Viernes, 29 de Marzo 2024
El desbordamiento del lago en 1926 sólo provocó daños materiales; en la zona fueron necesarios trabajos para contener los niveles del agua.
Jalisco

El mundo al revés

A inicios del siglo XX la vida en Jalisco era tan diferente que las noticias de entonces, hoy nos parecerían inimaginables

El Informador

Jalisco y Guadalajara se encuentran siempre en constante cambio. No sólo se modifica su paisaje urbano y costumbres, sino también la realidad y las problemáticas que moldean la vida de la población.

En el Estado y la ciudad de antaño, la gente sufría de fenómenos naturales que hoy son prácticamente imposibles: disfrutaba de áreas verdes y recursos naturales, y padecía accidentes viales, hoy inimaginables, que dejaban víctimas en la Perla Tapatía.

Todo esto ha cambiado por la mano del hombre: lagos disminuidos, ríos contaminados, cerros fraccionados y ciclistas que se pasaron de victimarios a víctimas. El Jalisco de hoy es diferente y el de antes parece el mundo al revés.

Los ciclistas atropellan peatones

Pese a que hoy son algunas de las principales víctimas de accidentes viales, en la segunda década del siglo XX los ciclistas eran causantes de estos incidentes y quienes se llevaban de “corbata” a los peatones en Guadalajara según las publicaciones de la época.

El 29 de octubre de 1917, unos días después de la publicación de la primera edición de EL INFORMADOR, un “Mal Ciclista” que respondía al nombre de Arturo Medrano atropelló a la señorita Mercedes Ávila quien resultó con lesiones leves. El conductor fue detenido.


En ese mismo año se presentaron al menos otros tres casos que para una ciudad de apenas 101 mil habitantes resultaron muy significativos, por lo que comenzaron algunos llamados para que los ciclistas manejaran con precaución “sus aparatos”.

El 4 de agosto de 1918, la señora Basilia Carrillo fue herida de gravedad en la cabeza tras ser atropellada por un ciclista que escapó dejando a la víctima tirada en el cruce de Leona Vicario y Calzada Independencia. Fue recogida por la policía.

Afortunadamente, no se registraron víctimas que lamentar, ya que la mayoría de las personas atropelladas sólo presentaban lesiones menores. A medida que el transporte público y el automóvil se popularizó en la ciudad, estos incidentes disminuyeron hasta desaparecer de las páginas del periódico.

Se desborda el lago de Chapala

Debido al enorme volumen de agua de los ríos Lerma, Sahuayo, La Pasión y Zula, el 6 de enero de 1926 sucedió algo que hoy sería casi impensable: el Lago de Chapala se desbordó.

Los ingenieros de la entonces Secretaría de Agricultura y Fomento contabilizaron que a la “laguna” ingresaban aproximadamente 400 metros cúbicos de agua por segundo, principalmente a través del Río Lerma.

De inmediato comenzaron los trabajos para contener el agua a cargo de los ingenieros Francisco Silva, Felipe Parres y Luis León, que hicieron una serie de pozos a lo largo de los bordos para hacer derivaciones. Algunos ribereños realizaron labores de postería, metates y otros materiales que se habían utilizado para detener el desbordamiento del lago en 1912.

El gobernador del Estado, José Guadalupe Zuno, llamó a los presidentes municipales de La Barca, Jamay y Ocotlán a dirigir los recursos necesarios para proteger a la población pues el agua ya había ingresado a algunas de las principales avenidas de las demarcaciones.

El desbordamiento no cobró vidas y sólo dejó algunos daños materiales en terrenos agrícolas en Jalisco y Michoacán. El Gobierno del Estado destinó recursos por cuatro mil pesos de aquel entonces para detener al agua.

Excursiones al Cerro del Cuatro

Antes de ser alcanzado por la urbanización irregular, el Cerro del Cuatro era un área verde popular entre los excursionistas que llegaban al entonces poblado de Toluquilla atravesando el monte.

En 1937 se realizaron varios esfuerzos para reforestar el espacio por parte de comunidades agrarias y el Departamento Forestal, de Caza y Pesca hizo gestiones para adquirir un terreno que funcionaría como vivero y semillero.


Por allá de 1942, 32 miembros del grupo de exploradores mexicanos “Chimalhuacán” realizaron su quinta excursión a pie al poblado de Toluquilla partiendo del pórtico de la ex Universidad de Guadalajara y atravesando el Cerro del Cuatro. También era utilizado por la milicia para hacer prácticas de terreno.

En la década de los cincuenta se construyó una Planta de Tratamiento de Agua a las faldas del cerro y a principios de los sesenta comenzaron a salir los primeros anuncios en medios locales de venta de terrenos en el monte para urbanizar. Hace 25 años comenzó la invasión de asentamientos irregulares.

Actualmente, la cima del Cerro del Cuatro se encuentra poblada y con varias antenas de telecomunicaciones. Las nuevas colonias han cambiado el paisaje del lugar, hasta hacer imposibles los antiguos paseos a sus alrededores.

El Salto de Juanacatlán, el “Niágara mexicano”

Por su belleza natural, la cascada del Río Santiago era conocida a finales del siglo XIX y en la primera mitad del XX como el “Niágara mexicano”. La caída de agua era una atracción turística en la zona, por lo que a su alrededor había algunos hoteles y el Club Deportivo Río Grande, que era sede de partidos de fútbol y de beisbol. 

Desde Guadalajara, en los años treinta y cuarenta, se organizaban excursiones en camiones que salían desde la calle Independencia (con un precio de 2.25 pesos por un viaje redondo en aquel entonces). El “Hotel Niágara” tenía música en vivo y baile todos los domingos. 

En la década de los ochenta comenzó a decaer por la marcada disminución del caudal provocado principalmente por la entonces Compañía Federal de Electricidad que lo utilizaba para generar energía. Según cuentan las publicaciones de aquellos años, de la bella cascada sólo quedaba un triste chorrito.

Ese tramo del Río Santiago es actualmente el cuerpo de agua más contaminado de América Latina con presencia de olores fétidos, metales pesados, aguas turbulentas y aparición permanente de densa espuma blanca. En 2009, la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH) emitió una macrorrecomendación por la problemática. Del “Niágara mexicano” sólo quedan recuerdos.

Este artículo forma parte de la edición conmemorativa de los 100 Años de EL INFORMADOR. El resto de los contenidos especiales están disponibles en ESTE ESPACIO y también puedes consultar la versión hojeable digital PULSA AQUÍ.