Jueves, 23 de Octubre 2025
Deportes | Por Francisco Baruqui M.

De los Toros con Verdad por Francisco Baruqui

Yunteros de Pañalba; lo mismo que de Quirós…

Por: EL INFORMADOR

Aquí sí…  Pese a la advertencia siguió el engaño.

Lo venía señalando en mis anteriores escritos sobre los fracasos estrepitosos de la vacada mansa de Bernaldo de Quirós en cuanta plaza ha comparecido.  Bajo el disfraz de un segundo hierro con el nombre de Peñalba, la falta de sensibilidad profesional de los promotores en franca provocación, ha vuelto a tomar como víctima al cándido público guadalajarense.

Por todo lo visto con antelación yo pregunto: ¿qué se podía esperar..?  Sonará fuerte, sobre todo para algunos ganaderos como exponentes máximos de la mercanchiflería taurina a las órdenes de los “starletts”.  ¿Qué esperarse se podía de ganado auténticamente de MEDIA CASTA..?

Sí amigo aficionado lector que has sido engañado en la plaza y que tienes la paciente atención de seguir mis letras.  Se pensaba que de la noche a la mañana y mediante un giro leve con la “varita de la virtud” en donde la sangre mansa – mencionar brava sería caer en el error --, la casta aguada, la DEGRADACIÓN del inmenso ejemplar que es el toro de lidia, uno de los más hermosos animales de La Creación, de buenas a primeras se haría desaparecer la mansedumbre para, ¡Oh, magia..! que aparezca la bravura, eso…  Eso, vamos, ni un infante villamelón se lo traga, empero….

Empero, sí tragó el espectador al que se ha esquilmado con un desfile de reses desrazadas, sin gota de sangre bravía, que no galopaban pero sí trotaban como cochinos siendo castigados con la puya tapándoseles la salida; huyendo siempre y agarradas al piso obligando el sobeo de los toreros para sacar la acometida caminera, -- decir embestida también me haría caer en el error --, propiciando un espectáculo tan desesperante como deleznable al que se ha reducido la SIESTA DE TOROS por su intrascendencia ante la eliminación de la emotividad, de la transmisión, y la aparición del riesgo minimizado que es, a no dudar, lo que buscan los figurines.

Si algo tuvo el encierro peñalbeño fue, a excepción del novillote primero de rejones, fue presentación y crianza como astifinos pitones, -- a ver cómo sale el reporte veterinario de la corrida de dos extranjeros y uno nacional, ésta con el hierro original de Bernaldo de Quirós --, aunque feos de hechuras, varios muy cortos de cuello, degollados como decimos en el argot, que llana y simplemente dieron al traste la función.

Seguramente la empresa compró para sus numerosas plazas las camadas completas de las dos dehesas, a sabiendas que los coletas hispanos no les pondrán pega toda vez que lo que buscan es el manso fácil pero…  Pero, lo aseguro por lo visto, ¡Se han pasado…!  Que sí…  ¡Se han pasado..!

Buena disposición la de Joselito Adame quien inclusive cubrió el tercio de banderillas en sus dos buscando la espectacularidad en un arqueo sobrado del cuerpo al clavar escuchando aplausos, y que tras de quitar por saltilleras, ante un tonto que no sabía para qué tenía los pitones y apenas sosteniéndose en pie, tras iniciar con cambiado por la espalda engarzó series de toreo por abajo con las dos manos y por ambos lados recibiendo palmas, para cerrar con manoletinas y matar de un bajonazo pellejero, -- no sabe pasarse en el embroque ni tampoco vaciar al soltar la mano de la espada --, llevándose sonora rechifla.

Con el quinto, un cornudo sin fuerza que tiraba a inválido que acometía doblando los remos, vamos, de rodillas, voluntad e intención pero sin lucimiento mayor.  Mejor suerte para la próxima.

Lamentablemente no veo avances en un torero como Mario Aguilar que hizo cifrar tantas esperanzas de novillero y al que vi en Madrid con empeño y valor pero esperando más de un joven torero que ha pasado temporadas en la península ibérica aprendiendo y haciendo rodaje.

Con el tercero tuvo buenos momentos aislados frente a un astado que con su mansedumbre palpable regateaba la faena y al que el aguascalentense despenó de dos pinchazos y entera.

Con el sexto más tesonero ante un toro con más fuelle que los restantes y que midió al torero cogiéndole aparatosamente llevándose un  palizón de órdago, sin hacer carne el pitón por fortuna, saliendo luego de unos minutos de la enfermería estando a punto de nuevo de que le levantara los pies del piso cobrando pinchazo y seis golpes con la espada corta de descabellar.

El atractivo de la función era, para una concurrencia distinta aficionada al caballo, --  que hizo una entrada de tres cuartos --,  y a los lucidos números que tan bien realiza el gran equitador que es el estellés Pablo Hermoso de Mendoza, que luciendo su cuadra torera ante un novillón castaño que apenas podía con su alma, hizo las delicias del público hípico dentro del mismo tenor de sus actuaciones, hábil monta, buen temple y, esencial, conocedor profundo de las reacciones de la masa a la que sabe llegar y  controlar, la que luego de dar el rejonazo de muerte efectivo, le concedió una orejita entre alguna división.

Con el cuarto, más toro que el disminuido que abrió plaza, Hermoso estuvo lucido en una labor de buen talante clavando rejón de recibo, -- que es casi de muerte --, banderillas y cortas que le valieron ovación, sólo que al matar dejó la hoja trasera y defectuosa por lo que el juez, muy acertadamente, no otorgó el trofeo.

Por cierto, trae Pablo en su cuadrilla al típico peón “palero-motivador” que al doblar la res, gesticulando y alzando los brazos, increpa a la autoridad a fin de echarle el público encima y provocarle la bronca si no da la oreja.  No creo que un rejoneador como él lo necesite.  Para pueblitos…  Para pueblitos, tal vez, pero…  Pero aquí es Guadalajara.

Correo electrónico: francisco @ baruqui. com

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