Atuendo futbolero

¿De qué sirve que Sven Goran Eriksson vaya a los partidos de la Primera División, como hizo ayer en Toluca, si no se puede desprender de sus filias y fobias al analizar a los jugadores?

En Toluca vio brillar como un sol al brasileño naturalizado mexicano Antonio Naelson “Sinha”, pieza fundamental en la victoria de los rojos sobre el Cruz Azul, que les permite mantenerse en el liderato general.

Pero Eriksson vio, pero no cambió su veredicto de eliminar al jugador más talentoso que participa en el torneo mexicano.

Este Toluca, el campeón, el mejor de México, el líder invicto del actual campeonato, no tiene ningún jugador mexicano seleccionado.

¿Es esto posible? En la miopía de Eriksson, sí, es posible. ¿Por qué de otros países llaman a Paulo da Silva y a Héctor Mancilla? Porque no los dirige Eriksson y aunque sea a la distancia, han sido bien observados. Y también sus otros extranjeros, Hernán Cristante y Leandro Romagnoli son elementos de Selección argentina, pero por ahora Diego Maradona no ha pensado en ellos por la gran competencia que hay en sus puestos.

El Toluca tiene a Édgar Dueñas, que demostró este domingo ser más confiable que Julio César “Cata” Domínguez; también tiene a Israel López en mitad de campo, que es más bravo cinco veces que Leandro Augusto, pero no le gusta a Eriksson por chaparrito; también pudo ver en los costados a Carlos Esquivel y a Néstor Calderón, que tampoco le gustan y en los laterales hay dos hombres confiables como Mario Méndez Olague y Manuel de la Torre, que no entran en sus planes.

Pero sobre todos ellos, quien brilla con luz propia es “Sinha”, el mejor “10” del futbol mexicano, el representante del talento en una cancha, el artista de la pelota, el que improvisa sobre la partitura conocida, el que lleva el peso ofensivo de su equipo.

“Sinha” ya jugó con México Copas del Mundo, Copas Confederaciones, Copas América y Copas de Oro. Lo que no ha jugado es una copa de champagne con Eriksson, porque en público y en privado se ha expresado mal de su forma de jugar.

Más de 100 millones de mexicanos saben que “Sinha” es el más talentoso futbolista que juega en nuestro país. Pero una sola persona, el entrenador nacional, todavía no le gusta.

Y lo malo es que un capricho, una necedad o una estupidez hará que “Sinha” esté en su casa viendo partidos eliminatorios por televisión, cuando México lo necesita en la cancha, para sacar de su talento jugadas inesperadas, que sorprendan a las defensivas de Costa Rica y Honduras.

Todavía faltan unos días para que Eriksson reflexione. Aunque muchos prefieren que se equivoque ahora, que pierda incluso su partido contra Costa Rica, porque en la tercera base, listo para correr a home, se encuentra Javier Aguirre.

El “Vasco” aceptaría una oferta para volver a la Selección mexicana, siendo el entrenador que millones de mexicanos esperan.

Porque si Aguirre no aceptara el compromiso, México ya tiene a un candidato sólido, maduro, con gran capacidad y al que sólo le falta equilibrar sus emociones ante el elogio para no marearse arriba de un ladrillo.

Nos referimos a José Manuel de la Torre, que ha sido dos veces campeón (con Chivas y con Toluca) y quien llegó ayer ante Cruz Azul con otra victoria a su partido 100 en la Primera División.

Ese “Chepo” que también Eriksson ha visto desde la tribuna del Estadio “Nemesio Díez”, podría ser su sucesor en caso de que Aguirre, por la razón que sea, rechazara la oferta para dirigir a la Selección Nacional.

Y, ojo, el “Chepo” es candidato por méritos propios, no porque su hermano Néstor sea el nuevo responsable de la Dirección de Selecciones Nacionales.