Jueves, 09 de Octubre 2025

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Deportes | Por Héctor Huerta

Atuendo futbolero

'El político piensa en las próximas elecciones; el estadista piensa en las próximas generaciones'. James Freeman Clarke

Por: EL INFORMADOR

* El Atlas necesita a un Florentino Pérez

Con la lámpara de Diógenes, o con la luz siquiera de una luciérnaga, lo que el Atlas necesita buscar urgentemente no son refuerzos para salvar la situación del descenso. Necesita un líder directivo que comprenda que no hay futuro sin presente.

Ya es tiempo de que el Atlas dé un golpe de timón directivo, que lo instale en la ruta de despegue para los nuevos tiempos. La afición no está cansada: está harta de la situación, de luchar cada seis meses contra el fantasma del descenso.

El problema de forma pueden ser los refuerzos. El problema de fondo es directivo.

Al Atlas han llegado grandes jugadores (Héctor Chumpitaz, Rafael Albrecht, Eduardo Berizzo, Robert de Pinho, Bruno Marioni), pero también han llegado grandes fraudes, coludidos con directivos y promotores, para llevarse una tajada del pastel, aunque los refuerzos resulten simples fiascos.

Pero este Atlas de hoy, que sólo está encima de la tabla porcentual del Querétaro y de los Indios, no necesita entrenador, ni delanteros, ni defensas, ni un portero. El Atlas necesita un directivo visionario, un soñador que arriesgue el futuro del equipo en una aventura colosal, que sirva no para salvar del descenso, sino para refundar literalmente a todo lo que significa el futbol de Academia del Atlas.

Nunca, nadie, en la historia de casi 100 años del Atlas, ha pensado en las próximas generaciones. Todos, de apellidos rimbombantes, unos de cuna humilde que hicieron fortuna a la buena, otros que nacieron con pañales de seda, otros aventureros que llegaron aprovechando una oportunidad, pero todos por igual han padecido la enfermedad de la miopía. No ven hacia el futuro.

Al Atlas no le hace falta el delantero brasileño Rómulo Marques Antoneli, ni le hace falta Andrés Chitiva. Al Atlas le hace falta Florentino Pérez, ese hombre que llega a las elecciones del Real Madrid ofreciendo a Cristiano Ronaldo, a Kaká y a Benzemá, y a los días de tomar posesión asume el gran riesgo de jugar el futuro de la institución en golpes mediáticos y deportivos que transformar la paz aparente de la afición blanca.

La primera vez fueron Luis Figo, Zinedine Zidane, David Beckham y Ronaldo, todos ellos revulsivos mundiales, que llegaron a integrar el equipo de los Galácticos y que posicionaron al Real Madrid como la marca de marcas del futbol, por su pasado, por su presente y por la apuesta al futuro.

Una vez cumplido su ciclo, el Real Madrid cayó en momentos de oscuridad, pero siempre peleando los campeonatos, pero con administraciones poco aseadas, de las cuales todavía hay investigaciones judiciales.

Luego llegó otra vez la sesión plenaria de los socios donde nuevamente se apostó por la espectacularidad de los fichajes imposibles, por las bombas mediáticas que pondrían nuevamente al Real Madrid entre los tres más importantes del mundo. Saben Florentino Pérez y su principal asesor Jorge Valdano que en este momento el Barcelona es el modelo a imitar, es el referente del futbol que combina la belleza del juego lindo con la eficacia del juego resultadista.

Aunque hoy es más difícil, el Real Madrid volvió a posicionarse con sus golpes espectaculares y las contrataciones que nadie soñó. ¿Cuánto se tendría que gastar en refuerzos? Lo que fuera. El presupuesto era ilimitado. Cientos de millones de euros servirían para plusvalizar la marca, de paso, pero también para hacer un cuadro fuerte, capaz de competir contra el mejor del mundo, contra su vecino catalán el Barcelona.

Florentino Pérez es así: no piensa en las próximas elecciones, sino en las próximas generaciones.

¿Quién, en 93 años de historia del Atlas, ha pensado con la visión de Florentino Pérez? ¿Quién es capaz de poner de su inmensa fortuna (porque los hay y muy ricos) en la mesa 30 millones de dólares para contratar de un solo golpe a Oswaldo Sánchez, Paulo da Silva, Humberto Suazo, Vicente Sánchez, Carlos Salcido y Gerardo Torrado, para hacer la columna vertebral de un Atlas que aspire a ser campeón en el corto plazo?
Vaya: simplemente leerlo lo consideran una estupidez. ¿A qué idiota se le ocurre pensar que el Atlas está diseñado para ser campeón? No, viejo, el Atlas es para los románticos, para los perdedores, para los mediocres, para los que sólo viven la angustia del hoy y no piensan en el mañana.

Este Atlas es un barco siempre en zozobra, que simplemente aspira a no hundirse. Es una fábrica de talentos para vender, para enriquecer unas cuantas manos en comisiones. Porque, dígame usted, ¿dónde está el dinero de la venta de Rafael Márquez al Mónaco o de Andrés Guardado al Deportivo La Coruña? Estamos hablando de casi 15 millones de dólares, la mitad de lo que se necesita para diseñar, a lo Florentino Pérez, un Atlas para campeón.

Los directivos del pasado y del presente sólo piensan en cómo contratar un entrenador más barato, en cómo conseguir el préstamo con opción de un jugador interesante o en que surja de la cantera otro “jugador-salvanóminas”, cuya venta sirva para financiar los siguientes dos torneos.

¿Usted cree que el actual presidente, Carlos Martín del Campo, se arriesgaría a poner en la mesa 30 millones de dólares para contratar seis jugadores de probadísima capacidad? Guardadas las proporciones, la aventura se trata de que Carlos Martín del Campo se convierta en el émulo de Florentino Pérez, pero a la tapatía, a lo Atlas. ¿Lo hará? Por supuesto que no. Esta directiva, como todas las del pasado, viven solamente para pagar pasivos, para vender esperanzas y para ilusionarse con una miserable calificación a la liguilla, ahora que han calificado tan poco en los últimos años.

Como fábrica de talentos, el Atlas ya debería de ser un emporio financiero-deportivo. Ha vendido a dos selecciones Resto de América en los últimos años. Apunte: Oswaldo Sánchez, Jesús Corona, Robert Dante Siboldi, Armando Navarrete, Pavel Pardo, Rafael Márquez, Hugo Castillo, Diego Cocca, Pablo Lavallén, Miguel Zepeda, Juan Pablo Rodríguez, Daniel Osorno, Andrés Guardado, Eduardo Berizzo, Robert de Pinho, Jared Borgetti, Emmanuel Villa, Mario Méndez Olague, Omar Blanco, Fabricio Fuentes, Diego Colotto, Fernando Salazar, Juan Pablo Santiago, Ulises Mendívil, Juan Carlos Medina o Juan Carlos Valenzuela.

¿Cuánto dinero obtuvo el Atlas de estas ventas? Y una interrogante más interesante de que aclaren: ¿dónde está esa fortuna? Con seis o siete jugadores de esos se juntarían los 30 millones de dólares que se necesitan para refundar a un Atlas con posibilidades de ser campeón.

Hoy, con salvarse del descenso, con eso se conforman estos directivos loser.

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