países pobres: ni los reyes ingleses tenían excusado ni agua corriente. Eso no existía. No había calefacción y por su puesto no había aire acondicionado. “Ahora resulta que los ciudadanos de clase media baja y de clase baja no tan fregada, oyen más música que los príncipes alemanes en los días de Mozart. Y si no la oyen es porque no quieren, porque se compraron un CD de otra gente cuando el de Mozart estaba a dos por uno. Tenemos, gracias a la ciencia, los de clases bajas un nivel de vida que no tuvieron los reyes. Y eso viene de la ciencia, no de otra cosa. Y nosotros seguimos buscando a ver si nos encontramos la mina de oro. No, no, no: ahora está en la tecnología de punta. La mina de oro viene –y ya está anunciada- en la próxima oleada de computación, que va a ser aquella basada en la física cuántica; vas a tener el lenguaje binario de ceros y unos que utilizan nuestras computadoras, pero van a ser a la vez: cada cero va a ser cero y también uno, y cada uno va a ser uno y también cero. Eso te multiplica por miles de veces la capacidad de procesar los datos. “Todas las semanas sale una noticia en las revistas especializadas de que ya resolvieron este paso, y de que ya resolvieron el otro paso, ya solucionaron otro más; lo que esperaban quedara resuelto en diez años, lo resolvieron en septiembre pasado. Toda la criptografía actual, las claves, aún las más perfectas –las claves militares, por ejemplo- las rompes en un instante con una computadora que tenga ese poder de procesar. Esa es la próxima oleada de riqueza, que si seguimos como estamos, nos vamos a quedar mirando otra vez. No estamos formando físicos, estamos formando inútiles: ¿para qué queremos sociólogos? ¿Para qué queremos expertos en ciencias políticas? Necesitamos físicos, y en particular físicos en física cuántica”. por: josé langarica Temas Tapatío Lee También El río Lerma: un pasado majestuoso, un presente letal Año de “ballenas flacas” El maestro de la brevedad: a 107 años del nacimiento de Juan José Arreola La vida del jazz tapatío Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones